La mort .

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Su mente aún iba hasta el día cuando conoció a Phana. Recordaba que ese día estaba en un festival de Metal Pagano que ofrecía la ciudad, se sentía demasiado emocionado y además de eso, iba con sus amigos. Dos horas después de estar allí lo vio. Se encontraba en una esquina con chicos igual de altos a él, todos con sus típicas chaquetas de cuero y muchos tatuajes, Ming le decía que parecían una banda de motociclistas. 

Sus miradas se conectaron al instante y Yo sintió que todo su cuerpo se revolucionó. No había tenido una buena oportunidad de ver bien su rostro y cuando pudo lograrlo, quedó por poco enamorado. Sus ojos eran grandes y negros, al igual que su cabello, nariz perfecta y labios perfectos, su rostro era tan varonil siempre con una expresión seria. El joven sentía que esa mirada fácilmente podría desnudarlo, ya que sus orbes se dirigían a él con tanta premura, que Yo no era un iluso al pensar que la atracción entre ellos era palpable. 

Tanto así, que aún recordaba con diversión cuando en una parte de la noche Ming se acercó a un oído y le dijo que ese tipo lo estaba asesinando con la mirada cuando se acercaba a él, pero obvio no lo creyó. Era imposible, ni se habían hablado, a no ser de que fuese un maniático celoso. Luego de eso, las cosas pasaron, cuando el reloj marcaba justo las diez de la noche, ese hombre se acercó a hablarle. Yo se sentía tan apenado por tener esos ojos hambrientos sobre él y tan cerca. Se sentaron a conversar con algunas cervezas mientras escuchaban la música. Él, de nombre Phana era realmente interesante e inteligente, hablaron de diversos temas y la conexión simplemente fluyó hasta que la confianza se dio. Pha le contó que era profesor de Artes en una de las mejores universidades de Tailandia y tenía veinticuatro años. 

La noche transcurrió al lado de su nuevo "amigo". Cuando dieron las dos de la mañana él se apresuró para buscar a Ming, pero no estaba en ningún lado, por lo que el mayor se ofreció a llevarlo. Fueron hasta el estacionamiento y se subieron al lujoso auto negro. Cuando iban para su casa, Pha hizo varias preguntas en cuanto a Ming y por poco creyó lo que su amigo le había dicho hace un rato, ya que sus preguntas tenían un toque despótico, como si realmente estuviese celoso, pero Yo decidió no prestarle atención a eso. 

Estacionaron junto a la acera de su casa, el porche de su casa lucía desierto, por eso Pha se bajó junto a él y lo llevó hasta la puerta de modo caballeroso. Se pararon en el marco y hasta despedirse fue algo tedioso, hasta que llegó la hora. El hombre le dijo que intercambiaran números y obviamente él accedió gustoso, luego de eso mencionó algo de una exposición de arte, lo estaba invitando a una cita y Yo quiso saltar en un pie de la alegría, así que le dijo que sí y en el momento en que el hombre hizo un amague de irse, este se inclinó y dejó un beso en su mejilla, con un "Ten una linda noche" muy cálido. 

Luego de la cita en el museo, se dieron cuenta de que la conexión entre ellos realmente era furtiva. Vinieron cenas en diversos lugares, parques de diversiones y más cosas. Había pasado ya algún tiempo desde que habían empezado a salir. 

Ahora, iban directo a la montaña para acampar. Pha cargaba la enorme carpa doblada junto con sus cosas, mientras que él llevaba las mantas. Sus manos estaban unidas e iban conversando sobre sus cosas. 

-¿Te parece aquí? -Le preguntó Pha observando la genial vista que estaba frente a ellos. La ciudad se veía desde allí. 

-Está bien - A Pha le encantaba esa voz dulce. 

Descargaron las cosas y armaron la carpa. Era enorme. Tomaron las mantas y las pusieron adentro para acurrucarse. Pha se acostó abrazando a sí al pequeño. Aquel chico se veía tan inocente y diminuto entre sus brazos, que la necesidad de protegerlo sacudía su interior, desde un principio. 

-¿En que piensas? -Susurró Yo acariciando su torso. 

-En que eres realmente lindo -Escuchó la risa tímida del chico y sonrió. 

Diaboliquement.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora