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Concentración. Eso era todo lo que necesitábamos para ganar la partida. Era increíblemente difícil idear un plan aprueba de fallas si tienes a un enano como Len en tu equipo. Pero aún así nos estábamos dispuestos a perder. Sí que éramos inmaduros para nuestra edad.

Luego de haber repetido el plan por milésima vez nos decidimos en proseguir. Teníamos la ventaja de tener la pelota, el reto era conservarla.

Kiyoteru sacó, y luego de botar la pelota un par de veces se la pasó a Len. El más bajo trató de subir su posición en la cancha pero casi de inmediato Arsloid le robó el balón.

—¡No inventes, Len! —exclamé cabreado y sin hacer caso a sus absurdas explicaciones fuí en busca de mi amigo de cabellos rojizos.

Fue impactante la astucia y velocidad con la que Kaito se aproximó a él y le quitaba el balón. Dos rebotes y me lanzó la pelota. La atrapé increíblemente fácil y comencé a subir, esquivando a mis adversarios. Una vez robada la atención del equipo contrario le hice el pase a Ted y siguiendo el plan dejó que todos fueran por él antes de devolver la pelota a Kaito, quién velozmente llegó a la canasta enemiga y encestó el balón.

Todos emocionados fuimos con Kaito a celebrar el triunfo que nos habíamos llevado al bolsillo. Los perdedores invitaban las bebidas.

—¡Así se pierde, muchachos! —exclamó mi primo tratando de subirle los ánimos a su equipo.

—Ja, ja. Qué gracioso eres, Gumiya —comentó Fukase con sarcasmo.

—¡Yo digo que vayamos a mi casa a celebrar! —dijo IO tratando de mantener el entusiasmo que mi primo quería levantar.

—¡Buena idea! —corroboró Gumiya rodeando con el brazo los hombros de su mejor amigo.

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—Quiero verte, hermana. No es lindo el último recuerdo que tengo de ti. Hagamos algo como una parrillada o no sé pero quiero verte.

—Eres un inmaduro —regañó entre risas—. ¿Tienes libre el domingo?

—Para ti, estoy libre toda la semana.

—Bien, nos vemos el domingo en mi casa, ¿Vale?

—Vale.

Gumiya comenzó a llamar a absolutamente todos, quería reunirlos para que esa simple parrillada fuera más grande aún. Si no mal recordaba había un parque cerca a la casa de su hermana. Si compraba un balón de basquetbol y lo guardaba en su auto podría ser la excusa perfecta para que todos se reunieran. Justo igual que los viejos tiempos.

—¡Excelente! Nos vemos el domingo —celebró Kiyoteru y cortaron llamada.

Todos habían aceptado, todos menos Kaito. Aunque le sorprendió bastante, tampoco esperaba que mágicamente todos pudieran ir.

Gumiya tecleó con las manos temblorosas otro número, uno que a pesar del tiempo transcurrido, le seguía preocupando marcar.

—¿Hola?

—IA, hola.

—¿Gumiya?

—Sí, soy yo —apresurado y nervioso. ¿Cuándo fue la última vez que tuvo una conversación normal con ella?

—¿Qué se te ofrece? —frívola y distante. Ella nunca cambiará.

—B-bueno. El domingo los muchachos y yo harémos una parrillada en la casa de mi hermana. También irán sus amigas, tal vez, tú quieras...

—¿Domingo? No puedo. Tengo planes. Tal vez One, quiera ir.

Bajó la cabeza con decepción, ya se lo había visto venir. ¿Por qué querría ir con ellos?

—IA —su tono era ronco, se acoplaba perfectamente a su nostalgia—, ¿Aún me odias?

Y la chica cortó la llamada.

Cuídala Bien [KaiLuka]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora