24. Perdidos.

2K 135 24
                                    

Despertó luego de lo que pensó que habían sido unas horas, pero gracias a algunos rayos de luz de sol que atravesaban tímidamente por la ventana se percató de que ya era de mañana. Estaba tumbada en la cama de Ron y la respiración pausada, pero algo ruidosa que sentía a su lado le indicó que él aún dormía. Creyó que lo que le estaba pasando era una cosa demasiado hermosa y descabellada como para que alguna vez la hubiera imaginado y, sin embargo, estaba sucediendo. No podía estar segura de estar absolutamente despierta porque todo aquello parecía un sueño; no creía que algo tan audaz y agradable hubiera salido de ella. Se sintió valiente por primera vez y esa sensación le gustó tanto que sonrió sin darse cuenta.

El sonido de su celular la sacó de su ensimismamiento e intentó llegar a su bolso que estaba tirado al lado de la cama antes de que Ron despertara, pero fracasó en su intento ya que al instante en que lo alcanzó el chico comenzó a moverse inquieto.

-Buenos días –murmuró sonriendo mientras se incorporaba.

Hermione le devolvió el saludo con ternura y luego giró la vista hacia la pantalla de su celular que había dejado de sonar, se dio cuenta de que la última se unía a la gran cantidad de llamadas perdidas de su secretaria. Algo sorprendida decidió escuchar un mensaje de voz que la mujer le había dejado y en el que le pedía que llegara temprano al estudio, por pedido de Scott. Se asustó un poco y de inmediato comprobó la hora, eran casi las nueve y media de la mañana y eso la impulsó a bajar rápidamente de la cama y comenzar a vestirse.

-¿Qué sucede? –preguntó Ron algo adormilado todavía.

-Debo irme, algo pasó en el estudio.

El joven se quedó sentado en su lugar, aún con el pecho al descubierto, y la observó cambiarse sintiéndose un poco decepcionado acerca del final de su encuentro; Hermione, quien notaba la mirada fija del joven en su cabello despeinado, pudo notar por el rabillo del ojo que se veía muy atractivo en esa postura, pero no podía distraerse. Con una rapidez sorprendente, terminó de vestirse y se acercó a él para darle un pequeño beso en los labios a modo de despedida.

-Mandaré a alguien a buscarlo –le avisó sonriendo mientras señalaba a su vestido de novia que reposaba apaciblemente en el suelo.

Él le devolvió el gesto y dejó ver su labio inferior en el momento en que Hermione atravesó la puerta del dormitorio, indicándole que se iba. Estaba dispuesto a levantarse para cerrar la puerta, pero sólo cuando la chica hubiese llegado abajo, sabía que, si lo hacía antes, no podría separarse de ella y no quería hacerlo porque ambos casi habían llegado a la meta y cada vez que no estaban juntos sentía como si regresaran a la salida.

Su celular no había dejado de sonar desde que había salido del edificio de Ron, pero no podía pasar por la oficina usando la misma ropa que el día anterior, resultaría sospechoso. Por esa razón, pasó con anterioridad por su departamento y arregló su aspecto apresuradamente.

Apareció en su trabajo cerca de las diez de la mañana y en el instante en que salió del ascensor sintió como si una pesada piedra cayera sobre su estómago y todo el buen humor que había estado acumulando se desvaneció. Vio a Neville y a unos cuantos empleados más entrando y saliendo de su oficina cargados con cajas llenas de archivos, libros y carpetas, las sacaban de allí y luego las depositaban en un cubículo cercano al escritorio que su secretaria ocupaba.  Con la furia recorriendo cada una de sus venas, se acercó hacia ellos amenazadoramente.

-¿Qué creen que están haciendo? –les gritó-. Pongan todo donde lo encontraron.

-Son órdenes de Scott –le respondió Neville encogiéndose de hombros-. Lo lamento.

La boda de mi jefa. (Romione).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora