Liberada: Capitulo 1

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Karen Thompson era una niña muy cariñosa, risueña y alegre. A sus tierno once años era muy madura para su edad, tenía ya muy claro qué quería en un futuro para su vida. Su mayor deseo era llegar a ser una médico neurocirujana muy reconocida para que su padre se sintiera muy orgulloso de ella.

Pero además, para así demostrarle a su madre que sí podría llegar a servir para algo; como ayudar a salvar la vida de otras personas.

A veces Karen no entendía porque su madre la odiaba, sí la odiaba, de eso estaba totalmente segura, porque su misma madre le había repetido una y otra vez que ojalá no hubiera nacido y que la odiaba.

El único que le daba cariño era su padre, que la complacía en todo lo que podía. Pero lo malo era que, al ser un hombre de negocios, casi no pasaba en casa, y por lo tanto muy pocas veces solía estar con su padre. Aunque eso sí, cuándo estaba libre su padre, el tiempo que tenía se lo dedicaba exclusivamente a ella.

En definitiva, que pasaba poco tiempo con su padre y mayormente con su madre, la cuál obviamente si no la tenía al alcance de su vista, mucho mejor para ella como en más de una ocasión le ha dicho con total frialdad. Para Karen tampoco era algo bueno, siempre, nada más desaparecer su padre por la puerta, su madre la maltrataba sobre todo verbalmente, alguna vez le llego a alzar la mano, pero como dicen, a veces duelen más las palabras que son como navajas afiladas en el corazón, a que le diera una bofetada u otra cualquier cosa.

Pero esto no podía contárselo a su padre, por nada del mundo. Alguna vez tuvo la tentación de decírselo, pero al final se arrepentía, por miedo a que su madre pudiera cumplir con su amenaza de separarla de su padre si se lo decía y eso sí que sería algo mucho peor para ella. Para Karen su padre lo era todo.

A pesar de todo, ahora solo quería estar centrada, en que pronto cumpliría doce años. Tenía muchas ganas de que llegase el día porque su padre le prometió dejar pronto su trabajo para estar con ella en su día. Solamente faltaba una semana para su cumpleaños y estaba deseosa por cumplirlos.

Pasaron los días rápidamente, llegando por fin el día en que Karen cumplía ya sus doce años. Karen rebosaba felicidad por todos los poros de su cuerpo.

Su madre por su parte, aunque no le hizo mucha gracia, le preparo una tarta, decoro el jardín con globos y serpentinas y puso un "Feliz Cumpleaños" en un cartel, que lo colocó colgando por encima de la mesa en dónde se hallaba la tarta, porque así se lo había dicho su marido.

Llego el mediodía y aún el padre de Karen no llegaba, y se suponía que hacía dos horas atrás debía de haber llegado. Y así pasaron las horas, en que Karen estuvo esperando asomada por la ventana, mirando hacia la calle, la llegada de su padre. Y con ello llegó la noche.

Karen aún esperaba a su padre asomada a la ventana, a la espera de ver llegar su coche y que le dijera que había tenido cualquier percance que le habría imposibilitado llegar antes, se sentía muy triste porque su padre cuando le prometía algo jamás le fallaba. Entonces, de repente vislumbró la luz de un coche, y fue rápidamente hacia la puerta.

- ¡Mamá, mamá! ¡Papá ya ha llegado! - Gritaba Karen mientras abría la puerta.

- ¡Al fin! Ya era hora de que... - Dijo su madre saliendo de la cocina para igual que Karen poner cara de sorpresa.

En vez de ver a su padre, Karen vio a otro hombre. Hasta su madre se había quedado impactada al ver el hombre que acababa de llegar, no era su marido, sino un policía.

- Buenas noches Señora, necesito hablar con usted. - Le dijo el policía a la madre de Karen.

- Claro, está bien, pase. - Le dijo mientras su rostro pasaba a tornarse muy seria. - Karen ve a tu habitación.

- Pero mamá, estoy esperando a papá. - Gimoteo Karen empezando a ponerse nerviosa al ver la actitud de su madre también. Lo notaba algo estaba pasando.

- ¡Ahora mismo! - Le dijo su madre gritando.

A lo que acto seguido Karen subió las escaleras para dirigirse a su habitación, con muy mala gana.

Karen estaba muy nerviosa, no entendía por qué estaba ese policía allí. Entonces escuchó como su madre estaba llorando y acto seguido el sonido de la puerta indicando que alguien salió, seguido del ruido de un coche al arrancar, lo que le hizo suponer que el policía se había ya marchado. Karen salió de su habitación pero cuándo bajo al salón, no encontró a su madre allí y eso la hizo ponerse aún más nerviosa.

- ¿Qué estará pasando? - Se preguntó a sí misma Karen.

Estuvo esperando a la llegada de su madre, sentada en el sofá, hasta que le venció el sueño y se quedó dormida profundamente. Más tarde, se despertó sobresaltada por el ruido que hacía un coche, a lo que se levantó del sofá y se dirigió a la ventana para ver quién era. Desde la ventana distinguió la silueta de su madre, junto con un policía que supuso que era el mismo que había estado en su casa horas atrás. Su madre se despidió del policía y entró a casa. Nada más ver a su madre, presintió que algo malo había pasado. Su madre tenía los ojos llorosos y muy hinchados de tanto llorar.

- ¿Qué pasa mamá? - Le dijo Karen a su madre, con miedo a lo que vaya a contestarle su madre.

Pero su madre no le contestó, lo que hizo fue empezar a llorar y subir a su habitación, dejando a Karen allí en el salón con mucho miedo, porque no sabía por qué razón su madre estaba llorando. No entendía en absoluto que su vida pronto iba a cambiar, a dar un giro muy dramático.

Relatos Cortos (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora