XIII.

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Shawn dejó a Paul en el suelo y con cautela acarició a Darma, quien se tensó al inicio pero después movió la cola como si lo conociera de años. Le pareció extremadamente tierno.

El castaño prefirió esperar a Amelia abajo. Caminó por el largo pasillo, dando un pequeño vistazo a las habitaciones.

Detuvo su caminar al ver a Amelia buscar una chaqueta, en lo que supuso que era su habitación.

Amelia se colocó la chaqueta, una falda, unos botines azules y se giró al espejo.

El entrecejo de Shawn se frunció, al ver el pedazo de madera que cubría la parte superior del espejo, dejando sólo ver el reflejo de su cuerpo, del cuello hacia abajo. Se adentró al baño de su alcoba, siendo seguida por Shawn.

Amelia vertió pasta de dientes en su cepillo y cepilló sus dientes, mirando hacia abajo, sin hacer contacto visual con ella misma en el reflejo del espejo.

Shawn retrocedió unos pasos y se adentró al sanitario del piso y este no tenía espejo. Bajó las escaleras sin hacer ruido y entró al sanitario de bajo de las escaleras, estaba la marca del espejo, opaca de hace años.

¿Qué era lo que ocurría allí?

— Sólo dame un segundo. — dijo Amelia, mientras bajaba las escaleras al mismo tiempo que se rizaba las pestañas. Libremente se puso rimel y labial a la perfección y en efecto. Como lo había notado Shawn, sin mirarse al espejo. — Andando. — musitó. Tomó su bolso. — Ahora vengo preciosa. — se agachó y acarició la cabeza de su mascota. Esta chilló y se lanzó a ella. Ambos jóvenes salieron de aquella casa.

— Aguarda. ¿Puedo pasar a tu baño? — preguntó Shawn, ella asintió y el castaño entró de nuevo. Rápidamente sacó aquel estuche mortal.

Una vez que se hubo dado su dosis salió más sonriente de la casa de Amelia.

— ¿Estás bien? — cuestionó al verle algo diferente.

— Mejor que nunca. — sonrió. Amelia frunció el ceño. — Iremos en mi fierrari. — comentó Shawn y estalló en carcajadas, una vez que Amelia vio "su fierrari"; osea su bicicleta, también rió. — Prometo comprarme un auto o tal vez una motocicleta. — prometió. Shawn se montó en su bicicleta y la equilibró con sus pies para que Amelia pudiese subirse detrás.

Amelia carraspeó. — No me puedo subir. Siento que me caeré. — murmuró ruborizada.

— Ven aquí. — la tomó de la mano y la guió al frente. — Siéntate aquí. — le indicó que tomase asiento en el tubo que sostenía el asiento. — De lado para que te sientas más cómoda. — Amelia se mordió el labio. Shawn abrió un poco más las piernas para que Amelia entrara a la perfección.

Entró sin problemas y lentamente inclinó su espalda hacia atrás, se sintió más tranquila cuando su espalda chocó con el pecho de Shawn.

— Tranquila, no te dejaré caer. — le susurró al oído, ocasionando un estremecimiento por parte de Amelia. Pasó sus brazos por debajo de los brazos de Amelia y tomó el volante de la bicicleta.

 Pasó sus brazos por debajo de los brazos de Amelia y tomó el volante de la bicicleta

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Heroine | Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora