VIII.

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Eran más de la media noche. En una caminata decidí ir a Dirty Dreams.

Sólo quería verla. Además de que allí podía ingerir mi droga sin temor a que me viese mamá.

Owen me miró con desdén cuando pasé por la puerta.

Lamentablemente la música estaba más fuerte de lo normal, pero eran buenas canciones.

Conocía a ese grupo perfectamente, uno de mis favoritos sin duda.

  — Hey chico, Señorita está ocupada, ¿te hago compañía? —me sonrió una mujer más grande que yo.

  — Estoy perfectamente, gracias —intenté sonar cortés.

La mujer se echó a reír.

  — Vamos chico, estás en un prostíbulo, no intentes ser caballeroso, porque aquí jamás hace falta.— sonrió burlesca y caminó menenando sus caderas hacia la barra.

Nunca quedaba de más ser caballeroso.

Estuve esperando al rededor de media hora, lo bueno es que no habían parado de reproducir era magnífica banda.

Justamente cuando sonó la mejor canción la pude ver caminando, saliendo de aquel cuarto, con esas diminutas ropas, que son embargo, mi vista no fue a más de mirarle el rostro, sus ojos perfectamente delineados, ese cigarrillo que era común entre sus dedos y tacones que la hacían ver alta. Su cabello que se veía más largo que la última vez.

Me dio náuseas en cuanto vi como un hombre le susurraba algo en el oído y le daba una nalgada.

Ella no debía ser tratada así.

La mujer que anteriormente se había burlado de mí, se le acercó y le dijo algo al oído. Ella inmediatamente había dirigido su vista hacia mí. 

Bajó el escalón de la barra y caminó hacia mí, mi estómago dio vueltas y de nuevo sentí náuseas, pero en el buen sentido, ¿entienden?.

— Hola. — me sonrió y yo hice lo mismo.

La invité a que tomase asiento conmigo.

  — ¿Cómo van las cosas con Asa? — preguntó de repente. Me desconcertó eso.

  — Él viene seguido por aquí. — aclaró mi duda. — Entraña hablar contigo — tosió — él me lo dijo. — yo sólo me encogí de hombros. Amelia cerró los ojos e inclinó su cabeza hacia atrás. — You hid there last time you know we're gonna find you. Sick in the carseat cause you're not up to going — movió sus rojizos labios al compás de la letra de la canción. Me hizo sonreír aún más.

  — Hazme un gran favor hermosa. — se nos acercó un hombre, le sonrió a Amelia.

— Tengo que trabajar, Shawn. — suspiró, estaba por ponerse de pie, pero la tomé del brazo.

  — Estás conmigo ahora — le dije y miré al hombre.

  — Joder tío, ¡disfrutala!, que te haga un oral ¡qué sé yo!, ¡para eso son! — exclamó.

  — Una mujer no funciona sólo para eso, ¿quieres placer?, masturbate, pídeselo a la mujer que está en casa, que tanto dices amar. — respondí.

  — No te metas con mi esposa, pequeño imbécil — me amenazó, me tomó de la playera y me levantó.

  — ¡Detente! — se puso en medio de ambos Amelia, empujó aquel hombre, pero este se resistía a soltarme. — Mierda David, si no lo sueltas jamás te daré de nuevo mi servicios — lo empujó con más fuerza.

  — Mamadas me las puede dar cualquiera y mejores...— impulsivamente mi rodilla chocó con su costilla y posteriormente mi puño en su rostro.

  — No le hables así — dije jadeante. Intenté normalizar mi respiración.

*
Estaba completamente atónita, la acción de hace unos segundos se repetía una y otra vez en mi cabeza.

Hizo lo que jamás ningún hombre había hecho.

Él me había defendido.

Sentí la mirada de Roger, tenía que sacarlo de aquí antes de que algo le pasara.

  — Ven conmigo. — tomé su mano y lo llevé detrás de la barra y salimos por detrás. Mordí mis labios. — Si Roger te ve a ninguno de los dos le irá bien. — suspiré.

  — No podía seguir permitiéndolo. — susurró. Al no obtener respuesta mía, prosiguió. — A que otro imbécil te faltara al respeto. Sin importar qué; tú eres una dama y mereces ser tratada como tal. —

Heroine | Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora