Chantilly.

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Hace mucho dejó de sentirse como el peor bastardo. Realmente se había acostumbrado a ver como todo a su alrededor seguía su camino y él simplemente estaba estancado en el pasado. Habían pasado algunos años ya, sin embargo Steffano recordaba todo como si hubiera pasado ayer y en esos momentos odiaba a su memoria tan lúcida, porque aunque demostrara ser tan ácido, por dentro posiblemente estaba cayendo en el vacío, teniendo una muerte lenta en la cual se hundía poco a poco.

Pero ahora, viendo esos ojos negros una vez más, se sentía lleno de... ¿Rabia? No, ese era un sentimiento que venía después de que todo se desmoronara y era una etapa que ya había quemado. Así que no sabía precisamente que sentía, aunque su corazón palpitaba como hace mucho no lo hacía, la ansiedad le llegaba hasta los ojos y simplemente quería sentarse a llorar, porque se sentía tan débil... 

-Jackson tiene unos trabajos impresionantes. Así que él hará parte de la revista desde hoy, me alegro demasiado de que empiece su camino contigo -La señora Ling sonaba tan ansiosa que le dieron hasta nauseas. 

-¿Y qué sucedió con Jay? -Preguntó con tono neutro sin despegar sus ojos de Wang. 

-Fue trasladado para otra area. Creo que en Hong Kong -Sonrió ácidamente al escuchar eso. Eran jugarretas viejas y sucias, tan típicas de él... 

¿Era en serio? Sin duda la vida estaba siendo una hija de perra hoy. Ya entendía porque se levantó con ese sabor agridulce en la boca. Bajó su mirada hasta el dedo anular del hombre y vio que su hilo aún estaba intacto, tan rojo y fino, obviamente las ganas de llorar fueron colosales. ¿Por qué estaba intacto si se suponía que Jackson no lo amaba? O al menos eso decía su traición. 

-¿En serio? ¿Aún dándole vueltas a ese asunto? -Esa voz grave lo hizo erizar. 

Era un estúpido al pensar tan libremente. Era más que obvio que Jackson podía leer su mente, podía leerla cuando quisiera porque el vínculo entre ellos era irrompible. Pero bueno, ahora solo le quedaba ser un gran hijo de perra... 

Rió a carcajadas. 

-Hm, debí acostarme con Nara para que veamos si tú no pensarías lo mismo -Refutó Steffano manteniendo el contacto visual. 

Los ojos del rey se volvieron más negros de lo habitual. Sus labios se volvieron una linea fina. 

-No cambias -Susurró más para sí mismo. 

-¿Debería? -Alzó una ceja. -Más bien, dime, ¿Qué carajos haces aquí? 

-¿No estás feliz de verme? -Retó Wang tomando la cámara profesional entre sus manos para cambiar los lentes. 

-¿Debería? -Inquirió. 

-Yo lo estoy. 

-¿En serio? ¿Estás feliz de ver a la persona de la cuál te cansaste? -Rió sin fuerza -No puedes estar feliz de ver a alguien que simplemente desechaste, ¿O es que soy el segundo plato? 

El de cabellos blondo lo miró con una expresión dura mientras apretaba la cámara entre sus manos al punto de destruirla. Steffano era consiente de lo que ese comportamiento causaba en Jackson... Fueron pareja por años, ¿Cómo no saberlo? Y ahora disfrutaba hacerlo rabiar. 

-Especulaciones y solo especulaciones -Rodó los ojos. 

Steffano no dijo nada y se dedicó a desatar la bata de seda que llevaba en ese momento. La prenda cayó por sus piernas estilizadas y los pantalones de Jackson se hicieron más pequeños. Miró con atención como ese cuerpo que hace mucho no poseía caminaba por el set con total naturalidad, aunque sabía las verdaderas intenciones de ese demonio y es que Wang ya lo conocía en todas las posiciones. Los dos sabían lo que estaban haciendo. Sus ojos quisieron hundirse en la hermosa curvatura de esa espalda tan blanca... Él jamás había visto un trasero tan perfecto y unas caderas tan... Excitantes. 

Diaboliquement.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora