Abrió las puertas dobles con un golpe seco de las palmas de sus manos y caminó aceleradamente por el pasillo que ahora mismo se le hacía eterno. Miraba todas las puertas abiertas intentando localizarla, pero nada. Vio a una enfermera transportando el carrito con la comida, se acercó y le posó una mano en el hombro, pareció que le había dado un golpe seco, seguramente le había dolido, pero ahora mismo no estaba en la situación de disculparse, ya lo haría luego.
- Perdone, ¿la habitación de Margaret Evans? -preguntó, exasperada.
La enfermera se quedó unos segundos procesando y pensándolo, luego, se giró y apuntó a una puerta que había a pocos metros de ellas.
- Allí -indicó.
Lo agradeció con la cabeza y reinició su ritmo rápido. Sin esperar o preguntar si podía, Kelly entró en la habitación y vio a su madre en la cama del hospital con varios cables conectados al brazo y una revista en sus piernas. Aunque su madre parecía estar aparentemente bien, no pude evitar sentirse desbordada por toda la información que había recibido y procesado en cuestión de minutos y un montón de lágrimas empezaron a caer por sus mejillas. Pegó dos zancadas hasta la cama de Margaret y sin dejarle decir nada, la abrazó con fuerza aprisionándola.
Su madre posó sus manos sobre los brazos de su hija y la echó un poco para atrás para poder verle la cara.
- Hola, cielo -dijo ella con una sonrisa. Estiró los brazos y le quitó las lágrimas que insistían en caerle- No llores, cariño, mírame, estoy perfectamente.
- Mamá, ¿qué demonios ha pasado? -preguntó con la voz trabada- ¿Por qué he recibido una llamada del hospital diciendo que habían hospitalizado a mi madre por una agresión? ¿Y Sophie?
- Fue... horrible -se quedó un momento pensando en cómo se había reproducido la escena en el centro comercial y un escalofrío le recorrió el cuerpo- No sé dónde está Sophie, cuando recuperé la consciencia ya estaba en la ambulancia, pero hablé antes con el doctor y dijo que ella estaba bien, ni un rasguño -narró, alegre.
- Oh, Dios... Menos mal... -balbuceó, pasándose las manos por la cara.
- ¿Kelly?
Bianca entró en la habitación. Por como respiraba debía de haber venido corriendo desde el aparcamiento. Cuando recibió la llamada estaban ya casi cerrando, Kelly se puso muy nerviosa y casi se cae al suelo de la impresión, le insistió a su amiga para que la dejara coger el coche, que necesitaba irse ya, pero Bianca se negó en rotundo y se ofreció ella misma a llevarla, seguramente le preocupaba que Kelly se pusiese al volante estando tan nerviosa.
- Hola -respondió ella.
- He hablado con las enfermeras, dicen que Sophie está en la sala de espera al fondo del pasillo.
Asintió con la cabeza.
- Vale -agarró un momento la mano de su madre- Mamá, voy a ir ver cómo está, vuelvo enseguida, ¿de acuerdo? -ella asintió, comprensiva- Bianca, ¿te quedas tú con mi madre?
- Claro.
Pasó por el lado de su amiga y Bianca le dio un golpecito de apoyo en el hombro. Salió de la habitación ahora más calmada y se giró hacia el fondo del pasillo. La puerta estaba abierta, así que entró sin remilgos y buscó con la mirada a su cabecita sin rubia, ignorando por completo a cualquier otra persona que hubiese en la habitación. En cuanto la vio sentada en una silla con un libro finito pero bastante grande, no dudó en ir a por ella. No sabía qué estaba diciendo su hija, pero la cortó en medio de la frase cuando fue a abrazarla de la misma forma que había con su madre; además, alguien -no supo quién en concreto- estaba con una pierna hincada en el suelo justo en frente de su hija, pero le ignoró completamente y se centró en su hija, a quién empezó a darle besos en la cabeza y a pasar su mano por la espalda asegurándose de que no se iba a desmoronar en un segundo.
ESTÁS LEYENDO
Entre Dos Vidas
FanfictionLos hermanos Winchester viven en un constante cúmulo de problemas y desastres que parece no tener parón. Tras tantos años, han forjado una confianza y determinación como cazadores que resulta asombrosa, pero como le pasa a mucha gente, la seguridad...