cap 22 / quidditch 2/2

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La señora Hooch le gritó enfadada a Flint, y luego ordenó tiro libre para Gryffindor; en el poste de gol. Pero con toda la confusión, la snitch dorada,como era de esperar, había vuelto a desaparecer. 

Abajo en las tribunas, Dean Thomas gritaba.   

Dean : ¡Eh, árbitro! ¡Tarjeta roja!

Ron : Esto no es el fútbol, Dean —le recordó —. No se puede echar a los jugadores en quidditch... ¿Y qué es una tarjeta roja?

Hagrid : -Pero Hagrid estaba de parte de Dean.—Deberían cambiar las reglas. Flint ha podido derribar a Harry en el aire.

Lee Jordan : - le costaba ser imparcial.—Entonces... después de esta obvia y desagradable trampa...  

McGonagall : ¡Jordan! —lo regañó la profesora

Lee : Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...  

McGonagall :  ¡Jordan, no digas que no te aviso...!

Lee : Muy bien, muy bien. Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro, así que penalti para Gryffindor; Lily, que tira, GOOOOL, y continúa el juego, Gryffindor todavía en posesión de la pelota.

Cuando Harry esquivó otra bludger, que pasó peligrosamente cerca de su cabeza, ocurrió. Su escoba dio una súbita y aterradora sacudida. Durante un segundo pensó que iba a caer. Se aferró con fuerza a la escoba con ambas manos y con las rodillas. Nunca había experimentado nada semejante. 

Sucedió de nuevo. Era como si la escoba intentara derribarlo. Pero las Nimbus 2.000 no decidían súbitamente tirar a sus jinetes. Harry trató de dirigirse hacia los postes de Gryffindor para decirle a Wood que pidiera una suspensión del partido, y entonces se dio cuenta de que su escoba estaba completamente fuera de control. No podía dar la vuelta. No podía dirigirla de ninguna manera. Iba en zig-zag por el aire y, de vez en cuando, daba violentas sacudidas que casi lo hacían caer.   

Lee : - seguía comentando el partido.—Slytherin en posesión... Flint con la quaffle... la pasa a Spinnet, que la pasa a Bell... una bludger le da con fuerza en la cara, espero que le rompa la nariz (era una broma, profesora), Slytherin anota un tanto, oh, no...  

Los de Slytherin vitoreaban. Nadie parecía haberse dado cuenta de la conducta extraña de la escoba de Harry Lo llevaba cada vez más alto, lejos del juego, sacudiéndose y retorciéndose.  

Hagrid : No sé qué está haciendo Harry —murmuró Hagrid. Miró con los binoculares—. Si no lo conociera bien, diría que ha perdido el control de su escoba... pero no puede ser...

De pronto, la gente comenzó a señalar hacia Harry por encima de las gradas. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse.Entonces la multitud jadeó. La escoba de Harry dio un salto feroz y Harry Quedó colgando, sujeto sólo con una mano.   

Seamus. : ¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso? —susurró 

Hagrid : No puede ser —dijo, con voz temblorosa—. Nada puede interferir en una escoba, excepto la poderosa magia tenebrosa... Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.

Ante esas palabras, Hermione cogió los binoculares de Hagrid, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.

Ron : ¿Qué haces? —gimió, con el rostro grisáceo.

Hermione : Lo sabía —resopló —. Snape... Mira

Ron cogió los binoculares. Snape estaba en el centro de las tribunas frente a ellos. Tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse.

La Heredera de HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora