Capítulo 26.

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Las tres chicas bajaron del coche de Bianca y observaron la casa desde la acera. Era prácticamente del mismo tamaño y aspecto que el resto de las casas del barrio. Bianca fue la primera que dio un paso hacia delante y animó a las Evans a avanzar también. Kelly se había tomado la libertad de inspeccionar la calle e identificó uno o dos coches que pertenecían a algunas madres del parque, así que tal y como pensaba, su hija no estaría sola.

Siguieron el breve caminito de piedra que conducía a la puerta principal a través del jardín -como si hubiese minas antipersonas o algo así entre la hierba-. Una vez se plantaron en la entrada, fue la niña quien pidió picar al timbre porque le hacía ilusión. A los pocos segundos la figura de Joel apareció tras la puerta. Les echó una mirada rápida a las tres y mantuvo una radiante sonrisa en el rostro. Se irguió para parecer más alto -como si alguna de ellas le alcanzase en altura- y se retocó la camisa azul que había escogido para la ocasión.

- ¡Chicas! -dijo, efusivamente- ¡Pasad! Ya hay gente fuera -las tres aceptaron su invitación y entraron. Kelly analizó el estrecho recibidor y miró a la esquina de su derecha donde había una mesita con un florero. Se quedó pensativa y montó un mapa mental comparando el pasillo que veía ahora mismo con las fotos que le había enseñado Joel. En vez de una mesita debería haber un zorro disecado... ¿lo habrá quitado porque hoy venía mucha gente? De cualquier forma a ella le resultaba un alivio que lo quitase, seguramente la habría puesto nerviosa. Por si acaso y sin ganas de tentar a la suerte, decidió no mirar el salón por si la cabeza de jabalí sí estaba allí- Todo recto y saldréis al jardín -indicó el anfitrión- Yo voy enseguida, que estoy sacando más bebida.

Atravesaron la cristalera que conectaba el comedor con el jardín y pronto estuvieron pisando hierba. Observaron el jardín intrigadas. Ninguna de ellas sabía que Joel tenía tan bien cuidado su jardín; había un montón de flores de diferentes colores en una zona apartada e incluso unos columpios infantiles. Además había unas mesas con comida encima para que la gente picara. Quizás el jardín no era realmente tan bonito como aparentaba, pero si Kelly lo comparaba con el suyo... había una clara diferencia donde él ganaba, ella nunca se había molestado en poner flores para adornar... Bueno, una vez... aunque las flores no llegaron a florecer... En realidad no llegó ni a crecer la semilla...

Fue cuestión de segundos que su hija identificara al grupo de niños que había cerca de los columpios infantiles. Agarró de la pierna a su madre y le hizo señas con la mano para que mirara hacia allí.

- Ve, anda -dijo- Te vigilo desde aquí, ¿vale?

Su hija asintió y se fue corriendo con el resto de niños. Sintió a su amiga colocarse justo a su lado.

- Qué rica es -comentó, mirándola también- ¿Buscamos algún grupo de gente para no parecer antisociales? -las dos cruzaron miradas y observaron a todas las personas que había. Conocían a la gran mayoría, así que no habría problema en encontrar a alguien con quien hablar.

****

Lo único que se le venía a la mente eran quejas del poco espacio que tenían estas calles para aparcar. Como predijo, llegó algo más tarde de lo que predijo, así que cuando intentó encontrar aparcamiento, tuvo que dar un par de vueltas a la manzana para al final aparcar no especialmente cerca de la casa. Soltó un bufido. No le había quedado otro remedio que ponerse a caminar por la acera hacia la casa, cosa que le dio bastante pereza.

Revisó la dirección que Bianca le había puesto en la nota y pronto se cercioró de que estaba enfrente de la correcta. Era bastante grande, al igual que la mayoría de casas de la zona. Este tipo de casas le recordaban a la Lawrence, en la que vivían antes de aquella fatídica noche... Dejó esos malos recuerdos a un lado. Suficientes cosas tenían en la mente ya.

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