parte tres

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Mark lo vio entrar a casa de su abuela y suspiró negando. Se odiaba a sí mismo por el hecho de que no se pudo contener al alma pura del niño, lo arrastro a un mundo obscuro y sin retorno, por más que el pequeño le dijera que se iría, este mundo lo perseguiría incluso donde hubiese la mayor cantidad de luz solar.

—Con que del pequeño nuevo, eh.

Mark rodó los ojos lleno de fastidio al escuchar la voz de Jaebum.

—Te metes con él y te dejo tirado en el suelo como siempre lo he hecho.

Le miró mientras JB soltaba una risa burlona.

—Ayer por la noche, por primera vez, su alma me hizo sentir tan vivo como nunca antes lo había estado.

El castaño le apretó el cuello con una velocidad que JB no se esperaba, acorralando su cuerpo y estampandolo en un gran árbol.

—Fuiste mi amigo, JB, no hagas que me olvide de eso.

—Nunca lo fuiste, Mark.

—Sabes que yo no tengo la culpa de que te hayas enamorado de alguien que prácticamente no tenía alma.

El de cabellos negros con rayos platinados lo empujó, alejandolo de él.
Tenía una rabia enceguecedora por el amor que lo había traicionado en el pasado por el cual se había convertido en lo que es, uno más de los de sangre negra.

Jaebum se había enamorado de una chica linda, divertida y para sus ojos pura, aunque en el fondo sabía que no era así. La chica decía amarlo y a las primeras de cambio, cuando conoció a Mark, se deshizo del ahora morocho e intentó algo con Mark quien la despreció.

Mark desde siempre se prometió a sí mismo que el amor de su vida sería alguien que irradiara pureza, que su alma fuera lo más trasparente y brillante a la vez.

La muerte lenta de tristeza de JB duró casi una decada, dejándolo tirado en uno de los ríos del bosque, definitivamente sí, la muerte a causa de la tristeza era la más dolorosa. JB había despertado luego del cambio y al ver en lo que se había convertido, quiso morir. De verdad morir.

—JB lo sabe.

Le dijo Mark a la anciana cuando estuvo seguro de que el jóven morocho se había ido a dormir.

—Tienes que...

—No quiero matarlo, señora Kim.

—Es él o mi nieto.

—No tiene que ser así, puedo hablar con Jaebum, él entenderá.

—Él ya no es más Jaebum, cambió luego de convertirse en lo que es y lo sabes, Mark.

—¿Y qué más da? yo también voy a correr la misma suerte que mi amigo, Jinyoung no es de los que aman de un día para otro, no quiero pasar cada noche matando a los de mi especie hasta tener que acabar con JB.

—¿Eso es tu significado del amor? qué pobre. Hubiese preferido que mi nieto ni siquiera supiera de tu existencia. Aléjate de él.

—No, tengo que protegerlo.

—Tu protección no va a servir de nada, al contrario, mientras más de tu especie sepan que lo amas, más lo metes en tu mundo.

—Lo siento, señora Kim, pero me he impregnado tanto de él que no puedo alejarme ahora, sé lo que me espera y también sé que le espera a él. La historia suya no se volverá a repetir, no podré con todos yo solo, ni siquiera podré conmigo mismo, no va a haber día que no quiera convertirlo en uno de los míos para poder llevármelo lejos, y lo nuestro sea para siempre y no unos cuantos años mortales... además de que es obvio que él me teme y lo último que pasaría por su cabeza es estar conmigo.

—No hables como si lo conocieras. Su alma es jóven, jamás ha amado a nadie y conociéndolo, creeme que no me extrañaría que tú fueras el primero, pero de más está decir que si no puedes defenderlo de todos, quiero que lo dejes... Yugyeom aún no lo conoce.

—Y que ni lo conozca, si sus ojos se ponen sobre él le arranco la cabeza de una sin consideración por ser un animal más del bosque.

—Quisiera escucharte hablar con esa rabia protegiendo a mi nieto de todos, pero no es así.

—Lo haré.

Esa noche, sentado en la azotea de la casa de la abuela del morocho, vio a uno sangre negra rondando los alrededores.

—Aish...

Negó. Se aproximó a donde el sangre negra y luego de una pelea fuerte, pudo partir en dos su cuerpo, se sintió asqueado por el olor a cobre oxidado de la sangre negra que manchaba la tierra húmeda del bosque.

Uno más.

Volvió a donde estaba sentado y pensó en cuántos más tenía que matar, estaba acabando con sus enemigos, ¿realmente eran sus enemigos o el morocho estaba atrayendo incluso a otros?

〖someone like you〗  ;m.j Donde viven las historias. Descúbrelo ahora