Capítulo 2

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Dos semanas antes:

-Ese hombre está acabando con nosotros-

-Si no lo detenemos nuestra forma de vida cambiará-

-Pero ya lo hemos intentado, y si estamos vivos es por gracia divina-

- ¿Gracia divina? ¡Si existiera tal cosa esto no estaría pasando! -

- ¡Claro que existe! Solo que no está de nuestro lado, lo está del capitán Salazar-

-Todos nuestros actos están siendo saldados, eso es lo que está pasando-

La tripulación hablaba desesperada ante la inminente amenaza que pronto los volvería a alcanzar, y esta vez no se salvarían para contarlo.

-Capitán, los marinos están... -

- ¿Asustados? -

El capitán tomó de los hombros al joven, su primero al mando. No había necesidad de que terminara la frase, él ya sabía lo que pasaba con sus hombres.

-No dejes que esto te afecte, muchacho-

-Señor, estoy seguro que si nos unimos podremos vencer en una sola batalla, no podemos rendirnos-

El capitán admiró la pasión del muchacho, un joven que claramente tenía mucho futuro. Se había ganado su puesto por mérito propio al demostrar su habilidad para salir de los problemas cuando estos se presentaban sin avisar. Era perspicaz, hábil e inteligente, todo lo que un verdadero pirata necesitaba para vivir. Además, no era necesario incluir las aventuras que todos conocían y afirmaban que convertían a Jack en uno de los mejores de su generación.

-Jack, si hay alguien en el que puedo confiar es en ti. Expuse tu idea en la reunión que tuvimos ayer-

- ... ¿Qué sucedió entonces? -

-La aceptaron-

Jack sonrió ante la afirmación, sus opiniones eran apreciadas por los piratas con más poder; sin embargo, lo hacían generalmente cuando ya no quedaba de otra. Sus pocos años de experiencia no le permitían lucir sus verdaderas habilidades que, dicho sea de paso, estaban mucho mejor desarrolladas que los de la mayoría.

-Se ha decidido unir fuerzas. Haremos frente a Salazar en dos semanas, debemos reunir los armamentos que podamos y reforzar los barcos. Nos tomaremos nuestro tiempo y nos cubriremos hasta llegado el momento-

El capitán dio una pequeña palmada en el hombro de Jack para luego voltear y mirar por la ventana de su camerino. Jack supo entender su actitud, había algo que preocupaba a su capitán.

-Pero hay algo más ¿verdad?, ¿qué ocurre? -

-Jack, tenías razón, debimos pelear todos juntos desde el principio. Ahora solo somos once barcos los que quedamos-

-Once contra uno no es malo-

-Lo es, muchacho-

El capitán volteó a mirarlo seriamente.

-Salazar se encargó no sólo de matar hombres, también aniquiló a nuestras mejores naves. Los hombres que sobrevivimos fuimos de los mejores barcos. ¿Lo comprendes, muchacho? -

Jack frunció el ceño al entender lo que el capitán intentaba decirle.

-Siempre quiso que nos uniéramos-

El capitán empezó a caminar lentamente por el camerino.

-Al principio él sólo fue una amenaza más, nosotros los piratas no nos uniríamos porque nuestro orgullo es tan alto como nuestros pecados y tan alto como la del mismo Salazar. Una vez aniquilado nuestros mejores barcos, ese orgullo tendría que ser reemplazado por una sola fuerza-

-Pero no serviría de nada si nuestros barcos se caen a pedazos-

-Exacto-

El capitán se detuvo junto a su escritorio donde se encontraban manuscritos esparcidos, instrumentos de guías de navegación, una botella de ron y una brújula. Esta última fue tomada y abierta, el capitán la observaba con atención.

-Once barcos contra uno no nos dará ventaja. No seremos rivales para el navío de Salazar-

Jack no solía estar de acuerdo con las decisiones que se tomaban en momentos como estos, él creía que siempre había manera de sacar ventaja de todo.

-Entonces robemos una, capitán. Una nave española-

El capitán sonrió divertido sin poder evitarlo, cerró la brújula y la guardó en sus ropas.

-Con nuestros barcos solo podremos resistir una lucha más, Jack. Nuestros cañones no son los suficientes y quedamos tan pocos hombres que no nos conviene perder más-

-Pero capitán no podemos...-

-No, Jack, tú eres joven y no tienes que luchar. Ve a tierra, muchacho, haz de tu vida algo honorable ahora que estás a tiempo. Deja esta última batalla para el orgullo de los viejos como yo-

El capitán tomó la botella y bebió de ella un trago amargo y penoso. No había nada que celebrar más que los últimos días de libre piratería.

Se acercó a Jack y le entregó la botella.

-Ahora ve y diles que nos pongan rumbo a Tortuga, gastaremos todo lo que tenemos por última vez-

Jack no quería rendirse y tampoco pensaba hacerlo, nunca lo hacía ¿por qué tendría que ser esta una excepción? No podían cruzarse de brazos e ir a una batalla suicida solo para morir con dignidad. No estaba de acuerdo, pero protestar no serviría de nada en ese momento. Salió del camerino sin decir nada y obedeció las órdenes de su capitán. Permaneció inmerso en sus pensamientos durante todo el viaje mientras que un triste silencio reinaba en toda la tripulación.

Del amor al odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora