Una nueva amiga

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María había conocido a una chica una tarde de compras en un centro comercial cerca de su casa. Vivían en una buena zona. Rodeados de parques, ocio y buenos restaurantes. Había cogido uno de los coches de Adrián que él se empeñaba en decirle que también eran de ella.

- Elige el que quieras, te lo compro- Le dijo él.

- ¿Para que me vas a comprar un coche si en casa ya tenemos cuatro?

- Uno para ti.

- Puedo coger uno tuyo ¿no?

- Siempre que quieras ojazos. También son tuyos.

- Pues sí tengo cuatro coches, ¿para que quieres comprarme otro? - Adrián se echó a reír.

Diego se había pasado la noche sumido en su nueva novela y Adrián había salido nuevamente de viaje, así que María había decidido salir a pasear y hacer algunas compras. Llevaba ya tres horas comprando cuando se sentó en una mesa de una pequeña cafetería a tomarse un chocolate caliente. Hacía frío y así podía calentarse un poco.

- ¿Está ocupada la silla? - Se asombró mucho. Le estaban hablando español y a ella. ¡Vaya! Miró y se encontró delante de ella a un chica de no más de metro sesenta, con el pelo castaño claro y largo, ojos precioso verdes y pecas en la nariz.

- No... - María volvió a mirar su chocolate y enseguida volvió a mirarla ella- ¿porqué me has hablado en castellano? ¿Como lo has sabido?

- El libro que estás leyendo, está en castellano - María miró sobre la mesa. ¡Ostras! Tenía razón. Mientras tomaba el chocolate se había puesto a leer la trilogía Venganza de Malenka Ramos, uno de sus libros favoritos.

- Me llamo María - Dijo de pronto.

- Yo India - Esta le sonrió, cogió la silla y se alejó dejando a María con la sonrisa puesta la boca. La miró. Se sentó tres mesas más lejos con un grupo de tres Alemanes altos, guapos y rubios y se puso a charlar con ellos en Alemán.

La estuvo mirando un rato. Luego se puso a leer y a tomar el chocolate. Cuando acabó y levantó la vista se dio cuenta de que India y esos tres Alemanes ya no estaban. Pagó, se levantó y se fue. Estuvo dando otra vuelta por algunas tiendas y se compró algún que otro modelito más. Estaba ya a punto de irse a casa cuando escuchó su nombre.

- María - Se giró. Instintivamente. Aunque como no reconocía la voz, no se imaginaba que fuese para ella. A ella solo la llamaba Adrián, Diego o alguno de los amigos que habían hecho ahí, en cuyo caso su acento hacía que María era lo que menos parecía que pronunciase. Y entonces la vio. Ahí estaba, India. Se quedó quieta. Era extraño, se sentía extrañamente atraída hacia ella, como si fueran a ser mejores amigas y el destino les hubiera unido. ¡Sí, extraño!

- Hola India - Llegó hasta su lado, le sonrió y le señaló un edificio enorme que tenían delante.

- Trabajo ahí delante, y te he visto desde la ventana. Perdona mi atrevimiento pero... ¿te gustaría quedar algún día?

- si... - María no se lo pensó, le salió la respuesta tan deprisa que India se echó a reír - Perdona - También se echó a reír. Llevo aquí más de medio año y aun no he conocido a nadie. Bueno, no a nadie como tú - Ambas se miraron con una gran sonrisa en la boca. India entonces sacó del bolsillo de su chaqueta un papel doblado.

- Tengo que irme a trabajar. Aquí tienes mi teléfono. Llámame - Le cogió el papel sin dejar de mirarla a los ojos.

- Lo haré.

- Encantada de conocerte - Le gritó ya desde lejos.

María se quedó de nuevo mirándola y por primera vez en todo el tiempo que llevaba ahí había conectado con alguien fuera de las cuatro paredes de su casa. ¡Iba a tener una amiga! Llegó a casa emocionada. Diego había dejado de escribir y estaba en la cocina preparando la cena. María dejó todas las bolsas en su habitación y fue a verle. A pesar de que casi siempre dormían los tres juntos, cada uno en la casa tenía su propia habitación. Aunque siempre que tocaba dormir todos juntos acababan en la cama de María.

En el corazón de María - Trilogía María parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora