Capítulo 19

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Este es el penúltimo capítulo, si llegaste hasta aquí, quiero darte mi agradecimiento por darte tu tiempo de leer esta historia. Te amo :)
*Recordar: cursiva cuando utilizan su propio idioma.


El Sigilosa María ahora era un naufragio, las llamas consumían lo poco que quedaba de él, los gritos de sus tripulantes habían cesado y los cuerpos de los mismos flotaban irreconocibles en el agua, al menos los que no habían desaparecido definitivamente.

El cuerpo de Salazar flotaba desde hace varios minutos, estaba muerto, al igual que toda la tripulación. Él estaba muerto, pero no su odio, su rencor y su dolor. Ese lugar no había sido llamado "El Triángulo del Diablo" por simple capricho, las leyendas que rodeaban el lugar describían numerosas maldiciones que habían condenado al sufrimiento eterno a muchos hombres. El capitán Salazar no era cualquier hombre, era un hombre que había desarrollado un inmenso odio hacia los piratas, y ahora, también albergaba el más profundo dolor y la más profunda ira en su ser.

Las almas de los españoles habían padecido tan violentamente que el rencor de cada uno de ellos, especialmente la de su capitán, despertó la diabólica magia. El fuego que aun ardía en el barco se esparció en el agua como si contara con vida propia, buscando cada cuerpo o pedazo al cual llegar y finalmente revivirlo.

Salazar caía lentamente al fondo cuando los largos brazos de fuego llegaron a su cuerpo. Fue como despertar de un sueño, de una terrible pesadilla: los gritos de su gente aturdían, las explosiones eran enormes, todo ardía, todo se estaba perdiendo, su poderío, su orgullo... ese era el final del camino, su final...

Abrió los ojos inmediatamente.

Gran y profundo silencio.

El español observó el oscuro fondo del mar y por un momento se sintió totalmente perdido, solo. No había pensamientos, su mente no hablaba... pero entonces la imagen de Jack mirándolo mientras giraba su brújula vino a su mente de repente. Recordó todo en un segundo... sintió ira, una furia tan grande que la podía sentir físicamente, tanto que empezó a destruir su cuerpo por dentro. Desesperado por las sensaciones que empezaban a apoderarse de él salió a flote e intentó tomar aire. Sus pulmones no se lo permitían, sentía algo dentro de él, algo que no le permitía respirar. Unas grandes rocas cerca a él le permitieron sostenerse, subió a ellas mientras un dolor intenso lo invadía completamente, cerró los ojos tratando de soportarlo, ¿qué ocurría? ¿qué estaba pasando con él?

Más recuerdos, más imágenes, su vida, su tripulación. Todo empezó a venir a su mente como una película. Su barco, su misión, sus hazañas, su felicidad, el amor, la decepción, Jack.

Salazar no podía soportarlo, el solo recuerdo que aquel maldito pirata le causaba tanta ira que le era imposible controlarlo. Gritó con furia haciendo que el eco de su voz alcanzara cada rincón de la inmensa cueva. Calló de rodillas. El dolor al que su cuerpo estaba sometido no era comparable con el dolor del recuerdo de Jack, el recuerdo de su perdido orgullo. Cada detalle, cada pequeña cosa que amó de ese muchacho ahora era despreciada con todo el odio de su alma.

- ¡Capitán! -

Se escuchó en un eco, pudo reconocer la voz de su amigo. Abrió los ojos de inmediato y levantó la mirada... y lo vio, ahí estaba irreconocible el Sigilosa María, siendo todavía consumida por algunas llamas. La imagen era desoladora. Intentó levantarse, pero al querer correr, nuevamente un dolor punzante lo detuvo. Se agachó ante esa dolora sensación para luego sentir que algo empezaba a brotar de su boca. Entonces se dio cuenta: observó horrorizado sus manos, su ropa... de su boca brotaba un líquido espeso y negro, esa era la razón por la que su respiración era casi imposible.

Del amor al odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora