Mi corazón estaba a punto de explotar y mi mente era un completo huracán, sin darme cuenta había comenzado a temblar. Estaba rogando para que esto fuera un sueño, un mal sueño... Yo no quería volver a pasar por una situación como esta otra vez, no con Aleksey.
Su boca se desvió hacia mi cuello comenzando a lamer mi piel sin descaro alguno provocando que un indeseable gemido escapara de mis labios, luego sus dientes apresaron mi sensible piel. Se separó unos cuantos centímetros y pude sentir como su caliente aliento chocaba contra mi piel haciéndome erizar al instante.
— Eso es por el jugo de naranja—. Dijo aquel rubio mientras se separaba más y más de mí hasta el punto de sentarse hasta el otro extremo de la cama.
Esas palabras me dejaron confuso ¿de qué jugo de naranja estaba hablando? No lo comprendí para nada y él lo notó al instante comenzando a sonreír.
— Hablo de la bolsa, solo había jugo de mango y uno de naranja y reservé el de naranja para ti.
Me sentía completamente enojado luego de escuchar la maldita razón por la que hizo eso. Estaba rojo por la vergüenza y la ira que se me iba acumulando.
— ¡Pues te lo hubieras quedado animal! ¡No tenías que hacer eso! ¡Odio que me toquen! ¡LO DETESTO PEDAZO DE IMBÉCIL!— Solté aquellas palabras en gritos, no estaba pensando con claridad, pero creo que cualquiera hubiera hecho eso ¿no?
Hubo un momento de silencio sepulcral mientras tomaba el aire que necesitaba, me percaté del silencio poco después en el momento en que levanté la mirada fijándome en él, lo había herido y se podía notar a miles de kilómetros.
— ... ¿De verdad odias cuando te toco? Mejor dicho... ¿Me odias tanto?— Cuestionó en un inusual bajo tono de voz.
Su alegre expresión se había esfumado por completo, no había ni un rastro del Aleksey de antes, ahora quién tenía de frente era un rubio afligido que podría llegar al punto de romper en llanto. No sabía qué hacer en esta situación, odiaba involucrarme con sentimientos... Me odio a mí mismo.
— ¡No me refiero a eso imbécil!... Yo yo yo—. No lograba formular bien las palabras pues un asqueroso y enorme nudo se estaba creando en mi garganta al ver su rostro— Yo no puedo odiarte... Eres la única persona que me queda, la única persona en quien puedo confiar... El único chico que no me dejará solo, perdóname si te causo tanto daño... puedes quebrarme si lo deseas y puedes odiarme si te hace bien, yo también me detesto... solo no quiero que te vayas de mi lado.
Y quién rompió en llanto fui yo, no hice nada para retener las lágrimas dejé que se escaparan a su gusto mientras bajaba la mirada, me sentía patético y aún así no dejé de hablar, nada podía hacerme callar ahora pues estaba revelando mis sentimientos que tanto ocultaba y me daban dolor. Mi autoestima era realmente hipócrita, ante otros me mostraba frío e inquebrantable y estando solo soy demasiado frágil y vulnerable justo como ahora, le estaba mostrando mi verdadera identidad a alguien por primera vez.
— Me da horror la idea que me dejes, te quiero muchísimo y lamento no poder mostrarte cuánto y en verdad me duele, me mata cada día cuando tú me muestras tanto afecto y yo solo lo acepto, tengo problemas en decirte cómo me siento, tengo tanto en mente y siempre me termino callando.... Yo no sé qué hacer conmigo mismo, Aleksey eres el único quién puede salvarme...
Sus suaves dedos se posaron sobre mi barbilla y me levantó el rostro, yo evité verle a los ojos pues no tenía el valor para hacerlo, no después de decir todas esas tonterías... Quería morir, no sé porque tuve que soltar todas esas palabras.
— Mírame por favor Travis, déjame ver tus bellos ojos. Necesito decirte algo y quiero que tu mirada se pose en la mía.
Dudé mucho en cumplir aquella petición pero aún así lo hice, ya no podía perder más nada. Tiré mi dignidad al suelo luego de confesarle lo que en verdad sentía, ojalá me hubiera callado... ¿Qué tal si ahora me tiene asco? Las cosas no serán como antes, fui un estúpido por actuar así.
— Travis en verdad me ofende que pienses que te dejaré, no lo podría hacer. Te prometí hace nueve años que estaría contigo sin importar que suceda y sabes con perfección que yo no rompo promesas, además no solo estoy contigo por eso sino porque me gustas tanto que puedo explotar, de hecho no sé cómo tengo autocontrol cuando estoy contigo... Creo que es el miedo de perderte es lo que me mantiene a raya.
Cállate, cállate, cállate que me quedaré sin lágrimas y me ahogaré con todas las que se escaparon... Cállate por favor Aleksey...
— Travis... Te lo he dicho varias veces y te lo seguiré repitiendo hasta que entiendas. Travis, en verdad te amo.
Esas dos simples palabras me mataron, no supe controlarme y grité mientras me dejé caer sobre su pecho, mis ojos parecían ya que eran una cascada de lágrimas, mi garganta me ardía tanto que sentía que pronto mi voz iba a desaparecer mientras el dolor iba aumentando, era como si tuviera algún metal ardiendo en lugar de mi pobre garganta. Sobre mi espalda pude sentir sus brazos que comenzaron a rodearme en un intento de calmarme pero yo desde aquí ya no sé cómo avanzar pues tengo por seguro que he arruinado esta amistad.
Pasaron largos minutos para poder silenciarme y mantenerme un poco más tranquilo, me percaté de algo cuando dejé de sollozar: Aleksey estaba tarareando una canción de cuna mientras palmeaba suavemente mi espalda, yo no dije nada pues la voz ya no me salía y además no soy capaz de verlo a esos brillantes ojos color esmeralda.
— ¿Te sientes mejor cariño? ¿Quieres que busque agua para ti? —Preguntó el rubio mientras seguía acariciando mi espalda.
Me digné a enderezarme para finalmente levantar la cabeza y negarle, no quería que se alejara de mi lado, no ahora. Una de sus grandes manos me limpió las mejillas, ante el tacto di un respingo pues estaban realmente caliente como si tuviera fiebre pero así era la temperatura corporal de Aleksey, muy elevada.
—... ¿Puedes olvidar que esto pasó? Por favor... —Rogué con la poca voz que me quedaba.
— No, no lo haré. Jamás en la vida podré olvidar el momento que reafirmaste tus sentimientos hacía mí.
— Pero...
— Shh...
En un abrir y cerrar de ojos él había posado sus labios sobre los míos, lo que inició como un simple e inocente beso se fue transformando en algo más intenso, podría decir que era la lujuria que estaba tomando control sobre Aleksey, este beso fue completamente diferente a los demás, digo, antes solo eran roces de labios y ahora este beso me hacía sentir como si me estaba derritiendo, me estaba sintiendo caliente y pesado.
¿A dónde llegaremos a parar? La respuesta me produce pánico pero aún así no haría nada para detenerlo, o eso es lo que tengo planeado... Derretirme en el extraño placer que sentía.
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El Nokken que ahogó de amor a un pajarito
Genç KurguEl pajarito de plumas cafés yacía en el suelo con las alas quebrantadas, desamparado y preparado para que las frías manos de la santa muerte se lo lleve, cerró sus ojos y comenzó a contar los días que pasaron recapitulando cada pesadilla que vivió y...