13 | the 107th

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CAPÍTULO TRECE

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CAPÍTULO TRECE


Steve miró a la multitud de soldados con aprensión, temiendo lo peor. Después de meses de gira y de acostumbrarse a toda la atención, parecía que no podía sacarse esa inquietud.

Fue empujado al escenario antes de que pudiera procesar todo, recitando sus líneas habituales que habia estado diciendo desde hace un tiempo. Mientras las chicas bailaban a su alrededor, en su mente practicaba lo que iba a decir una vez que estas chicas dejaran de animar a los soldados.

Como si estuvieran leyendo su mente, las coristas comenzaron a dejar alegremente el escenario, soplando besos y agitándose coquetamente al público. Los hombres ciertamente lo disfrutaban, Steve podía decirlo por sus cánticos y silbidos.

Pero mientras se acercaba al micrófono, con una mano apoyada en su cadera y una sonrisa falsa sentada en su rostro, todos los hombres se callaron.

―¿Cuántos de ustedes están listos para ayudarme a golpear a Adolf en la mandíbula?―Steve le preguntó a la audiencia que no cooperaba, esperando animarlos. Lamentablemente, su reacción siguió siendo el mismo silencio exacto, muerto y doloroso.

La sonrisa engreída de Steve cayó, y sus brazos cayeron torpemente a sus costados, sintiéndose muy avergonzado. En momentos como este él recordaba por qué tuvo miedo escénico, porque todos te juzgaban. 

Cuando el 'Capitán América' se presentó previamente fue para mujeres y niños que extrañamente lo adoraron por solo hablar, pero estos eran soldados, hombres que realmente pelearon en la guerra. 

―Está bien, eh...―El súper soldado tartamudeó, tratando una vez más de encontrar una manera de complacer a la audiencia. Se pasó la lengua por los labios, poniéndose muy nervioso bajo las penetrantes miradas de los soldados.

―¡Necesito un voluntario!―Steve dijo repentinamente, una idea razonable viniendole a la mente. Solo esperaba que estos hombres no fueran los mismos matones que se encontró en el campo de entrenamiento cuando aún era ese hombre débil y frágil.

―¡Ya fui voluntario! ¿Cómo crees que llegué aquí?―Un soldado gritó, y en ese momento Steve se dio cuenta de que estos eran los mismos matones esnobones. Ese comentario llevó a la multitud a reírse y resoplar, haciendo que Steve se sintiera pequeño.

―¡Devuelve a las chicas!―Otro gritó, causando una gran conmoción en toda la audiencia. Steve, sin poder hacer nada, retrocedió unos pasos, mirando al fondo del escenario como un perrito perdido.

Casi quiso vomitar por lo grosero y tacaño que realmente eran este grupo de hombres, se suponía que eran soldados, educados y respetuosos. Pero no, eran como todos los hombres, atrapados.

―Creo que solo conocen una canción, pero um, déjenme, veré lo que puedo hacer―El soldado respondió, con un tono vacilante por el nerviosismo. Esto es lo que temía desde que se puso el traje, ser maltratado.

SOLDIER DEAREST ▹ STEVE ROGERS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora