Capítulo 2 - Si te he visto no me acuerdo

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Los siguientes días desde aquel suceso solo pudieron definir como torturadores : aparentemente, Kyle había vuelto antes porque le detectaron una contusión en la cabeza en la última revisión médica del cursillo y le recomendaron volver para reposar.

Le contó a Keko que un día haciendo surf se dio un golpe contra una roca, pero no pensó que fuese a tener esa repercusión. Kyle recordaba absolutamente todo, excepto todo lo relacionado con mi persona y a través de eso todas dedujimos que el secreto de las sirenas también se había quedado en el olvido.

Hayley le contrató un terapeuta para que se volviese a acordar poco a poco de todo, y este me recomendó pasar tiempo con Kyle y tratarlo como solía hacer.

Pero eso se nos hacía cuesta arriba porque él sabía que yo había sido una persona muy importante para él, entonces muchas veces no sabía como actuar al respecto.

Un día, nos dijo que un primo suyo se había enterado y que iba a venir a Perth una semana ya que estaba de vacaciones en Australia.

—Lía, ¿vas hoy a ver a Kyle?—me preguntó Amanda.

—Supongo.

—Pues dale estas galletas de mi parte—salió de la cocina y me entregó una pequeña caja envuelta con un lazo—Recién hechas.

—Vale, se lo diré.

"Si al menos se acordase..."

La última vez que había estado en su casa había sido hace unas tres semanas, para echarle un vistazo y limpiar un poco por encima el polvo. Pero no me esperaba que la vez que volviese estando ya Kyle hubiesen cambiado drásticamente las cosas.

Me apenaba empezar de cero otra vez, aunque con el apoyo de mis amigas, Keko y Erik tuve una pequeña esperanza en que no tardaría en recomponerse.

Piqué a la puerta pero nadie me contestaba, recordando que me había olvidado sus llaves en casa, y fue entonces cuando escuché unos pasos detrás de mí, encontrándome a alguien desconocido pero que se me hacía familiar a la misma vez.

Era un chico de unos veinte años, alto y apuesto, cabello castaño con reflejos y unos preciosos ojos verdes que se acentuaban todavía más con su misteriosa e interesante expresión.

Era un chico de unos veinte años, alto y apuesto, cabello castaño con reflejos y unos preciosos ojos verdes que se acentuaban todavía más con su misteriosa e interesante expresión

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No podía ser otro que el primo de Kyle.

—Hola—saludó algo extrañado y mirándome con una ceja arqueada, lo cual le hacía parecer todavía más seductor y ya me empecé a poner nerviosa.

—H-hola—tragué saliva y mantuve la mirada en el suelo—S-soy una amiga de Kyle.

—Ah—replicó indiferentemente—Lo suponía, pasa—se acercó a la puerta y la abrió con la llave—Debe de estar al llegar.

Los siguientes minutos transcurrieron algo tensos, y yo fui directa a sentarme en el sofá, viniendo al poco para hacerme compañía con dos cervezas.

Aguas Profundas (AS#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora