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—En verdad lo lamento mucho, Luka. Pero dos semanas sin asistir al trabajo es motivo suficiente para realizar el paro total de tus labores. Somos una unidad bastante estricta, por ello, no hacemos excepciones con absolutamente nadie.

—Entiendo.

—Agradecemos que haya estado con nosotros durante cinco años. Puede recoger su finiquito de manera bancaria.

—Esta bien.

—Gracias, y que tenga un buen día.

Luka cortó la llamada y dejó su celular devuelta en la mesa de noche. Era realmente poca la importancia que le había tomado a su despido de trabajo, de cualquier modo tenía pensado renunciar.

Se llevó una almohada al rostro y comenzó a inhalar y exhalar profundamente. Se dio el lujo de permanecer sin hacer, en absoluto, nada. Sentía que no había nada que hacer, y con suerte, nada en qué pensar.

Entre toda su calma, las cortinas de sus ojos se cerraron, y ella pudo entrar en ese estado inconsciente que buscaba.

Yo la veía desde mi cielo (a sí le decimos a las colinas). Yo negaba con la cabeza, no sabía como hacer para que ella dejara de sentir esa melancolía tan inmensa.

Miré hacia otro lado y busqué a Gumi, mi prima. Estaba leyendo un libro en la cafetería de donde recientemente habían despedido a Luka. Yo, de algún modo logré manifestarme. No sé cómo, sólo sé que pasó.
Le susurré al oído el nombre de Luka y se preocupó por ella. Sabía que no tenía trabajo, ya había escuchado a sus jefes hablar acerca de su despido, y sintió la obligación de ayudarla. Mientras yo regresaba a mi cielo, Gumi sacó su celular y llamó al número que, sin lugar a dudas, era uno de sus favoritos.

—Hey, hola —se escuchó la voz de Gumiya al otro lado de la línea—. ¿Ya pasaron cien años?

—¿Cien años?

—Cada cien años me llamas —fingió una voz de tristeza.

—Lo lamento, sabes que siempre estoy ocupada.

—Claro, la vida de una chica siempre es muy ajetreada, ¿verdad? —Gumi soltó una pequeña risita por aquel chiste—. ¿Qué pasó hermanita? ¿Por qué la llamada? ¿Será acaso que me extrañabas?

—Bueno, en realidad necesito un favor.

—¿De qué se trata?

—¿Recuerdas que Luka trabajaba conmigo?

—¿Trabajaba?

—Sí, bueno, la despidieron hoy... Creo.

—¿Por qué? Ella siempre ha sido una trabajadora responsable, por lo que recuerdo.

—No ha venido al trabajo desde que... Gakupo...

—Ah, Claro.

—Sí.

—¿Y?

—Necesita trabajo.

—Hermanita, eso sí es un favor algo difícil. No estamos solicitando a nadie por el momento.

—Tiene que haber un lugar. ¿No dijiste que te faltaban meseros?

—Eso ya fue hace tiempo, Gumi.

—Por favor hermano —pidió agudizando su voz hasta el tono que ella sabía que Gumiya no podría negarle algo.

—Permíteme revisar. No me vayas a colgar.

Cuídala Bien [KaiLuka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora