Soy una hija de la chingada

52 2 0
                                    

Puedo ser un amor,
y también tu perdición,
puedo contar contigo estrellas,
o lanzarte cada una de ellas.

Puedo decirte te amo,
o gritarte un adiós con ganas,
puedo ser cariñosa,
o la más fría mujer misteriosa.

Puedo escucharte por horas,
y no creer en amores de rosas,
puedo aceptarte un piropo,
sin alterar mi amor propio.

Soy una hija de la chingada,
pues ya no me quedo callada,
ya no sé cómo disimular,
cuando algo me hace estallar.

Ya no busco una forma formal,
de decirte cuando estás mal,
un consejo con todo respeto,
no trates de hacerme tu amuleto.

Si buscas sinceridad,
encontrarás mi amistad,
si buscas en quien desahogar,
juntos podremos llorar.

No soy muñeca de porcelana,
ya no me quiebro con palabras,
aprendí que el dolor sana,
y a cuidar que una herida no abra.

Soy una verdadera defensora,
de cualquiera que propio se ahoga,
pero si te vuelves a tirar,
créeme que no te voy a rescatar.

No doy segunda oportunidad,
porque creo no cambiarás
y esta vida ya me enseño,
que con el débil se ensañó

Las letras de mi alma

Mi mundo de poesía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora