Ailes.

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Ese día había decidido salir a caminar un poco. Yo se sentía estresado por algunos acontecimientos en su vida, como la universidad y el trabajo, así que debía aprovechar los frondosos bosques que le ofrecía su ciudad. 

Miró el aviso que hacía entender que estaba a punto de entrar en la zona forestal y sonrió. Apretó la manija de su mochila sobre su hombro, hacía poco había salido de clases y no pudo verse con Pha, lo cuál era una lástima, ya que el alto era una gran manera de relajarse. Yo se sentía como si lo hubiese probado y ahora no quisiera regresar, era fascinante, un hombre encantador. 

Empezó a caminar mientras admiraba todo eso, hacía un par de meses no iba a ese lugar no esperaba para contarle a Pha y probablemente ir con él. Las hojas crujieron bajo sus pies  mientras que el lugar se volvía considerablemente frío y por ello, sobó sus brazos desnudos, se reprendió de manera mental por no llevar su abrigo y de pronto, una sensación lo suficiente extraña invadió su pecho, llevando oleadas de escalofríos a cada lugar de su cuerpo, sintiendo un miedo inexplicable pero con su valentía en mano empezó a adentrarse más en el lugar con sus sentidos alertas y observando todo con sumo cuidado. 

Saltó en su lugar al escuchar un gran ruido y levantó su cabeza, para notar que solo eran una parvada de pájaros que volaban sobre su cabeza. Se llevó la mano al pecho en un intento por calmarse y dejar ese nerviosismo repentino a un lado, porque no era natural en Yo, por lo general era bastante calmado y el lugar era ya muy conocido por él. Sus ojos aún permanecía en el suelo y vio un extraño humo salir de los árboles, pero lejos de verse como un incendio forestal, parecía más bien como el humo de un carro, por lo que caminó hacía adelante, siguiendo el olor y mostrándose muy curioso. Apartó varias ramas y subió sobre una pequeña pendiente para terminar sobre lo que parecía ser un abismo, parecido a un precipicio lleno de fango y luego de examinar esa distancia sus ojos saltones se dirigieron al Chevrolet que yacía delante de él con un aspecto en serio lamentable, el humo al parecer provenía de la parte delante del auto, el auto estaba tirado hacía un lado. Escuchó un sonido que de verdad lo aturdió y asustó, aquel que provenía de la garganta humano, al parecer de una mujer. Se tapó los oídos cerrando los ojos de manera simultanea y cuando los abrió, aún temblando de miedo en su lugar, la imagen lo sorprendió lo suficiente. El lugar que antes parecía desolado, ahora era habitado y no solo por él desde lo alto, sino que ahora en la propia escena había un sujeto extraño, demasiado alto para verse humano y desprendía un aura tenebrosa, mórbida y los vellos de su nuca se erizaron al ver la luz que lo rodeaba con propia vida. 

Su cabello tan negro como la noche, se sintió como si hubiera visto la Noche Estrellada de Van Gogh pero en un estilo más gótico y salido de tono, pero al ver su cara sus ojos se nublaron. Porque esos ojos negros, esa nariz perfilada y labios finos, solo los conocía hace meses y ahora los veía en esa escena tan paupérrima.  De pronto sus piernas fallaron a causa de la nueva sorpresa y al caer se golpeó con algo en la cabeza, rodando por el precipicio, embarrándose de fango. 

Abrió sus ojos adolorido, la imagen en frente parecía borrosa y a sus oídos solo se escuchaban varios llamados en tonos preocupados y obviamente reconoció la voz, alertándose internamente y llegando a la conclusión de que realmente era Pha lo que había visto. Parpadeó varias veces y su vista mejoró. Ese par de perlas negras lo sorprendieron todavía más, sintiendo el ambiente familiar, sobretodo cuando su nombre volvió a salir de esos labios que eran sus favoritos desde hace unos meses, pero lo más sorprendente de todo, es que en aquella situación tan crítica, su cerebro mandaba alertas y le decía que con quien estuvo saliendo por vario tiempo no era para nada normal. Cerró los ojos perdiendo la conciencia. 


Se levantó sudando y demasiado agitado. Miró a su alrededor y se dio cuenta de que estaba sólo. Por una extraña razón, sentía una presencia ajena en su cuatro y luego ese sueño... Se sentía aterrado... Sabía de antemano que Pha era todo menos humano, sobretodo cuando despertó en el hospital y luego de eso era como si el alto hubiera desaparecido de la faz de la tierra, dando a entender que lo estaba evitando y confirmando sus sospechas de que sí sucedía algo. 

Diaboliquement.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora