Capítulo 9

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Maratón 4/4

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—¡Stiles! —El grito detrás de él lo sacó de sus pensamientos.

El castaño intentaba recordar cosas, pero por más que intentaba no lo hacía, su mente estaba reteniendo información, se podría decir que era un estúpido juego mental que lo estaba llevando al colapso total y eso se debía a que su mente sólo le daba imágenes de cosas junto a voces distoricionadas, él podía sentir ciertas emociones, pero eso era lo único, nada lo conectaba con las situaciones que los chicos le hablaron.

Era frustrante, le frustraba no recordar su vida.

Ciertamente había pasado una semana desde el recuerdo que tuvo de su amiga Paige con Derek.
Una semana donde se mantiene alejado del moreno.

Esto, la lejanía con "su pareja" era a causa de no recordar nada de la "relación" que mantuvo con el lobo gruñón, ahora prefiere mantenerlo a raya hasta que él, al menos recuerde una mínima parte de su estadía juntos, por otro lado, también a pasado una semana menos para que él recuerde todo.

Él mismo se tortura, lo que ocasiona que su mente sea un revoltijo de ideas, imagenes, sensaciones y pensamientos que no encajan en algo coherente.

—Stiles —volvió a escuchar, era la voz de una chica llamándolo, esta vez en vez de gritar su nombre, era un susurro detrás de él, aquello logró sacarlo de la batalla entre su mente y razón, volteó dándole frente a la insistente chica que lo llamaba con urgencia.

Ahí en frente de él se encontraba una chica pequeña de cabello negro, tez blanca y rasgos asiáticos, si mal no recuerda, Isaac le había dicho que esa chica era la hija de su maestro de historia, la cual había ingresado hace poco menos de tres meses y que por alguna razón a ellos no les parecía buena persona, pues según —palabras del ruloso— había algo en la chica que hacía que su lobo la quisiera lejos de él como si estuviera preparándose para un enfrentamiento, viéndola ahora, de frente a frente, al castaño le parecía una persona agradable, así como una pequeña bola de pelos tímida que necesitaba siempre la protección de alguien para que no se metiera en problemas.
Stiles sonrió enternecido al imaginarse a la chica como un pequeño zorrito persiguiendo su cola mientras pedía por su mamá. La chica por otro lado miró intrigada a Stiles, ya que en su rostro tenía una sonrisa maternal, que ocasionó una revolución en su interior lo cual, de cierta forma, la volvía vulnerable, a tal grado de querer dejar salir su esencia, pero recordó donde estaba y quienes la miraban, así que posó una de sus delicadas manos en el hombro del castaño llamando su atención y al lograr tenerla, se acercó a él dándole un beso en sus labios, sellando así la promesa de cuidar sus pasos como la Luna Buena cuida los de ella. —Nos veremos pronto hijo de La Noche y del Humano Inmortal.

Decir que Stiles quedó estupefacto es poco, decir que el beso le dio un aire puro de protección, incluso más de la que ya sentía con la manada, fue poco. Al tener el calor de la asiática cercas de él; se sintió como en casa, con esas fuerzas de liberar algo que se esconde en su ser, más los ojos marrones de la chica le decían en silencio que aún no era tiempo, entonces él lo haría, esperaría el tiempo que fuera necesario para saber que era lo que tanto le redeaba.

Pero había algo que el chico quería saber, algo que lo dejaba inconforme, pero antes de que pronunciara una palabra, Liam, llegó a su lado preocupado al a ver visto la escena que daba la hija del señor Yukimura para con su mamá —¿Sty estás bien? —La pregunta del chico no tuvo respuesta, en cambio tuvo otra pregunta —¿Cúal es el nombre de esa chica? —Stiles señaló el lugar donde la peligro se encontraba platicando con su padre, hombre que miraba de soslayo hacia con ellos y Liam sin saber porqué, dejó salir parte de su lobo, a él tampoco le agradaba la chica, menos ahora que Stiles estaba tan concentrado en ella. —No importa, vámonos Stiles —dijo sin más jalando o mejor dicho intentado, jalar al ojimiel, el intento se llevaba a cabo por consecuencia de que Stiles parecía estar plantando en el suelo sin ninguna intención de moverse y claro que no lo haría, al menos no hasta que su amigo le dijera el nombre de la asiática —Sí Liam, si importa, menciona su nombre o sino... No nos moveremos de aquí —sentencia el de tez pálida cruzándose de brazos asiendo que la chica riera al poder oír la conversación y que Liam bufara por el repentino interés de Stiles hacia la niña mimada de papá, cosa que Liam junto a los demás lobos creían.

E̶s̶ D̶i̶f̶í̶c̶i̶l̶ O̶l̶v̶i̶d̶a̶r̶t̶e̶ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora