Capítulo 21.

176 17 12
                                    

Se pasó las manos por el pelo e intentó que su respiración dejase de ser jadeante. Se sentía rara, hacía mucho tiempo que no hacía esto y no estaba segura de si había estado bien para él, pero para ella había sido genial. Quizás el que llevara tanto tiempo a dos velas ayudaba, pero estaba claro que Dean poseía algo especial para esto.

Extrañamente no se arrepentía de lo que acababa de pasar. Ella sin duda quería hacerlo, y por el empeño que puso, él parecía que también y esta vez ambos sabían que no llegarían mucho más lejos, así que ahora sí que no tiene problemas al respecto. Se puso mirando para el techo y sintió la sangre subiéndosele a la cabeza al tocar el hueco vacío al lado de su cama y recordar lo qué había pasado. Creyó que por la falta de experiencia estaría un par de días dolorida y sin poder sentarse correctamente, pero parecía que no era el caso.

La puerta de la habitación se abrió y por ella entró un Dean sin ninguna pieza de ropa. Ahora la sangre sí se le estaba subiendo a la cabeza. Mantuvo la boca cerrada porque seguramente empezaría a tartamudear. Él subió a la cama por los pies de la misma y fue gateando hasta llegar al lado de Kelly, se metió entre las sábanas para taparse y luego la atrajo hacia él para besarla, ella no tardó en responder. Las manos de Dean se posaron en sus brazos y ella, movida por el deseo, se deslizó por las sábanas hasta acabar encima de él para seguir el beso.

Sintió algo irguiéndose en la zona baja del chico que empezó a presionarle cerca de sus partes íntimas también. Ella esbozó una sonrisa mientras hacía el amago de tocarlo. Dean también sonrió.

- No quieras hacer eso, sólo traje un preservativo -avisó él, sujetándola por los costados.

Lo recordó y se bajó de encima de él algo fastidiada por la ruptura del momento, aunque estaba muy agradecida de que él hubiese tenido uno, porque ella no había comprado paquetes de preservativos dese hacía bastante tiempo. Al principio creyó  que tras haber llegado a la cama, la cosa se iba a acabar por falta de uno.

Se levantó de la cama con una almohada tapándole tanto cuerpo como podía, aunque Dean aprovechó de todas formas para observarla desde el colchón en lo que ella revisaba su móvil.

- ¡Ay, Dios! -gritó Kelly, arrojando la almohada a la cama y quedando expuesta.

Empezó a recoger ropa del suelo. Observó la camisa, se dio cuenta que no era suya y se la pasó a Dean. Siguió buscando y dio con sus vaqueros, con los que empezó a librar una pelea para que encajarán en su cintura mientras intentaba mantener la compostura a la pata coja.

- ¡¿Qué pasa?! -preguntó él, alarmado y todavía con la camisa en la mano.

- ¡Sophie está de camino! -gritó. Se abrochó el botón de los vaqueros y se echó al suelo para hallar su camiseta.

- ¡¿Qué?! -se levantó de la cama y rápidamente se puso la camisa para empezar él también a buscar su ropa, empezando por la ropa interior.

- ¡Monique me mandó un mensaje hace diez minutos, que habían ido a comer un helado y que aprovechaba y me la dejaban en casa! ¡Mi camiseta! -la cogió y se la puso. El timbre sonó- ¡Ay, Dios! -Kelly fue como un rayo hacia la puerta, pero su carrera fue interrumpida cuando tropezó con un cinturón que había en el suelo y se desequilibró, dándose un golpe en el brazo contra el marco de la puerta y haciendo que se tuviera que sujetar al manillar que, por suerte, aguantó su peso. Se recompuso- ¡Vístete y no bajes! -ordenó, dándose media vuelta y corriendo escaleras abajo. Durante su bajada por los escalones, le rezó a todas las entidades divinas que conocía para no darse un golpe y abrirse la cabeza o romperse una pierna en el último escalón, y, parece que funcionó, pues todo su cuerpo logró llegar sin ningún golpe adicional a la planta baja. Fue a paso rápido hacia la puerta. Se plantó delante de ella y se retocó el pelo a ciegas con la mano, rogando de que no incitase a pensar nada raro. Abrió- ¡Chicas! -dijo alegre ella, observando a Monique y a su hija en la puerta sonriéndola de vuelta. Sophie se acercó a ella y la abrazó mientras le daba unos cuantos besos en la mejilla. La rubia se despidió de la madre de Tammy y entró en la casa- Espero que no te haya dado muchos problemas, Monique.

Entre Dos VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora