Más que una Primera vez

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Era sábado, pero la reina prácticamente había madrugado, el aroma del café recién preparado se podía oler por todo el departamento   Blue&Mills, parecía que quien desayunaría esa mañana sería un ejército de soldados y no un par de amigas; huevos revueltos, panqueques, tostadas, pan, yogurt y frutas eran algunas de las cosas que llenaban la pequeña mesa del comedor.

Azul, aún adormilada y en pijama apareció en la cocina, el aroma del café terminó por despertarla, observó la mesa y cada uno de los alimentos, sorprendida por la cantidad, hasta que la voz de Regina la sacó de su asombro.

- Buenos Días - sonrió, el hada giró para observarla.
- Buenos Días.
- ¿Desayunamos?, hice un poco de todo, no sabía exactamente qué es lo que querrías desayunar, así que...
- Somos solo dos, Regina, esto, todo esto - señaló la comida - es como para un ejército.
- Sí... Pero mejor que sobre a que falte ¿no crees? - el hada rodó los ojos imitando a su amiga - Azul, yo...
- Lo sé - contestó tajante la ex madre superiora - Pero primero desayunemos - la morena asintió y se sentó, el hada hizo lo mismo. El desayuno transcurrió en un silencio incómodo, la morena observaba de reojo a su amiga, esperando que terminara para poder conversar y pensando en cómo empezar.

- Regina, sé que ayer me comporté pésimo - la morena levantó la vista de sus huevos revueltos...
- Yo también - interrumpió la morena - debí haberte contado, haberte dicho sobre David y yo... Pero... - el hada resopló, dejando su taza de café en la mesa.
- Regina, no es el hecho de que no me hayas contado - dobló una servilleta - bueno, tal vez un poco - admitió - al fin y al cabo, yo hice lo mismo al no contarte que mantenía contacto con él, desde que salimos de Storybrook; el hecho es que no quiero que sufras - tomó la mano de su amiga sobre la mesa - He dejado de ver a David como el príncipe Encantador desde su comportamiento contigo allá en del pueblo... Sé que en este mundo él es sólo David, pero no voy a olvidar su cobardía y falta de juicio para contigo... Y verte encariñada a él, y luego pensar en lo que hizo y en lo que podría hacer...
- No Azul, él no va hacer nada... O por lo menos no creo que intencionalmente...
- ¿Estás tan segura?
- He hablado con él, sí, se equivocó, no lo voy a justificar porque me lastimó, pero puedo entenderlo, estábamos en una situación complicada, algo que ninguno de los dos lo vio venir y bueno él reaccionó de la peor manera, pero es porque tenía una familia, una relación estable, se vio acorralado y... Bueno hizo y dijo lo primero que pensó.
- Lo estás justificando Regina
- No Azul No; sólo me he puesto en su lugar y he tratado de entender desde su perspectiva. Él también ha sufrido, también ha llorado, también se vio impotente con la pérdida del bebé - se le quebró la voz.

- Regina...
- Yo sé, sé todo lo que está en juego al empezar algo con David, ambos venimos de acabar con lo que se decía era nuestro final feliz - se llevó el pulgar de la mano derecha al rostro y se secó una lágrima solitaria que había resbalado - No soy una adolescente, ni mucho menos la tonta Regina que creía en el polvo de hadas. Tengo miedo sí, te mentiría si dijera que el sólo pensar en una herida más no me asusta, pero el latir acelerado de mi corazón cuando lo veo - suspiró y se llevó una mano al pecho - me hace pensar que tal vez en esta ocasión si puedo ser feliz. No es así cómo describen en las más bellas obras literarias los primeros signos y síntomas de un gran amor?
- Regina, amiga... Son solo libros... Una vez ya creíste en uno...
- Lo sé, pero esta vez iré con cautela, no quiero apresurar nada, tal vez suene extraño lo que diré... pero David y yo nos estamos conociendo, recién - una sonrisa tímida esbozó - hemos estado juntos en muchas batallas... Pero nunca, nunca estuvimos juntos de esta manera, conociéndonos o ayudándonos en cosas simples y sencillas de la vida. Quiero ver que pasa y que resulta de esto.

Noche de CopasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora