"Soma"

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"Siempre que encuentras la felicidad no faltará aquel que trate de arruinarla"

Los días pasaban de forma tranquila y muy natural, la cafetería era un lugar muy especial y lleno de clientes uno de los motivos principales era que ahora había un nuevo mesero y este era Sebastian.

Después de esa propuesta de matrimonio por parte del mayor, Ciel decidió que no sería mala idea hacerlo parte del negocio y así crecería a nivel de clientes y tener más ganancias.

Una noche común anunciaron su plan a futuro con sus sirvientes que más que eso formaban parte de su familia. Todos estaban contentos por su joven amo sin mencionar las lágrimas de alegría de Meyrin que ya se imaginaba a su pequeño amo vestido de color blanco.

Los días de penas y problemas parecían quedar en el pasado, sin embargo Ciel se sentía inseguro e intranquilo en algunos momentos, le daba miedo que tanta felicidad le fuera arrebatada de sus manos.

- ¿Que tienes amor? Te veo muy pensativo - el mayor acariciaba los cabellos azulados de su pequeño amante.

- No pasa nada, solo es que...a veces tengo miedo de que las cosas se arruinen - respondía algo triste.

Sebastian lo abrazaba con fuerza a modo protector y lo miraba tiernamente.

- No seas tontito Ciel, te prometo cuidar de esta felicidad con toda mi alma, yo te voy hacer feliz pase lo que pase -

- ¿Tú...nunca me dejaras? -

- Nunca, por nada del mundo te dejaría así, tú me lo pidieras no me alejaré -

El jovencito sonrió reconfortado y besaba sus labios, se sentía nuevamente tranquilo y se aferraba a ese amor que prometía hacerlo feliz.

Mientras tanto en estados unidos, una pareja peleaba acaloradamente.

- ¡Eres una estúpida! ¿Porque me hiciste ésto? -  el joven hindú se le quebraba la voz, estaba furioso pero su mirada se mostraba dolida.

- Yo...lo siento Soma...no era mi intención - la rubia se disculpaba con fingida tristeza.

- ¿No era tu intención? Sabes lo que acabas de hacer? Eres una zorra - las lágrimas salían de sus ojos, estaba a punto de soltar una bofetada a la chica.

- Basta joven amo, no más...- detenía su mano el mayordomo del hindú.

- Agni...tienes razón no vale la pena - respondía con dolor en su voz.

Soma salía rápidamente de la habitación dejando a Lizzy y Agni dentro.

- Gracias Agni no tenías porque defenderme después de ésto - 

- No lo hice por usted, lo hice por mi joven amo, él no merece ser traicionado de ese modo y me alegro mucho que se diera cuenta que no todas las flores de loto son bellas pues se pueden transformar en hiedra venenosa -  contestaba con una sonrisa el hindú.

Salió de la habitación dejando a una molesta mujer, Elizabeth estaba furiosa pero eso no dejaba de lado su plan y deseaba empezar cuanto antes.

Agni el mayordomo y fiel sirviente del joven Soma, trataba de consolarlo, lo veía totalmente deprimido y le partía el alma ver cómo este lloraba por una mujer que no valoro sus sentimientos.

- Joven Soma, no le parecería mejor regresar a la india? Su padre puede seguir con sus negocios aquí pero usted tiene elección de regresar y olvidar todo esto - trataba de darle ánimos con una sincera sonrisa.

- Agni tu siempre cuidándome y protegiéndome...a veces desearía que nunca hubiera entablado una relación con alguna mujer - se secaba las lágrimas.

Entre mirada y un caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora