Azul Océano

650 38 4
                                    

"Qué bonita estás, cada día más...
Tanto que decir, tanto que reír para no llorar"

Semana y media después de la terrible tormenta que azotó Vermont, Regina y Azul habían salido a correr un domingo por la mañana, el hada había insistido a la morena para que la acompañara, según ella el estar mucho tiempo sentada en la oficina, le...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Semana y media después de la terrible tormenta que azotó Vermont, Regina y Azul habían salido a correr un domingo por la mañana, el hada había insistido a la morena para que la acompañara, según ella el estar mucho tiempo sentada en la oficina, le había hecho subir unas cuantas libras. La morena se negó al principio, el madrugar un domingo por la mañana no era nada placentero. Pero bien, ahí estaba ella, corriendo al lado de su amiga alrededor del lago Champlain, ambas vistiendo ropa de deporte.

- Azul, tú fuiste, la que quiso esto, ahora no te quejes y corre.

- Es que - Re - gi - na - no - puedo más - tengo - el - Cora - zón - en la - gar - ganta - dijo el hada agitadamente y se acostó sobre la hierba verde.

- Es que - Re - gi - na - no - puedo más - tengo - el - Cora - zón - en la - gar - ganta - dijo el hada agitadamente y se acostó sobre la hierba verde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

- ¡Eres una exagerada! - dijo la morena, alcanzando una botella de agua a su amiga.

- Te odio - dijo el hada aún agitada y con la respiración entrecortada.

- ¿Y ahora que hice, se puede saber?

- ¿cómo haces para verte así?

- ¿así, cómo? Explícate - dijo cruzando los brazos, y observándose.

- Así de Guapa siempre... Te envidio Regina - la morena soltó una carcajada.

- No te burles y ya dime ¿cómo haces?

La reina no paraba de reír y entre risas contestó.

- Sabes que no hago nada Azul, ¡así soy!

- Eres muy humilde, ¿lo sabes? - dijo el hada riendo también.

- Hey, Buenos días - ambas mujeres aun sonriendo voltearon hacia donde venía la voz.

¿Cuánto daría por ver esa sonrisa todas las mañanas? Se preguntó él. En definitiva la sonrisa de ella, sería capaz de iluminar no solo un día, sino su vida entera.

- Hola - saludó la morena, despertándolo de sus pensamientos.

- Sigamos corriendo Regina - dijo el hada poniéndose de pie.

Noche de CopasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora