IX.

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Suspiré sintiéndome tonta.

Esto no era para mí.

Yo era una prostituta y nunca sería una dama.

Eché una carcajada. Toqué mi nariz y cerré por un instante mis ojos.

— Eres realmente tonto, cariño. — aclaréla garganta. — Jamás seré una dama. Y será mejor que te vayas, Roger odia los pleitos. — entré de nuevo por la puerta de la barra.

Al parecer todo estaba arreglado, porque todos habían vuelto a lo suyo.

— ¿En dónde está? — escuché a Roger. Encendí un cigarrillo y me encogí de hombros. — No querrás incubrirlo, ¿o sí Señorita? — se burló el enano.

Le di una calada a mi cigarrillo.

— Yo no sé a dónde se fue y tampoco me importa. — exhalé el humo.

Me miró con desdén y se marchó a su despacho.

— Lo proteges mucho. — susurró Alondra. Me giré a verla.

  — No metas los senos operados donde no los llaman. Continúa con tu trabajo. — siseé. Ella me dio una mirada rápida y se dirigió al escenario, dispuesta a bailar. Masajeé mis cienes y me senté en la barra. — Dame un mojito. — le dije y Michael comenzó a prepararlo. Cuando estuvo sobre la barra, lo tomé.

Apagué mi cigarrillo y me senté en mi mesa, esperando a cualquier cliente.

*

Ahí mismo en el callejón, saqué mi estuche de mi bolsillo.

Preparé la aguja y apreté mi brazo con la liga.

Antes de introducirla, quedé mirando el líquido dentro de esta.

Comencé a pensar en todo el tiempo que llevaba haciendo eso.

Con la liga entre mis dientes, alejé poco a poco la aguja de mi brazo.

Entonces recordé a Aaliyah. Y fue ahí cuando introduje sin volver a pensar la aguja en mi brazo.

Me sentí más tranquilo, mis problemas habían flotado lejos de mí, por lo menos un tiempo pequeño.

*

Llegué a casa y papá no se encontraba en esta.

  — Vino Asa a buscarte. — me dijo mi madre. — He preparado lasagna, tu favorita. — me sonrió. Mamá se veía más hermosa sin un moretón en su bello rostro.

Besé su mejilla. — Gracias. — susurré y comencé a comer. — Iré a buscar a Asa. — dije mientras seguía comiendo.

Una vez que terminé, dejé mi plato, lavado, en la alacena.

— No tardaré. — la abracé. — Si llega papá, llámame. — le dije y ella asintió. Le besé la frente y salí de nuevo.

Esta vez decidí tomar mi bicicleta para partir a casa de Asa.

Dejé la bicicleta sobre el pavimento y saqué mi teléfono. Marqué su número y le pedí que saliera.

Salió de casa con su típico cigarrillo de marihuana entre los dedos. Se posó al frente de mí, pero nadie dijo nada.

  — Te fui a buscar hace unas horas. — habló él, ya después de un gran rato.

  — Mamá me dijo. — contesté.

Él asintió y apagó su cigarrillo con su pie, en el pavimento.

Suspiró y jugó con sus pies.

  — Quiero disculparme, pero primeramente quiero saber; ¿qué hice? — talló sus ojos.

Fruncí los labios y permanecí callado unos instantes.

  — No debiste llamar así a las mujeres de Dirty Dreams. — susurré. Él lo reconoció.

  — Tienes razón. Lo lamento. — murmuró. Y yo asentí. — ¿Amigos de nuevo? — me extendió su mano, pero yo le abracé. Rió y yo también.

Entonces comenzó a hablarme de lo odiota que era el chico con el que se juntaba y me dijo que había extrañado justarse conmigo. Y le dije lo mismo.

  — Me tengo que ir. No sé si papá llegue hoy. Pero no quiero que mamá esté sola cuando lo haga. — susurré.

  — Tú sólo dime y le partimos el trasero a tu padre. — chasqueó la lengua y yo reí. Me despedí de él, subí a mi bicicleta y me dirigí de nuevo a casa.

Pronto debía hablar con Asa acerca de Amelia.

No sólo debía, quería hacerlo.

Me encantó la nueva portada♥
Voten y comenten.

-Val🌈

Heroine | Shawn Mendes©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora