Sonó la campanilla de la puerta cuando ambos ingresaron al local.
El lugar era hermoso, la decoración se centraba en colores claros como el blanco y el crema, abundaban sillones con tapizados costosos y arañas en el techo. No había nadie allí, pero se podía notar la clase de elegancia que se manejaba dentro, incluso Ron pudo notarlo. Hermione caminó unos pasos hacia delante y él se quedó rezagado atrás para observarla, era algo magnífico. La chica paseaba su mirada por los hermosos vestidos que se exhibían; sus ojos brillaban, su sonrisa se ensanchaba. La mano derecha de Hermione comenzaba a acariciar con dulzura la delicada y suave tela que reposaba con distinción sobre unos de los maniquíes, cuando una mujer adulta con un metro colgado de sus hombros se apareció de repente ante ellos.
-¿Buscaban algo, jovencitos? –preguntó con ternura.
Hermione dirigió la vista hacia ella.
-Soy Hermione Granger. Él es Ron –señaló al chico detrás-, llamó para organizar la primera prueba de mi vestido de novia.
-¡Oh! Ya recuerdo, ya recuerdo. Yo soy Judith. ¡Tú eres muy joven! ¿Verdad? –Hermione asintió-. Es emocionante ver que personas de tu edad siguen apostando a cosas como el matrimonio. Ahora son todos tan liberales.
-Sí, lo sé, pero cuando el amor es sincero el matrimonio no es sólo una promesa más, es algo que quieres hacer para demostrar que quieres pertenecer al otro. De manera espiritual, terrenal, no importa, sólo quieres pasar el resto de tu vida a su lado.
Ron tragó saliva. Desde el abrazo que ambos habían compartido en la oficina, todo se sentía diferente, aún más intenso de lo ya se había sentido antes.
-¡Qué hermoso lo que dices, niña!–. La mujer se acercó a ella y la abrazó por los hombros. -Ven, vamos probarte tu traje de princesa.
Las dos mujeres desaparecieron sonriendo detrás de una pared blanca y Ron se sintió la persona más patética del Universo. Le estaban pasando cosas con Hermione y al mismo tiempo la ayudaba a llegar al altar, la entregaba a otro hombre y a la vez, la perdía un poco más cada minuto.
Luego de unos minutos interminables, Judith reapareció.
-Ven, muchacho.
Ron la siguió incómodo y con paso lento.
Ambos entraron a otra habitación. Una de sus paredes estaba recorrida por cubículos, cada uno con una puerta blanca. Ron supuso que eran los vestidores. En el centro reposaba un sillón circular, de color crema, donde Hermione había dejado su bolso. Allí se sentó.
Se escuchó la campanilla de la puerta, señal de que alguien había entrado.
-Regreso en unos minutos –dijo Judith sonriendo, dio la vuelta por donde habían llegado y desapareció otra vez tras la pared blanca.
-¿Judith? –preguntó Hermione detrás de la primer puerta-. ¿Estás ahí? Necesito ayuda.
Su voz hizo sobresaltar a Ron, se le secó la boca y se frotó las manos.
-Emm, se… Judith se fue a atender. Pero, tal vez yo pueda ayudarte.
Hermione no notó el temblor en la voz de Ron.
-Bueno, sí.
La joven asomó su cabeza por detrás de la puerta y luego salió completamente del vestidor. Lucía hermosa, el blanco era definitivamente su color especial. Ron supo en ese momento que ella era la indicada. En ese instante, no había nada, absolutamente nada que quisiera hacer más que besarla. Ella se recogió el cabello con sus manos y se dio vuelta.
ESTÁS LEYENDO
La boda de mi jefa. (Romione).
FanfictionElla tiene una carrera exitosa y en ascenso, un novio apuesto que acaba de convertirse en su prometido, es inteligente y segura de sí misma, ha creado una vida perfecta porque no se lleva bien con los errores y a pesar de eso, sabe que hay algo que...