☆♡ 17 ♡☆

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- No voy -  dijo Yi Jeong mientras ajustaba su gemelo. Kyung Mi suspiró

- Pero hijo, ha sido una tradición. ¡No puedes dejar de ir a un almuerzo familiar!

- Mírame - respondió mientras ataba la corbata.

- Yi Jeong -  Kyung Mi volvió a intentarlo - Tu abuelo ha mantenido esta tradición durante años, debes al menos honrar los deseos de tu abuelo. - Yi Jeong se burló

- No puedo honrar los deseos de un hombre que no tiene honor propio, me voy a casar con la chica que quiere, ¿qué más quiere de mí?

- No olvides que sigue siendo el patriarca de la familia -le recordó su madre

- Eso es posible -dijo Yi Jeong-. Pero traigo la comida a la mesa. - Kyung Mi frunció el ceño

- ¿Por qué lo odias tanto, qué te ha hecho? - Yi Jeong giró sobre sus talones y miró a los ojos de su madre

- La pregunta es: ¿por qué no, él estropeó tu vida y aún quieres honrar su estúpida e inútil tradición?

- No lo odio -  susurró Kyung Mi - Solía, pero ya no, de hecho, ahora ni siquiera odio a tu padre. - Yi Jeong la miró boquiabierto, aturdido. - Aprendí a dejar ir – suspiró - Fue un poco, demasiado tarde, pero finalmente aprendí a aceptar y seguir adelante. A la única persona que no puedo perdonar es a mí misma. Yo estaba tan absorta en la autocompasión que descuidé a mis hijos, los metí en el infierno y no puedo perdonarme...

- Madre -dijo Yi Jeong

- No - le dijo - Déjame hablar, me tomó casi veinticinco años para darme cuenta de mi error. Fue sólo cuando vi que te ahogaste primero en alcohol y luego en el trabajo, cuando me di cuenta de que nunca he estado allí para ti Cualquier otra madre habría sabido lo que está manteniendo a su hijo lejos, aun no lo hago, yo todavía no te conozco tanto y estoy tan avergonzada.  No sé por qué odias tanto a tu abuelo, Yi Jeong, pero Tengo miedo de que te encuentres en el mismo camino que yo. Por favor, hijo, aprende de mis errores, no lo hagas.  - Yi Jeong respiró profundamente, muy conmovido por el monólogo de su madre.

- Lo intentaré, prometo que trataré de seguir adelante. -Kyung Mi sonrió y acarició su mejilla.  - pero eso no significa que vaya hoy -  añadió. Su madre gritó

- Tú siempre has sido terco, igual que tu abuelo.

- No me compares con él -soltó Yi Jeong

- Estoy hablando de mi padre.

- Oh!

....

Un par de horas más tarde, Yi Jeong estaba sentado en su oficina en el museo Woo Sung con su secretaria.

- Y les informa que dos millones es lo más que ofrecemos – decía - y que no estamos abiertos a negociaciones.

- Sí, señor -asintió la joven

- También envíe al Sr. Kishimoto la copia del contrato y pregúntele si hay alguna cláusula que le gustaría añadir.- la joven asintió, tomando notas.

Yi Jeong acababa de comenzar su tercera instrucción cuando su teléfono sonó. Miró la identificación de la persona que llamaba y frunció el ceño.

- Disculpe -le dijo a su secretaria y contestó el teléfono- Jun Pyo, cómo puede llamarme ahora, qué hora es en Nueva York?

- Estoy en Seúl - fue la respuesta.

- ¿Huh? -  Yi Jeong comprobó en la fecha en su computadora - ¿No se suponía que volvieras dentro de tres días?

- Sí, pero algo surgió -  contestó Jun Pyo vagamente - Escucha, necesito hablarte urgentemente. ¿Puedes venir al salón ahora?

- ¿Ahora? -  Yi Jeong comprobó su reloj - Jun Pyo, tengo una  reunión, en unos veinte minutos. ¿Puede esperar un poco?

Cuando un casanova se enamoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora