Papa Legba

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Forth se encontraba absorto en la imagen que tenía en frente. Claramente su vida no era normal, siempre giraba a través de lo atípico y eso para él ya era cotidianidad; Ir a su infierno dantesco, tomar un baño en cubos de hielo, alimentarse de recuerdos, esa era su normalidad. 

Su normalidad. En ese momento se encontraba algo irritado por esa normalidad, estaba ideando un plan con Jackson para matar a su archienemigo pero eso era bastante complicado. Nara era poderoso, pero no tanto como él, claramente. Él era el rey de todo pero ahora tenía una debilidad de lindas piernas comiendo pizza en su sofá y eso lo mantenía muy alerta porque sabía a la perfección de que su enemigo utilizaría a Beam.

Y bueno, Beam ya era caso aparte. Sus peleas habían cesado un poco, pero aún había algo con respecto al chico que lo cabreaba, y era que muchas veces podía oler esa inseguridad a su alrededor, lo menos que deseaba era que esté temiese de su naturaleza.

Suspiró sintiéndose extraño. Terminó de servir el vino y caminó hasta el sofá, rodeando protectoramente a su golondrina con el brazo. 

-¿Quieres pizza? -Beam el sonrió sonrojado. 

Miró la mezcla de cosas en el plato. Jamás había probado tal cosa, mucha gente moría a causa de esos alimentos y no era que eso le preocupara, pero prefería el dulce.

-Jamás la he comido - Respondió casualmente mientras le daba un sorbo a su copa. 

Beam abrió los ojos asombrado y luego soltó una carcajada que hizo que el universo se detuviera en milisegundos para el más moreno. Forth observaba su perfecta fila de dientes como si fueran una divinidad, sobretodo cuando todo eso en conjunto era capaz de producir un sonido tan aterciopelado que ejercía un dominio sobre el de manera sagaz. 

-Espero que estés bromeando, en serio -Murmuró el pelinegro sin poder creerlo aún. 

-No bromeo -Sentenció el rey de las tinieblas -En realidad, no tengo la necesidad de alimentarme-Levantó sus hombros sin darle importancia. 

-Y estás obsesionado con el chocolate amargo -Afirmó el mesero. 

-Es delicioso siempre que sea preparado por ti -Le guiñó el ojo. 

Beam se sonrojó y le dio un beso en los labios sintiendo el sabor del licor moverse a su boca. 

-¿Y que otras cosas no has hecho? -Preguntó pareciendo más interesado en eso que en la tele. 

-¿Algodón de azúcar? ¿Hamburguesas de McDonald's? -Beam le lanzó una mirada divertida, mientras que sus labios se curvaban para soltar una pequeña risa. 

-¿En serio? ¿Es que acaso no tienes pupilas gustativas? Es increíble que no hayas comido nada de eso -Dijo fingiendo pena. 

- Si no tuviera papilas gustativas, créeme que no me encantaría el sabor que tienes ahí abajo. No lo sé, hasta ahora me detengo a pensar en eso, antes no tenía algo que me impulsara a tener curiosidad por esa clase de cosas, mucha gente muere gracias a eso. -Acarició su cabello lacio sintiendo el aroma de frutos rojos de su shampoo casi imperceptible desprendiéndose por el aire.

-¿Y ahora tienes algo? -Preguntó con una sorna fingida Beam, pero con un sonrojo que desmentía su gesto.

Hasta esa clase de jugueteos le parecían raros y hasta de Beam eran inadecuados. No entendía muy bien eso de el "bromear" Para él, no había enojo fingido, si estaba enojado simplemente actuaba, tampoco veía la necesidad de ¿mentir? sobre eso, pero  cuando él lo hacía el ambiente parecía fluir.

-Tú -Susurró con lentitud acercándose. 

La piel caliente del brazo ajeno que estaba contra su pecho irradiaba miles de sensaciones que eran capaces de traspasar la fina tela de su camiseta negra. Beam parecía tranquilo con su cercanía, algo que tampoco había degustado en todo su tiempo de existencia. Esas mejillas pálidas se tiznaron de un leve rojo y sus manos parecían inquietas, las cuales se movieron hasta la suya que descansaba sobre su propia pierna. 

Diaboliquement.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora