Capítulo 1

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Hay unos puntos en la película las cuales no concuerdan bien con el resto de la saga (tal vez por el cambio de guionista), como por ejemplo, el "Sparrow" es su apellido real, no lo obtuvo como apodo (según los libros que sacaron) así que intenté combinar lo mejor posible según iba avanzando. Además, no estoy segura, pero leí por ahí que el Jack que condenó a Salazar era un casi un niño. Bueno, no quiero pedófilos en este fic xD así que le subí la edad a Jack lo más que pude.

Este fic no contiene lemon (lo lamento xD) pero sí un poco de tensión sexual. Si no te gustan las historias gay, no te lo recomiendo, aquí Salazar y Jack se atraen mutuamente ;)

Capítulo 1.

-Felicidades, muchacho, irás a la horca-

No hubo necesidad de volverlo a repetir, la orden estaba dada.

-Si es así, quiero tener mi último deseo, capitán Salazar-

El capitán lo había escuchado, pero no le daría ese favor a un pirata y mucho menos a Jack.

-No hacemos favores a piratas y nunca condenamos a la horca- dijo Lesaro

Jack analizó por un momento las palabras pronunciadas por el teniente.

-Que sea ahora. Acabemos con esto-

-Sí, capitán-

La gente en el barco empezó a moverse rápidamente y, sin demora, una larga soga se volvió en el centro de atención al ser colgada desde lo alto del mayor (el mástil situado en medio de la cubierta).

Jack lo comprendió al instante, ellos nunca condenaban a la horca, eso era una simple venganza: Salazar haría lo mismo que él había planeado para el español.

-Salazar, no puedes ser tan cruel-

Las palabras del joven pirata ocasionaron una risa en toda la tripulación.

- ¿Eso es lo que crees, muchacho? -

Salazar sonreía ante tan ingenuo comentario.

-No creo que puedas ser tan cruel conmigo-

Otra risa en coro de la tripulación se escuchó, pero Salazar no participada de ella esta vez.

-Si me escucharas podríamos llegar a un...-

Antes de que terminara de hablar, Salazar se había acercado a él rápidamente para tomarlo del cuello, tan fuerte que le era imposible respirar.

-Ya escuché suficiente de tu parte-

Jack no podía hacer nada, las sogas que rodeaban su cuerpo varias veces lo inmovilizaban por completo contra el mástil.

Salazar apretó aún más la presión mientras que al mismo tiempo se acercaba al joven para susurrarle al oído: "Resulta que eres un pirata y como tal mereces morir, eh".

Aquellas palabras resonaron en la mente de Jack con gran fuerza, pudo sentir el odio en cada sonido pronunciado.

El español miró con gran desprecio al chico, había confiado en él tan estúpidamente que sentía vergüenza incluso de sí mismo. Jack se había burlado de él una vez y de la manera más despiadada, pero sería la primera y la última, lo juraba por su alma.

Dio media vuelta y se alejó en silencio, la tripulación sabía su trabajo, él no tendría que repetir las órdenes nuevamente.

Luego de tomar una bocanada de aire y recuperarse del dolor en la garganta, recurrió a lo último que quería hacer. Podría decir que se había arrepentido y podría también decir que estaba dispuesto a remediarlo de alguna forma... pero decir que lo que había fingido sentir era lo último que quería. Estaba seguro que no le creería, pero era uno de los puntos más débiles que había encontrado en aquel temible capitán español.

-Yo también lo sentí, Salazar. Aún lo siento-

El español se detuvo justo antes de subir las escaleras.

-Una vez que se enciende nunca se apaga ¿recuerdas? -

La tripulación se mantuvo en silencio, las palabras de Jack eran vagas para ellos, pero de alguna manera sabían que su significado había afectado de alguna manera al capitán.

- ¿Capitán? -

El teniente Lesaro se acercó a su superior. Fue preocupante la forma en la que esas palabras habían afectado a Salazar. Aquellas dudas que tenía hace varios días volvieron a aparecer.

- ¿Señor? - susurró - ¿Qué significan esas palabras? -

Salazar despertó del pequeño trance en el que se había metido al escuchar las palabras de Jack.

-Nada relevante-

- ¿Señor? -

-Si quiere interrogarme, teniente, se ha equivocado de profesión ¡¿acaso no escuchó lo que acabo de decir?! -

Salazar miraba furioso al confundido teniente.

-Quiero a ese pirata colgado del mástil ahora mismo ¡¿Debo volver a repetirlo?! -

Lesaro observó la extraña actitud de su superior por unos segundos, no pudo evitar tomar eso como una confirmación a sus sospechas; sin embargo, no le preguntaría ahí mismo. Conocía muy bien a Salazar, si él no quería hablar nada en el mundo lo obligaría a hacerlo.

-Sí, señor-

Dos tripulantes soltaron a Jack para luego amarrar sus manos a su espalda, lo encaminaron hasta la improvisada horca, rodearon su cuello con la soga y la ajustaron.

Salazar subió las escaleras para tomar su lugar. Al llegar miró a Jack desde lo alto. Si antes sus sentimientos hacia el muchacho eran increíblemente opuestos a lo que sentía en esos momentos, ahora podía estar seguro que lo vivido en su corazón jamás se repetiría. Ni con piratas, ni con nadie en absoluto. Él, el matador del mar, el capitán del gran y poderoso Sigilosa María, jamás volvería a cometer ni un solo error.

Esta era la última batalla, tendría a los últimos piratas frente a él y los eliminaría para siempre. Tendría el mar limpio otra vez, logrando lo que ningún capitán había podido lograr hasta entonces.

- ¡Más barcos, capitán! - gritó un tripulante

Salazar ya podía sentir la victoria rodeando su tripulación, sonrió orgulloso anticipadamente sin poder evitarlo, ese día vería morir a los últimos piratas que quedaban.

Del amor al odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora