Capítulo 9.

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Esto no debería haber pasado. Esto, definitivamente no debería haber sucedido. Mientras conversaba con su amiga sobre el tema, Kelly había asegurado que ni habiéndose acabado todo el alcohol barato del supermercado se iba a llevar a Dean a cenar a su casa. Simplemente no. Pero, todo su razonamiento se fue al garate cuando, horas después el chico había vuelto tal y como dijo. Al principio tenía pensado mostrarse reacia y volver a mentir con lo del inventario, pero según iba hablando y más miraba al chico que tenía delante, su mente se volvió una tormenta que le nubló el juicio.

La cara de Dean también fue todo un poema cuando Kelly le dijo de una forma torpe que podría ir a cenar a su casa junto a su hija. Él tampoco había previsto eso. Él se esperaba -en caso de que no le diera una negativa- ir de nuevo a algún restaurante normalito a cenar y tomar algo y poder hablar a base de indirectas sobre por qué ella le evitaba. De cualquier forma, no pudo evitar aceptar su invitación; por un lado, esa invitación les daba más cercanía a la cama y tentaba más a ir a mayores, pero por otro lado el que su hija estuviese presente le daba un terror irracional. ¿Y si la niña les hacía la noche imposible?

Si el invitarle ya le había costado, todo fue peor cuando picó a la puerta de la casa de sus padres y su padre la invitó a entrar. Ella se negó porque tenía compañía esperándola. Su madre, que debía estar escuchándolo todo desde el salón, se había levantado y casi le había hecho un tercer grado. Ella ya le había hablado un poco de Dean, y a su madre no parecía desagradarle, pero tuvo que frenarla en seco cuando intentó salir y verle la cara. Y, lo peor y más raro de todo esto fue, cuando su hija Sophie salió de la casa y Kelly tuvo que explicarle rápidamente que esa noche tendrían acompañante en la cena. La niña no puso mala cara, aunque lo raro fue que ella no hizo preguntas sobre él.

Los primeros minutos dentro de la casa fueron asfixiante estresantes y raros, sobre todo para Dean. Kelly pronto se instaló en la cocina para darle los últimos toques a la cena e invitó a Dean a sentarse en el sofá y que viese la tele mientras tanto. La parte incómoda fue cuando Sophie bajó de su habitación ya en pijama y se sentó en el mismo sofá que él. Dean le ofreció dos veces el mando de la televisión por si quería poner dibujos o algo -él se limitaba a pasar de canal una y otra vez-, pero ella negó con la cabeza.

Tan pronto como Kelly anunció que la cena ya estaba lista, Dean se levantó del sofá para, en parte escapar de la niña y ayudó a poner la mesa. La cena pasó más o menos sin pena ni gloria. Kelly había preparado unos filetes con puré de patata que pronto volaron de los platos; intercambiaron algunas frases y en más de una ocasión el cazador aduló a la niña que contaba alguna historieta de qué le había pasado en el colegio. En una de sus historias contaba que un chico de su clase le había dado un beso en la mejilla, su madre la ametralló a preguntas y aunque no podía tomarse muy en serio eso, le dio una micro charla a su hija sobre qué hacer con ese chico, pero Dean se limitó a decir que el chico había hecho bien porque Sophie era guapa. Ella se ruborizó y removió el puré con tenedor, cosa que a Dean le pareció enternecedor, pero enseguida Kelly le saltó al cuello.

- Podrías apoyarme, ¿sabes?

Dean se había tentado a decirle a modo de broma que como a la madre ya la tenía ganada, debía conseguir puntos con su hija, pero prefirió omitirlo. Un mal comentario podía fastidiarlo todo.

Media hora después y tras tomar el postre la niña empezó a frotarse los ojos y a bostezar, señales que hicieron que Kelly le dijese que se fuese ya a dormir, además de que ya era tarde para ella. Sophie le dio un beso en la mejilla a Dean a modo de despedida y se fue para arriba a regañadientes seguida por su madre quien tenía que asegurarse que cumplía su rutina y se iba a dormir sin problemas.

Dean respiró tranquilo. Observó cómo madre e hija subían las escaleras y se sentó en el sofá con una postura mejor. La cena no había ido nada mal. La niña parecía buena y sin duda Dean se la había ganado, cosa que le daba puntos extra con su madre. Encendió el móvil para mirar la hora y se encontró con un mensaje en el móvil. Ya te estoy echando de menos. Deberíamos de quedar mañana por la mañana. Dean no pudo evitar que una sonrisa se le escapara cuando leyó el mensaje de Cassidy. Era cierto que la había dejado plantada para irse con Kelly -si es que ella aceptaba-, pero aún así ella seguía ahí, asegurándose de que no se le escapara. Le escribió algo rápido y sin mucho sentimentalismo romántico y volvió a guardar el teléfono justo a tiempo para cuando Kelly bajó las escaleras.

Entre Dos VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora