Capítulo Cuatro: Siempre en mi mente

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 Ese día fue bastante largo, pasé el resto de la mañana con Aleksey y así fueron todos los días. Por desgracia no podía ni librarme de él en la escuela, mismo salón y se sentaba a mi lado, fue difícil adaptarme pero debo agradecer que estaba él a mí lado para no quedar completamente solo.

Pasaron los años, habíamos terminado la primaria y ahora mismo estamos por terminar la preparatoria. ¿Creían de que hice amigos estos años? NO, fui un completo antisocial con el resto de mis compañeros pero no era porque quería sino porque tenía ansiedad social y me daba pánico tratar de entablar una simple conversación así que Aleksey fue mi único amigo. Aunque quiera negarlo me adapte a él, pude abrirme como nunca antes lo había hecho con alguien, siquiera con mi madre quién era la única persona que confiaba en mi familia.

Mi relación con Aleksey... era algo extraña, él me daba demasiado afecto y pasé años hasta poder acostumbrarme a él, admito que era raro porque nunca he visto un par de amigos varones dándose ese tipo de afecto... No me quejo, lo necesitaba mucho, sus dulces palabras me hacían calmarme cuando mi mente era una tormenta de malos recuerdos y pensamientos.

Sacudí mi cabeza volviendo a mi realidad, no podía seguir pensando en él agregando que sería raro y muy incómodo si alguien se diera cuenta de lo que pienso... Pensar en un chico siendo yo uno, eso no es normal ¿o sí? No lo sé, no puedo preguntarle a alguien para saber, si hago el intento de hablarle a alguien me convertiría en una gelatina de tan tembloroso y estoy muy seguro de que no diría absolutamente nada y quedaría totalmente pálido dejando que las palabras mueran en mi garganta. Dije que no seguiría pensando en él y lo sigo haciendo ¿que me sucede?

De pronto sentí una bola de papel golpeando mi frente, sé perfectamente quién lo lanzó así que no era necesario voltear a ver. Lo que sí hice fue golpear mi frente contra la paleta de la silla, tenía mucho sueño como para seguir enderezado. Sentía pequeños golpes en mi espalda, sé quién es así que no me iba a mover, luego sentí unos dedos paseándose libremente por mi espalda, sé quién es y sé que espera una reacción y no se la daré, esos traviesos dedos bajaron de repente hasta meterse dentro de mi pantalón. ¡Ahí sí me levanté de repente! ¡Ese maldito de Aleksey! ¡¿Qué le sucede?! Tras colocarme de pie solté un buen manotazo justo en la mejilla del rubio. Por suerte solo habían dos chicas en el salón y ambas estaban en su mundo, una dormida y la otra con los audífonos puestos escuchando música a todo volumen, ninguna de las dos se dio cuenta del escándalo que había hecho, estaba realmente furioso con él ¡¿Cómo carajo se le ocurre tocarme en el salón?!

— ¡Idiota! ¡¿Qué es lo que te ocurre?! —Hablé en voz alta intentando intimidarlo, cosa que no lograba con mis mejillas ardiendo al rojo vivo. Juro que no sé qué hacer con él.

Él solamente se limitó a soltar una carcajada mientras tocaba su roja mejilla gracias al golpe que le di, se deslizó entre el asiento y dirigió su mirada hacia la mía.

— Hmm~ Travis, te estás volviendo algo fuerte —Fue lo que dijo luego de volver a soltar una risotada. Quiero matarlo pero quedaré solo— La última vez fuiste más gentil.

— ¡Déjate de malditos juegos!... Estamos en el colegio, imbécil pervertido.

Elevé mi muñeca logrando ver el reloj y la hora que marcaba, ya era momento de largarme de aquí ya sea con él o sin él, aunque conociéndolo irá detrás de mí como de costumbre. Resoplé ignorando al pervertido y tomé mi desgastada mochila, era tiempo de cambiarla pero creo que lo haré cuando llegue a la universidad... Si es que llego a la graduación, mis notas son realmente un asco, nunca fui bueno en nada tal vez solo en literatura de ahí soy totalmente un desastre y ni hablar de los deportes.

Pensar en mis notas me daba dolor de cabeza, estaba tan distraído pensando en cómo mi madre va a abofetearme, sé que suena algo malo y exagerado pero era así, ella todavía quería corregir mi "mala conducta" a la vieja escuela. Me encontraba realmente sumergido en mis pensamientos cuando de pronto escuché a alguien gritar mi nombre, por puro instinto giré un poco pero no dejé de seguir mi camino y ese fue mi error. Antes de ver quién era fallé en poder pisar un escalón logrando así tropezar y rodar por las escaleras pero para mí poca suerte que tengo no eran largas, sino cortas pero aún así dolía demasiado cada golpe que me daba y cuando pude frenar fue porque golpeé mi espalda en la pared. La chica que me había llamado anteriormente bajó las escaleras arrodillándose de repente frente a mí, sus ojos expresaban terror total yo quería alejarme pero estaba algo adolorido como para moverme y además el golpe me había sacado el aire y estaba luchando para recuperarlo. La chica comenzaba a hacer un montón de preguntas que aún no era capaz de responder, su voz era un ruido total para mí.

Pude enderezarme hasta lograr sentarme y no le hablé a la chica, me sentía muy apenado luego de lo que sucedió, odiaba en serio ser tan torpe. Por un segundo pensé en Aleksey, creí que estaba detrás de mí y no fue así.

— ¡Travis dime por favor que te encuentras bien!— Volvió a repetir esa mujer.

Me levanté quejándome al hacerlo, me dolía mucho la espalda y las rodillas. Al estar completamente de pie comencé a caminar.

— ... Estoy bien, no te preocupes por mí—. Finalmente le contesté pero sabía que con eso no la dejaría satisfecha.

Para empezar ¿quién era ella? No conozco a los de mi salón a pesar que estoy rodeado de ellos, pero estaba tan ocupado en evitar destacar y que me vieran, pues solo sus miradas me hacían sentir realmente mal, al único que podía ver a los ojos sin temblar era Aleksey... ¿dónde está? De verdad lo necesito ahora... Un momento, no puedo estar siempre dependiendo de él, voy a llegar bien a casa ya que no es primera vez que caminaba solo a casa, o al menos la mitad del camino.

Salí del instituto y todavía no había señas del rubio, en fin. Seguí mi camino con el maldito dolor estorbándome, mantenía mi cabeza gacha mientras avanzaba, no quería ver a nadie quería ser invisible mientras iba caminando, no soportaba que me vieran. Tras pasar los segundos tuve que levantar la mirada y observé la calle, este cruce peatonal que tenía en frente de mí hacía que una lluvia de recuerdos invadiera mi mente, fue el lugar donde Aleksey se atrevió a besarme sin importar quienes nos observaba... fue cuando confesó sus sentimientos hacía mí... ¡Travis detente! No es momento para pensar en idioteces, mi cara ya es una caldera hirviendo y ni hablemos del color pues era un tomate andante.

— Aleksey... ¿Dónde estás? 

El Nokken que ahogó de amor a un pajaritoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora