1. Nuestro salvador.

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Hoy vengo a contarles una historia, una hermosa historia de amor y valentía que merece ser transmitida. Las razones son muchas, pero principalmente creo que en un mundo cada vez más necesitado de amor es bueno poder seguir encontrando cosas como estas, cosas como las que vengo a traerles hoy y ya mismo comienzo a narrarles.

Podría comenzar aquí, en Londres, o podría llevarse a cabo en cualquier parte del mundo. Lo cierto es que las historias de amor existen desde el principio de los tiempos, porque a pesar de encontrar diferencias en las distintas épocas y en las personas, es el sentimiento que siempre está y aunque se trate de ocultarlo, siempre aparece. Y ahora podemos apreciar detenidamente dos vidas insignificantes que al llegar a cruzarse se podrían volver mucho más atractivas e interesantes. Y a pesar de que estas dos personas no tenían nada en común y jamás se habían visto en sus vidas, se verán algún día para descubrir que al amor no debemos temerle. La pregunta correcta es, ¿por qué temerle al sentimiento más hermoso del mundo?

Hablábamos de Londres, uno de los lugares más hermosos del mundo, y uno de los más sugestivos para las historias de amor, tal vez después de París. Ella había vivido allí desde pequeña con su familia, era hija única y tenía veinticuatro años. Su nombre era Hermione Granger, era abogada y trabajaba en el estudio jurídico del Doctor Scott Krum. Una joven mujer exitosa en el mundo laboral y también podría decirse que en el amor, se hallaba comprometida con Viktor Krum, el hijo de su jefe.

Todo parecía estar en su lugar correcto, y todo se sentía bien, excepto por la noticia que Hermione recibió esa mañana. Sus padres no llegarían de su viaje por América del Sur hasta un día antes de su boda; su madre la había llamado por teléfono para comunicárselo y lo que preocupaba a Hermione no era el hecho de que sus padres estuvieran disfrutando de unas hermosas vacaciones en esos paradisíacos paisajes, lo que la preocupaba era que su madre llegaría a tiempo para oficiar de su madrina en la ceremonia, pero no llegaría para ayudarla con los preparativos. Ese es el trabajo de la Dama de honor: ayudar a la novia a organizar su boda. La realidad era que Hermione no se lo podía pedir a una amiga, no era demasiado sociable y conocía a muy pocas personas de confianza.

Le dio vueltas a eso todo lo que restó de la mañana, pero decidió abandonar el hecho y concentrase en su trabajo, ya tendría tiempo para solucionarlo. Pocos minutos pasaron cuando la puerta de su oficina se abrió con estrépito, Viktor Krum acababa de ingresar a la habitación.

-¿Creíste qué lo había olvidado? -murmuró cruzando el umbral y cerrando la puerta tras él.

Viktor lucía contento, en realidad siempre mostraba un peculiar buen humor. Era un tipo odiosamente feliz.

Hermione le sonrió con dulzura para mostrarle que no se equivocaba, pero que, a la vez, se sentía un poco arrepentida por haberlo juzgado mal.

-¿Lo ves? No te decepcioné esta vez.

Viktor sonrió y se acercó hacia ella. Hermione se desplazó hacia atrás con su sillón y luego se puso de pie. Cuando ambos llegaron hacia el otro se besaron en los labios con ternura.

-Hace tiempo que necesitamos esto -dijo Hermione abrazada a él-. Pasar tiempo juntos.

-Lo sé, lamento estar tan ocupado últimamente, pero te prometo que este día seré exclusivamente para ti, o al menos en estas horas del almuerzo.

Ella volvió a besarlo y, todavía abrazados, salieron de la oficina y se dirigieron al ascensor, que los llevó hasta el estacionamiento. Allí se subieron al auto de Viktor y se alejaron del lugar rumbo al restaurante donde disfrutarían de un delicioso y romántico almuerzo.

-¿Y quién será la Dama de Honor entonces? -preguntó Viktor con el ceño fruncido luego de que Hermione le comentara lo que su madre le había dicho esa mañana. Estaban sentados uno frente al otro en una mesa elegante de uno de los restaurantes más prestigiosos de Londres.

La boda de mi jefa. (Romione).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora