- ¡Venga, Sophie! -apresuró mientras se retocaba con el lápiz de ojos en frente del espejo del baño- Como no empieces a vestirte ya se llevarán la mejor comida -chantajeó. Al no recibir respuesta posó el lápiz de ojos y salió del baño en busca de su hija. Se decantó por probar suerte en su habitación y efectivamente, había un bulto de dimensiones notorias entre las sábanas de su cama- Venga, cariño -Kelly entró en la habitación y destapó a su hija. Ella estaba en posición fetal sobre el colchón y con los ojos cerrados- Cariño, ¿te encuentras bien?
- Me duele el estómago -se quejó, revolviéndose.
Se cruzó de brazos. Primero creyó que la estaba engañando para no ponerse el vestido, pero tras pasar unos cuantos minutos y ver que seguía con el mismo tono de voz, se dio cuenta de que era verdad. ¿Y ahora qué hacía? Ya había dicho a Lía y Bianca que iba a ir, pero no podía dejar a su hija allí, enferma e irse ella de fiesta. Podía dejarla con alguien, parecía algo rastrero y de mala madre, pero hacía tiempo que no salía de noche y por una vez quería salir. Decidido: probaría a ver si podía dejarla con alguien, y sino, pues se aguantaría y se quedaría en casa. La cogió en brazos aunque ya empezaba a pesar y bajó con ella hasta el salón donde la dejó tumbada en el sofá y cogió el teléfono fijo. Se quedó un momento pensando a quién llamar, prácticamente todo el pueblo iba a ir a la fiesta. Chasqueó la lengua y empezó a pulsar los números. Quizá le mandaban a la mierda, pero seguramente se compadecerían y aceptarían.
En cuestión de segundos, el pitido fue interrumpido por una voz femenina.
- ¿Pasa algo, cariño?
- Hola, mamá. Resuta que Sophie se ha puesto mala del estómago, y me preguntaba si podríais quedaros con ella... Sé que os estoy fastidiando los planes, pero... -se quedó muda. Sus argumentos de que llevaba mucho tiempo sin salir no servirían de mucho, su madre llevaba más tiempo sin trasnochar. Jaque mate.
- No te preocupes, cariño, tu padre puede quedarse con ella.
- ¿De verdad? -preguntó, incrédula.
- Llevaba días buscando una excusa para quedarse en casa porque no le apetecía ir, y fíjate tú, al final lo va a conseguir -resopló- Menos mal que van mis amigas del mus...
Se rió.
- Me acabáis de salvar la noche -suspiró, aliviada- ¿Crees que no le importará?
- ¿Bromeas? Lo raro será que no dé saltos de alegría.
- Dios, gracias, mamá. En cuanto estemos listas voy hasta casa a dejárosla. ¡Te amo, mamá!
****
Se ajustó la corbata y se miró en el espejo de baño. Aunque no podía verse de cuerpo entero, se hizo una idea.
- No, demasiado profesional. No voy de agente del FBI.
Rápidamente se quitó la corbata, la americana correspondiente y sus pantalones que combinaban con la chaqueta. Abrió el armario e hizo un análisis rápido de qué tenía. No podía ser ni muy elegante ni muy de calle.
En vista de que su armario era; o muy de calle, o muy de agente del FBI falso, se decantó por quedar más elegante que el resto. Usó una americana negra que iba a juego con otro par de pantalones y a excepción de su camisa, se aseguró que todo lo demás fuese lo más negro posible. Se echó otro vistazo en el espejo y se vio exactamente igual que antes. Empezaba a comprender a las chicas que se pasaban tres horas buscando conjunto, esto era más difícil de lo que se esperaba. Se ajustó bien el traje.
Todavía se estaba planteando por qué había aceptado ir. Se suponía que un monstruo sanguinario estaba matando por la ciudad y él pretendía presentarse una fiesta a divertirse. No es que fuese la primera vez que hacía eso, pero al menos en las otras ocasiones estaba su hermano para cubrirle. A él no le había contado nada, lo último que quería era a su hermano juzgándole y regañándole por no hacer su trabajo.
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Entre Dos Vidas
FanficLos hermanos Winchester viven en un constante cúmulo de problemas y desastres que parece no tener parón. Tras tantos años, han forjado una confianza y determinación como cazadores que resulta asombrosa, pero como le pasa a mucha gente, la seguridad...