XXIII.

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Corté el hilo de la aguja. Asa gruñó. Era la tercera puntada que le daba en el rostro.

Mientras yo seguía con las puntadas, Shawn se encargaba de limpiarle las heridas a Asa.

Nadie había mencionado nada en lo absoluto.

Una vez que finalizamos, nos sentamos en el otro sofá, ambos mirando a Asa.

— ¿Quién ha sido? — interrogó Shawn ya después de mucho tiempo en silencio. Asa suspiró y se quejó.

— Estupideces mías, lo sabes. — evadió.

— Jamás haces estupideces sin mí — le recordó. Él sonrió adolorido.

— Rocker quiere su dinero.

Shawn palideció.

— ¿Rocker Finnegan? — cuestionó Amelia. Shawn frunció el ceño.

— ¿Lo conoces?

Amelia llevó sus manos hacia su cabello y lo revolvió con angustia.

— ¿Qué has hecho? — masculló Amelia, mientras caminaba de un lado al otro. Tomó la mano de la castaña y la llevó a la cocina.

— ¿Me puedes decir qué te pasa?. No entiendo... — Amelia lo cortó dándole una bofetada. Shawn la miró atónito, vaya que tenía fuerza.

— ¡¿Sabes lo que has hecho?! ¡Mierda Shawn! — gritó eufórica Amelia. — ¡Por eso Asa está así! — golpeó su pecho. — ¡¿Qué va a pasar si te atrapa?! — lo empujó. — Mierda, — sollozó. — ahora ya no puedo vivir sin ti. — susurró recargando su frente en el pecho de Shawn. Escuchó su corazón latir con rapidez. Eso la relajaba.

Levantó su rostro y miró a Shawn, él tomó sus mejillas y limpió sus tristes lágrimas con sus pulgares.

— ¿Dónde habías estado todo este jodido tiempo? — murmuró ella.

— ¿Dónde habías estado tú? — respondió él. Amelia saltó y capturó los labios de Shawn. Se sostuvo de su cuello. Shawn la apretó a él. Amelia gimió sobre los labios de él.

Inmediatamente la acorraló contra la pared, mientras la sostenía de las piernas.

Con ayuda de su pantorrilla empujó la cadera de Shawn hacia ella. Gimió deseosa de sentirlo de nuevo.

Deslizó sus apetecibles labios por el cuello de Amelia, mordió cuando ella tiró de su cabello.

Amelia deslizó su mano poco más abajo de la hebilla de su cinturón. Apretó el miembro de Shawn, quién gruñó. Desesperada desabotonó el pantalón del castaño y bajó su ropa interior. Shawn le deslizó la bragas fuera de su cuerpo y la penetró. Amelia mordió su labio para evitar gritar.

Se aferró a su cuerpo y gimió bajo.

— No me dejes. — pronunció entre gemidos Amelia.

— Jamás. — enfatizó mientras le besaba.

Asa frunció el ceño al no escuchar sus discusiones.

— ¡Sí claro, cojan mientras yo estoy aquí dolido! — bramó molesto.

Amelia se puso su ropa interior, sonrojada. Habían terminado justamente después de escuchar el grito de Asa.

Mientras Shawn se colocaba el cinturón escucharon el ruido de la puerta.

— Se enfadó. — bufó Shawn.

— Ponte tu chaqueta vamos a buscarlo. — murmuró Amelia, mientras salía de la cocina.

Revolví mi cabello, mientras miraba a Amelia salir de la cocina.

Salí detrás de ella de la cocina y choqué contra su diminuto cuerpo. Fruncí el ceño y la miré.

— Shawn, pero qué sorpresa. — mi cuerpo vibró al escuchar la voz de Rocker. Tragué saliva y levanté la mirada.

Ahí estaba él; calvo y gordo como siempre. Sólo que esta vez, sosteniendo una revolver 38 dorada.

Asa estaba de pie, sosteniéndose del sillón, Amelia al frente de mí, estática.

Lentamente me coloqué al frente de ella.

— ¿Te gusta? — preguntó refiriéndose a su arma. — Tú y tú — sentí que el alma salía de mi cuerpo en cuanto Rocker los apuntó. — allá. — señaló el sillón del rincón. Amelia sostuvo a Asa y lo ayudó. Pude notar que Amelia temblaba.

— ¿Qué es lo que quieres? — pregunté borde.

— Mi dinero. — exigió enfadado. Guardé silencio. — ¿Sabes?, no soy fan de matar gente. Pero si no hay remedio ¿qué hago?. Creí que eras un buen chico, pero me has dejado de consumir. Y eso no me gusta. —

— Toda tu mercancía está intacta — corté. Él rió y negó.

— Me vale una mierda eso. Yo quiero el dinero. — masculló.

— Pero no he consumido nada, yo... — el sonido del disparo me aturdió, seguido de un grito.

Con terror giré a ver a Amelia y a Asa.

Sentí la tranquilidad en mi cuerpo en cuanto miré que se encontraban bien.

— ¡No! — gritó Amelia mientras corría hacia atrás. Rocker le apuntó.

— ¡Sólo está salvando a sus peces! — detuve a Rocker.

Tomó muchos jarrones mientras levantaba a sus peces de la alfombra y les echaba agua.

— Tranquilos, aquí estoy, aquí estoy. — lloró Amelia. Los cristales de la pecera rota se clavaron en sus rodillas, pero lo que quería era salvar a sus mascotas. Una vez que hubo terminado la escuché sollozar más fuerte. Rápidamente me dirigí a ella.

— Do-Dori — sollozó mientras sostenía al pequeño pez azul en sus manos.

— Lo lamento. — la abrazó Shawn. Ella se aferró a su camisa mientras lloraba por su hermoso pez.

Shawn lo tomó y lo dejó sobre la mesilla, aún abrazando a Amelia.
— Espero que estés feliz — bramó molesto Shawn.

— Algo, no mucho.

Preparense, ya saben cómo soy xdxdd

Heroine | Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora