02 | flying cars and farewells

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CAPÍTULO DOS

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Los tres mejores amigos iban caminando a serie de pasos, entrando en la exposición mundial del mañana, o como a Bucky le gustaba llamarle el futuro

―No veo cuál es el problema. ― habló Bucky repentinamente llamando la atención de Steve . Sin embargo, Rose seguía concentrada en la gran cantidad de personas que se agolpaban en torno a muchas exposiciones, que de alguna manera, resultaba fascinante de ver. ―Estás por ser el último hombre elegible en Nueva York ―continuó Bucky, una vez que llamó la atención del hombre más pequeño.

Steve solo bufó, luego apartó su flequillo rubio de sus ojos. Trató de enfocarse en algo más que las palabras repetitivas de Bucky, mientras sus ojos observaban a lo largo de su entorno, pero eso no ayudó de mucho cuando el moreno volvió a hablar.  

―Sabes que hay tres millones y medio de mujeres aquí ―anunció Bucky en un tono sabio. Esta vez, Rose devolvió su atención a los dos hombres y comenzó a escuchar su conversación. Steve soltó un suspiro exhausto.

―Bueno, me conformaría con solo una ―murmuró Steve. Rose sonrió al escuchar las palabras del rubio, admirando la actitud de Steve, como la un caballero. 

―Y una es todo lo que necesitas ―Rose intervino, ganando la mirada de Bucky y una sonrisa de Steve. De repente, Bucky sonrió una vez que vio a su cita en la distancia. 

―Bueno, me ocuparé de eso― Bucky dijo, saludando amablemente a las dos chicas. 

―¡Bucky! ―la de pelo castaño gritó emocionada, saludándolo con una ola entusiasta.

Rose y Steve siguieron la mirada del soldado, notando que dos mujeres jóvenes aparecían en su campo visual. Steve arregló su ropa nerviosamente. 

―¿Qué les contaste sobre mí?― susurró el rubio.  Bucky se volvió hacia él con una sonrisa. 

―Con suerte las cosas buenas ―sonrió. Rose agarró el brazo de Bucky y lo arrastró hacia atrás. 

―Bucky, ¿qué hay de mí? No quiero estar con ustedes tocando el violín ―la chica frunció el ceño. 

―Vamos Rose ... Ambos sabemos que todos los hombres aquí les encantaría salir contigo, ¿por qué no encuentras uno?― Bucky sugirió con una ceja levantada. Rose suspiró, luego peinó sus cabellos rubios con sus dedos. 

―Sabes que tengo una razón para no ir por esos hombres― resopló. A Rose nunca le interesó salir con hombres en citas. Todos ellos eran egocéntricos, egoístas y pensaban demasiado en sí mismos. Todo lo que ella justo odiaba. 

―Por favor ... Haz esto por Steve.

Bucky suplicó, señalando a su mejor amigo más pequeño que saludó a las chicas con agitados apretones de manos. Rose sonrió levemente ante la escena, era un idiota, pero eso era lo que le gustaba de él. 

―Me debes una, James. ―Rose gimió, echando la cabeza hacia atrás. Bucky le mostró una encantadora sonrisa y luego le dio un abrazo en modo de agradecimiento. Mientras los dos hombres eran absorbidos por la multitud con sus citas, Rose jugueteaba alrededor, ocasionalmente mirando las pantallas. No pasó mucho tiempo antes de que ante ella, se presentase un soldado, un hermoso soldado en realidad. 

SOLDIER DEAREST ▹ STEVE ROGERS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora