X.

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Me vestí y acomodé mis cosas, Asa pasaría por mí. No quería hacerlo esperar de nuevo.

En estos días, no sabíamos nada de papá y la verdad me alegraba.

Mamá por fin había vuelto a su habitación. Constantemente gritaba y yo corría a su habitación porque tenía pesadillas, me quedaba con ella hasta que dormía de nuevo.

Mamá llamó a mi puerta y me dijo que Asa había llegado.

Puse mi capucha mientras bajaba las escaleras, besé la frente de mamá y salí.

Saludé a Asa, chocando hombros.
— ¿Y tu motocicleta? — pregunté.

— ¿Liz?, está en el taller. — puse los ojos en blanco al escuchar el nombre ridículo que le había puesto a su moto. — Anda vamos. — metió sus manos a sus bolsillos y caminó hacia el lado contrario a la escuela.

  — ¿A dónde? — cuestioné.

Él sólo rió y me indicó que lo siguiera.

Posteriormente tomamos un autobús a no sé dónde.

— ¿Ya me dirás a donde vamos? — le pregunté, él permaneció callado.

Llegando a la parada seguimos caminando, hasta que llegamos a un bosque.

— Me estoy asustado. — bromeé y Asa carcajeó.

— No eres mi tipo — contestó a mi broma.

— ¿Recuerdas este lugar? — me preguntó y yo negué. — Vaya, debería darte un gran golpe. Aquí nos conocimos, Raúl. — mi ceño se frunció sin poder recordar. — Habías resbalado, cuando éramos niños, jugabas con una ave, llegaste al extremo, pero no lograste frenar completamente, caíste al agua. Yo corrí y te saqué del agua porque no habías salido. Tu madre llegó y me agradeció, despertaste, me viste y me sonreíste, te despediste de lejos. Unos días después te vi en la escuela, pero jamás me hablaste. — murmuró mirando aquel lago, agarró una piedra y la arrojó.

  — Lo siento. — me disculpé. Asa negó.

— ¿Cómo está tu abuela? — pregunté y él suspiró.

— Nada bien. El doctor dijo que no tarda mucho... — bajó la mirada. Me dí una bofetada mentalmente por haber preguntado.

— ¿Tu padre no ha vuelto? — yo negué.

Pasamos algunas horas charlando y arrojando piedras al lago, entre bromas y demás.

— Quiero que vayamos a ver a alguien. — musité después de varios minutos.

  — ¿A quién? — cuestionó mirándome. Debatí si decirle perfectamente en quién era o no. — ¿Alguien importante? —

— Sí. — aún no estaba seguro, la vaga idea de que él lo considerara como algo malo, pasó por mi cabeza. 

— ¿Shawn? — Asa me empujó y reaccioné. — ¿Me dirás a quién? — me miró y yo mordí mi labio. — ¿Una chica? — bromeó y yo suspiré.

Rápidamente se puso sobre sus pies.

— Andando. — me dijo, imité su acción y nos dirigimos a la parada de autobuses.

En unas cuantas cuadras, Asa supuso que iríamos a Dirty Dreams. Bajamos y me detuvo justo al frente de la puerta.

  — Aguarda, ¿trabaja aquí? — preguntó y yo asentí. — Escucha Shawn, no creo que...—

  — ¿Bubu?, ¿eres tú? —

  — Maldición. —susurró él. — Hola Alondra. — sonrió. Alondra corrió hacia Asa y lo abrazó. Él correspondió el abrazo, refunfuñando.

Reí por la mueca de Asa.

  — ¿Qué esperan?, ¡adelante! — exclamó. Entramos. — Señorita está en esa puerta marrón. —

Le agradecí y me aproximé a la puerta, con Asa detrás de mí.

Toqué la puerta.

  — Estoy ocupada. — se escuchó su voz.

  — Soy yo. — respondí. Se escuchó como algo cayó al suelo, dentro de la habitación, seguido de otros sonidos.

— Adelante. — abrí la puerta lentamente y la vi, estaba sentada en un sofá, la habitación olía a cigarrillo. Esta vez, su ropa no era diminuta. De veía más hermosa. — Siéntense, por favor.— dijo, mientras encendía otro cigarrillo. — ¿gustan uno? — Asa negó y yo acepté. — Supongo que ya se llevan bien de nuevo. Me alegro — la dio una calada a su cigarrillo.

— Sí, hemos hablado y terminamos bien. — respondí.

— ¿Y qué les ha traído por aquí? — cruzó sus piernas.

— Shawn quería verte. — rápidamente le di un golpe a Asa, él gimió.

Ella rió, por primera vez la escuché reír, sin que se estuviera burlando de mí. Su risa era algo escandalosa pero hermosa.

Me había enamorado de su risa.

-Val🌈

Heroine | Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora