Capítulo 5

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—Chicos —la voz de Melissa se escucha por toda la sala de la casa Stilinski, asiendo eco al mismo tiempo que la piel de todos se eriza. Y como si de una fuerza invisible se tratara, los chicos voltean lentamente atendiendo al llamado de la mujer madre de su alfa— Melissa al captar la atención de los chicos, con voz temblorosa y a la espera de que alguién conteste con una respuesta positiva y no negativa dice aquellas palabras que tanto tiempo deseo nunca decir. —¿Dónde está Parrish?

Silencio...

Es lo único que se escucha después de soltar aquellas palabras y después de sopesarlas, cada uno de los presentes salen en una busqueda por el agente, incluido, en la desesperada búsqueda, el Sheriff el cual ciertamente baja al sótano encontrándose con la peor imagen de todas.

Deseando en su interior que lo que esta viendo en aquel lugar sólo sea producto de su desesperación, cierra los ojos contando mentalmente hasta veinte abriéndolos lentamente, pero nada... Nada... Absolutamente nada cambia.
El panorama sigue dando la misma imagen, la cual le pone el cuerpo helado y después de tantos años no ruega absolutamente nada a la Luna, no siente ese pulsante dolor que lo asfixia, porque él sabe lo que pasa, él sabe que ya no existe marcha atrás.

La profecía dictada hace tantos milenios atrás se ha cumplido y ya nada puede ser igual.

Resignado mueve su mano hacia su rostro cansado, retirando con fuerza de sus mejillas demacradas las gotas saladas que antes no apartaba, pero ahora afrontará la oscuridad que se viene a su vida como a la de la manada y todo ser sobrenatural existente en la vida.

Y ahora que ni Claudia o Stiles estaban en su eterna vida había llegado la hora de marcharse con ellos, pues ya ni siquiera la protección de Luna lo podría mantener con vida, él lo sabía, era la ahora de descansar...

Al fin podía cerrar los ojos para volver a verla, para poder estar con Claudia. Su único amor verdadero.

Con desición mira el sotano encontrándose con las cuerdas que antes sostenían al agente destrozadas o mejor dicho echas cenizas al igual que la pared partida en dos, aquella misma que fabricó Deaton para mantener al joven agente recluido en un lugar para que no pudiera entregar el cuerpo inerte de su hijo a los brazos del enemigo.

Noah sigue las marcas de ceniza hasta dar con una ventana que da hacia la entrada del bosque, mejor conocido como el sendero para ir al nemeton, encontrándose así con las huellas de un perro. Se acerca lentamente a ellas tocándolas delicadamente y es en ese momento donde frunce el ceño con fuerza al saber que el sahueso a tomado su forma real, la del perro que dirige el alma a su verdad, cae de rodillas ahogando el grito de agonía que intenta salir y después de tantos milenios, susurró para maldecir el día en que conoció a la Luna, el día en que su belleza lo cautivo porque desde ese día su vida murió para vivir el destino que ella le daba, porque desde aquel 3 de enero hace miles de años atrás su vida ya no le pertenecía, él era un eje que se manejaba al antojo de esa pareja que vivía en el universo distanciados por el calor de otros brazos, porque sí, Noah Kamil había muerto para ser solo Noah Stilinski, un ser que aprendió amar la inocencia del amor disfrazado en una constelación.

Claudia, su Claudia y él habían decidido olvidarse de todos, pero el nunca pudo estar alejado de la envidia de Lucy.
Ella siempre supo dominarlo y ahora le arrebataba lo único bueno de haber vivido década tras década apartado de la sociedad hasta el día en que la familia Hale había llegado a Beacon Hills trayendo con ellos la esperanza de ver a su hijo crecer al fin, porque ellos sabían que la familia Hale traían muy pronto en su manada al ser que era destinado para su hijo, aunque, claro esta, que Hades nunca dejó de intentar condenar a su hijo por algo que la joven Moon había causado a su familia.
Ese, es el enemigo más vil de su hijo, el que hizo todo lo posible para que aquella profecía que había dictado el Sol al ver la verdadera esencia de su hijo, llegará a su cometido y después de tantos años lo logró.

E̶s̶ D̶i̶f̶í̶c̶i̶l̶ O̶l̶v̶i̶d̶a̶r̶t̶e̶ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora