Capítulo 12

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Salgo de la habitación descalza, con las botas en la mano para no despertar a Annie, la miró, está claro que ni un terremoto la podría despertar.

Llegó a la planta baja, la puerta del garaje está abierta, y es ahí cuando les veo.

- Buenos días preciosa.- Jay se estira y respira tan fuerte que tiene que dolerle.

- Buenos días J ¿y Aiden?

- Acaba de ir a comprobar si nuestra salida secreta sigue siendo una opción, tenemos una en cada edificio de Eren, por si acaso hay que comprobar.

Aiden viene corriendo, y sonríe al llegar.

- Sigue como la dejamos tío.- y choca la mano con Jay.

- Bonitos calcetines .- bajo la vista y efectivamente todavía no me he calzado,ya se me había olvidado
... y así es como quiero convencerles de que soy útil.

Salimos por un agujero hecho en una valla, menuda salida secreta... y corremos calle abajo.

Aiden va el primero y Jay el último.

Atravesamos varias calles hasta llegar a una residencia de ancianos.

Aiden nos indica con gestos que nos quedemos fuera pero no entiendo que quiere decir, pero si solo está saludando con la mano que gesto es ese, le sigo y Jay corre detrás de mi maldiciendo en voz baja, pero no me detiene.

-¿Pero que hacéis?.- lo dice tan bajo que apenas le oigo.

Jay se disculpa con las manos y nos adentramos los tres en la habitación de medicinas. Ahora entiendo por que Aiden insistió en llevar tantas mochilas vacias, está llena de medicamentos.

Jay viene con una hoja en la que están escritas las cantidad y los nombres de las pastillas, cogemos lo que Aiden dice que es importante y salimos de allí, solo hemos tardado diez minutos en total y no ha habido ningún problema.

Llegamos a otra calle mucho más lejos, es la última y ya hemos conseguido docenas de latas de estofado, medicamentos, cazadoras y un par de escopetas.

Aiden quiere conseguir calzado para los más pequeños, nuestra última misión se basa en entrar en una tienda de bebés abandonada y coger todo lo que podamos.

Nunca había entrado en una tienda de bebés, pero teníamos una al lado del instituto, cuando volvíamos a casa mi  vecina Luisa y yo solíamos quedarnos mirando el escaparate. Era todo precioso, había mantas de todo tipo de colores y peluches de animales por todas partes, en una ocasión Luisa entro y la dependienta se escandalizó tanto por su edad...pensó que mi amiga estaba embarazada, ni siquiera pude entrar Luisa salio disparada, llegamos a nuestra calle corriendo y no paramos de reírnos durante días.

Ahora todo está oscuro, no hay luz, solo parpadea un fluorescente va y viene, no ilumina lo suficiente, se ve tan mal que Aiden me lanza una linterna.

Hay restos de sangre seca en el suelo, todas las estanterías están rotas y apenas hay algo que sirva.

- Farha ilumina aquí.- Jay está agachado frente al mostrador entre el montón de ropa tirada encuentra zapatos, hay un monton y por un momento siento alivio. Me quedo con él, giró sobre mí misma moviendo la linterna de un lado a otro y cuando vuelvo a iluminar a Jay centro mi mirada en el mostrador, más bien detrás de él.
Asoman dos pies descalzos destrozados, uno ni siquiera tiene dedos y el otro casi ni existe.

-Aiden.- lo digo muy muy bajo y viene hacia mi despacio, vuelvo a centrar la luz de la linterna y en el mismo instante en el que lo ve un movimiento casi imperceptible cambia uno de los pies de posición.

- Jay, hermano quiero que vengas hacia nosotros muy despacio.

Sin que Aiden se de cuenta saco el machete que guardaba en la mochila. Cuando Jay mira hacia arriba el putrefacto ser le gruñe en la cara, lo lanzó.

Da de lleno en la frente de la mujer pero no alcanza la profundidad que quería así que no se desploma en el suelo, al contrario va más rápido hacía Jay.

Aiden corre hacia el y le agarra de la capucha tirando para que se levante.

-¡¡¡Farha corre!!!

Voy tan rápido que llegó la primera a la puerta de salida, pero es imposible salir hay siete cambiados golpeando el cristal.

- ¡¡¡Aiden!!!

Mira hacia mí y se da cuenta del problema antes de alcanzarme me chilla que vaya hacia la derecha, se ha estudiado todo el edificio.

Voy la primera, se supone que estoy guiándolos pero solo corro hacia lo que me grita Aiden.
Llego a la salida del primer piso, abro la puerta y miro hacia tras para comprobar qué aún me siguen, en ese instante siento un dolor punzante en el muslo, me tocó y estoy llena de sangre, no tardará mucho en cicatrizar, no deja de ser demasiado doloroso, empujó la puerta pero no tengo suficiente fuerza. Aiden y Jay llegan corriendo y sin avisarles ya están empujando la puerta para cerrarla, lo conseguimos pero no puedo decirles que ha ocurrido, detrás tenemos una manada de seres hambrientos.

Me colocan en el centro apoyándome en sus hombros, estoy débil, hasta que no cure no podré correr con muchas fuerzas.

Aiden no pierde la calma en ningún momento, le dice algo a Jay y empezamos a bajar escaleras, llegamos al sótano del edificio y salimos corriendo por el garaje con los cambiados pisandonos los pies.

Jay me suelta y sale disparado hacia el callejón de enfrente, Aiden me coloca en su espalda y llegamos a Jay cuando se monta en un coche, nos subimos y nos largamos de allí.

Ha faltado poco.

- ¿Estais bien?.- les pregunto a ambos.

- Si preciosa no te preocupes.

Aiden está muy serio y no me atrevo a decir nada más.

Se salta a la parte de atrás conmigo y saca de su mochila uno de los botiquines que hemos encontrado, le digo que no con la cabeza para que no malgaste ninguna gasa pero no me hace caso, me limpia la herida y me venda la cicatriz rosa que ya se ha formado.

Jay deja escondido el coche en otro callejón al lado de nuestro edificio, nos arrastramos por la valla y subimos a nuestra planta, estoy tan cansada...acompaño a los chicos a su habitación y al llegar al pasillo Aiden se pone alerta.

La puerta está abierta.

Jay la empuja de golpe y Aiden entra apuntando su pistola.

Eren está en medio de la habitación.

TreceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora