Abrió el grifo del agua para que saliera fría y metió la mano debajo un par de segundos. Lo cerró y se pasó la mano mojada por el cuello y la nuca dándose unos ligeros apretones por los lados para destensarse los músculos. Se secó la mano con un trozo de papel higiénico y lo tiró a la papelera. Se miró en el espejo e hizo un recorrido rápido por todo su cuerpo asegurándose de que todo estaba en orden.
Salió del baño y recorrió el pasillo blanquecino evitando un carro con comida y alguna chica uniformada. Se plantó en frente de la habitación que le habían indicado abajo y se quedó mirando la placa con el número. Se enfrentaba a monstruos de pesadilla día tras día, ¿por qué le costaba tanto esto? Oh, menuda pregunta, la razón era más que evidente; le había hecho daño. Se podría decir que inconscientemente porque él no buscaba aquello, pero lo había hecho, y ahora tenía que plantarse delante de ella con un traje y una placa para hacerle un estúpido interrogatorio sobre lo que le había pasado. Su suerte no mejoraba con los años. Ahora más que nunca echaba de menos a su hermano, si él estuviese ahí podría encargarse de hacerle las preguntas y Dean se ahorraría un mal trago. Pero eso no iba a pasar, Sam no iba a aparecer de la nada para ayudarle.
Interrumpiendo su cadena de pensamientos martirizantes, la puerta de la habitación se abrió y el cuerpo de Dean se tensó al momento, aunque pronto volvió a relajarse cuando vio que el que salía era el doctor. Le identificó al momento.
- Supongo que usted es el agente del FBI -especuló aunque se notaba la respuesta a kilómetros.
- Así es. Me supongo que los de recepción le avisaron de que venía -él asintió- ¿Está... la paciente en buen estado? Para hablar, digo -se corrigió.
- Sí, ya la he puesto al corriente de que vendrían a hacerle unas preguntas. Tiene visita dentro pero puede pedirles que se vayan un momento.
Dean asintió con la cabeza. Puso ambas manos en su cadera.
- ¿Cómo se encuentra?
- Ha tenido mejor suerte que el último que llegó, sólo tiene contusiones por todo el torso y unas costillas rotas. Por lo que me contaron que le pasó podría haber sido mucho peor. No debería tardar mucho en volver a casa.
Se mordió el labio inferior y el doctor dio la conversación por acabada. Se fue por el pasillo hablando con una enfermera y él volvió a quedarse en frente de la puerta aguardando a que algo pasase y le impidiese entrar. No sucedió nada similar. Abrió y cerró los puños repetidas y veces y tras tomar una bocanada de aire empujó la puerta. Según vio el mini pasillo hacia las camas, deseó dar media vuelta y regresar al baño a echarse más agua en la cara. Pasó por delante de la puerta del baño que parecía estar vacío.
Se posicionó a la esquina saliente del final del pequeño pasillo y la vio. Estaba hablando con una mujer algo mayor que ella. Verla sonreír hizo que un poco de la opresión que llevaba Dean en el pecho se aflojara. Cuando vio toda esa escena acrobática en la fiesta y miró impotente cómo el monstruo la zarandeaba y tiraba maliciosamente, su corazón daba botes en su pecho amenazando con salirse, aunque peor fue cuando el ser atravesó el escenario y en cuestión de segundos la dejó caer como si nada. Vio perfectamente cómo su cuerpo cayó contra las tablas de madera y fue casi como si el golpe se lo hubiese llevado él. Quiso ir y asegurarse de que todavía estaba consciente, viva, pero ese ser quería jugar con más personas y, tuvo que moverse para alcanzarle. Aunque el cazador puso todo su empeño e imaginación en derribarlo y matarlo, la criatura escapó con sus alas. La había pifiado. Pero ahora, verla con los ojos abiertos y haciendo muecas de alegría le hacían respirar tranquilo.
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La serenidad de la habitación se truncó de un momento a otro cuando Kelly ladeó la cabeza al notar otra presencia y le vio a él. Por suerte la máquina que controlaba su ritmo cardíaco no la fastidió, pero creyó firmemente que su corazón se había detenido unos instantes. Su cara se había vuelto un poema sin saber muy bien cómo actuar delante de él. Su madre, que había estado hablando con ella hasta ese momento, se giró al ver cómo la cara de su hija había cambiado. Por supuesto ella no conocía a Dean, así que su reacción fue más o menos normal.
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Entre Dos Vidas
FanfictionLos hermanos Winchester viven en un constante cúmulo de problemas y desastres que parece no tener parón. Tras tantos años, han forjado una confianza y determinación como cazadores que resulta asombrosa, pero como le pasa a mucha gente, la seguridad...