Ahogando penas

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Entrada la noche se llenaba de nubes negras, el invierno hacía de las suyas en la ciudad y la leve llovizna se mostraba  presente. La cafetería estaba cerrada por órdenes de Angelina y los sirvientes solo miraban en silencio e impotencia.

- ¿Donde está Ciel? Es hora que no regresa - preguntaba molesta la rubia a su tía pelirroja.

- Debe de andar haciendo sus berrinches, no te preocupes querida, mañana mismo saldrán de viaje, tu madre no quiere seguir más tiempo aquí -  celebraba feliz en compañía de un vaso de ron.

Elizabeth miraba por la ventana esperando que el ojiazul regresará, no quería que se fuera a dar a la fuga después de la noticia del embarazo.

Nadie pensaba que él estaba sentado solo en la oscuridad de un parque abandonado.  La única luz que alumbraba el pequeño parque se perdía entre la lluvia.

Tenía un su mano una botella de vodka y el cabello mojado producto de la traviesa llovizna.

- Orro poco más...no hace mal - murmuraba entre voz cortada y un pesar en el alma.

Quería pensar que la lluvia se llevaría sus penas.

- Mi vida es un asco...quizás sería mejor no seguir con mi existencia - sonreía con amargura.

Víctima del alcohol se dejaba llevar por pensamientos peligrosos, se le hacía fácil escapar de la realidad bebiendo y llorando.

En la otra cara de la moneda, Sebastian estaba en un bar de mala muerte. Con poca gente en el pequeño lugar se sentaba en la barra.

- Deme una botella de whisky -

Cabizbajo y con su maleta al lado, bebía directamente de la botella. Otro más que se sentía su alma llena de pesares.

"Entregué todo por ti y me mataste lentamente"

El pobre hombre seguía bebiendo esperando sanar esa herida, lo extrañaba demasiado y se resistía en correr por él y perdonarlo.

¿Pero perdonar la mentira? Sentía que fue traicionado y le dolía mucho. Su orgullo no le dejaba pensar con razón.

Una atractiva mujer lo miraba desde el extremo de la barra, era evidente que le atraía el atractivo del azabache.

La dama con el cuerpo bien formado caminaba en dirección de él, su largo cabello se acomodaba bien sobre sus curvas.

- ¿Me invitas un trago ? - susurraba con su voz seductora.

- Claro...pide lo que quieras - miraba de reojo a la joven sentada junto a él.

- ¿Y que te tiene tan deprimido? - bebía lentamente de una copa.

- Perdí lo que más amaba...más bien me traicionó - sonreía con ironía bebiendo de la botella.

- Eres un hombre muy atractivo, no deberías andar en penas amorosas - la chica sonreía coqueta tocando la mano de Sebastian.

Ella se levantó del asiento y lo tomo del brazo, al verlo borracho pensó que sería más fácil atraerlo.

Salieron por el pequeño pasillo del bar hacia la terraza, el techo de plástico cubría de la lluvia. Sebastian estaba muy borracho y se recargaba en la pared.

- Quizás no me conoces pero tú y yo podemos pasar un rato muy agradable - se acercaba para abrazarlo y restregar su cuerpo.

- Le dí todo...pero no bastó...- su rostro reflejaba dolor y decepción.

- Déjalo ir cariño, mira... soy una bella chica solo para ti - acariciaba su entrepierna y acercaba sus labios para besarlo.

Sebastian reaccionó al ver los labios de tinte rojo de la joven a punto de besarlo, la tomo de los hombros y la lanzó lejos de él.

Entre mirada y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora