Sentimientos Encontrados

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Meyrin estaba preocupada, nadie sabía nada de Sebastian y tenía largo rato que el se había salido de el Hotel. Su único lugar de destino era la cafetería para confrontar a la tía Angelina.

Las horas pasaron y no respondía el móvil, no tenían rastro alguno.

- Ya es mucho tiempo, tenemos que hacer algo - desesperada se mordía las uñas la chica.

- Meyrin no logramos nada si te pones así de nerviosa - la regañaba Bard.

Soma estaba pensativo, seguramente algo le pasó al joven azabache pero no tenían más señales de él. Olvidando un poco el momento incómodo de hace un rato se dispuso a hablar.

- Mi único contacto ya tendría que tener alguna novedad, tendremos que localizarlo -

- Lo llamaré de inmediato joven Soma no se preocupe -

Los otros sirvientes no podían hacer nada más al respecto así que esperaron las indicaciones de el joven hindú.

Soma fue detrás de Agni a la habitación, lo miro de espaldas tomando el teléfono.

- Gracias, siempre estás para calmarme, ni mi familia se preocupa tanto por mi...para ellos con dinero ya es suficiente - sonreía algo triste.

- Usted me ayudó mucho sin ver quién era yo en ese entonces, le debo mucho - hizo una reverencia.

- Sabes Agni, quizás debo alejarme un tiempo de las mujeres, por ahora no quiero saber nada de relaciones amorosas -

- No tengo porqué mentirle...desde que estaba con la señorita Elizabeth yo sentía ciertos celos por ella, cuando usted se separó un alivio me embargo pues quizás solo estaría yo para usted y nadie más - confesaba sinceramente el mayordomo.

- Agni...vamos, esa arpía ya quedó muerta para mí, olvidemos esa mala experiencia -

Mientras tanto:

*Estación de policía*

Sin nada con que cubrir el frío se arrinconó en una esquina con el dolor en las costillas. Un hombre encargado recibió un "extra" para darle una dotación de golpes al azabache. Con los labios inflamados por las lesiones y unos rastros de sangre en el rostro.

Se estaba desesperando, no había forma de salir si nadie sabía dónde estaba. Peor aún pasaría un largo tiempo dentro de esa prisión sin poder buscar a Ciel.

Perdió la cuenta de las horas que tenía adentro de la fría celda, no se escuchaba ruido alguno. Unos pasos lo hicieron reaccionar.

- Se ve que le dieron un buen trato señor Sebastian - la voz conocida sonaba en eco.

- ¿Como lograron saber dónde estaba?- como podía se levantó de el suelo.

- El joven Soma mando a una persona a la cafetería para investigar, luego de preguntar con los vecinos nos avisó que un policía lo subió al auto junto con un hombre de cabello largo - hablaba Bard.

- Con una módica cantidad proporcionada por el joven logramos llegar a un acuerdo con ellos ya que usted no cometió ningún daño - sonrió victorioso Tanaka.

- Gracias...pensé que me quedaría aquí un buen tiempo....me alegro de verlos - le costaba trabajo hablar.

Lo ayudaron a caminar y rápidamente salieron del departamento policíaco, antes de que alguien más llegara y ocasionará problemas.

Subieron a un taxi y se dirigieron con destino al hotel. Al poco rato Undertaker regreso para darle una nueva visita al azabache, su gran decepción fue ver qué él no estaba ahí, los empleados disimulaban para no tener problemas con el.

Tomo su teléfono y marco rápidamente. - Él escapó, tendrás que buscar una nueva opción -

- Maldición, te dije que hicieras las cosas bien - respondía molesta del otro lado la ambiciosa Angelina.

Se levanto de su cama y rápidamente armó una maleta, si quería acelerar sus trámites esa boda se tendría que hacer de inmediato. Viajaría esa misma noche para hacer presión con los Midford y Ciel se casará lo más antes posible.

*Mansión Midford*

Miraba por la ventana sin conciliar el sueño, todo le recordaba a Sebastian y le dolía tanto no saber de él.

- Idiota...si tú no hubieras escapado así...me hubiera fugado contigo, este matrimonio es una porquería...- daba un ligero suspiro.

Lizzy escuchaba detrás de la puerta, le gustaba vigilar al joven para evitar que escapara durante la madrugada. Le daba coraje saber que nunca ocuparía el corazón de Ciel, se acariciaba el vientre con dulzura y una sonrisa llena de malicia se dibujaba en sus labios.

Ciel se cubrió con una manta y trataba de conciliar el sueño, aunque lo último que viera al dejarse llevar por los brazos de Morfeo eran los ojos color carmesí de Sebastian.

"Deseo al menos verte en sueños una vez más"

Entre mirada y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora