Capitulo 30

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Christian

Tomó las cosas que ocupare, salgo del despacho con Krypto detrás de mí.

Mi mujer está en la sala, sólo con una bata cubriendo su cuerpo.

Escucha mis pasos y se gira para verme.

-Cariño...-camino hasta donde ella está, dejo las cosas que traigo en mano sobre la mesilla, me siento a su lado.

-Ya me voy cariño...

-Ah no -se me acerca. Se lo que va intentar pero tengo que mantenerme firme y no caer. Me mira haciendo un puchero.

-Nos vemos mañana en la tarde -le guiño el ojo.- Quiero que te portes muy bien, también quiero que comas y te cuides -acaricio sus mejillas.

-Claro no te preocupes -me dice.- Todo estará bien, cuando ya vayas a llegar llámame por favor -se me acerca más.

-Lo haré -sus labios tocan los míos.

Nos besamos tranquilamente por unos segundos, hasta que escuchamos el ladrido del pequeño.

Me separo de mi mujer, el pequeño se pone en dos patas y me ladra, pero mi esposa lo toma en brazos.

Dios.

-Eres hermoso -le dice.

-Oye...-me levanto y tomo al pequeño, lo llevo al despacho y lo encierro ahí.

-¡Christian! -me grita Rachell.

-Espera...-la detengo cuando veo que va a donde deje al pequeño.

-No...

-Quiero besarte a gusto...-la atraigo a mí.

La beso apasionadamente, como siempre hago, meto mis manos debajo de su bata, hasta que llego su trasero.

-Christian...

-Ahora sí, me tengo que ir -le doy un beso pequeño.- Cuídate mucho cariño, enserio -acaricio sus mejillas.- Regreso mañana -ella me da un beso. Me agacho para poder darle un beso a su vientre.

-Tu también, cuídate mucho cariño, cuando llegues háblame -me dice.

-Claro no te preocupes -le guiño el ojo.

Me suelto de ella, regreso a la sala, tomó mis cosas.

Me giro y una vez más le doy un beso.

-Cuídate mucho -susurra.

-Te amo -le sonrió y ella me responde igual.

Salgo de ahí.

Camino al ascensor, óptimo el botón de la planta baja. Espero.

Unos largos minutos después, estoy subiendo al avión, la azafata y el piloto me dan la bienvenida.

-Señor Clark -dicen los dos.

Yo solo hago una inclinación de cabeza y camino a los asientos.

Esta vez solo pedí el jet privado, el que antes ocupaba cuando viajaba solo.

Abrocho mi cinturón y espero a que la azafa y el piloto se acomoden en sus lugares.

-Señor Clark -escucho la voz de Adaly a mi espalda.

-Señorita Ferreira -le indico que se siente frente a mí.

Ella lo hace.

-¿Quién te trajo? -pregunto.

Siempre junto a tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora