parte diez y seis

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Jinyoung se puso de cuclillas nuevamente para darle una galleta más al bonito zorrito que le venía visitando tres días seguidos.
El zorrito comió la galleta mientras miraba con inocencia a Jinyoung quien le sonreía.

—Qué bonito eres, nunca antes te había visto por aquí.

El zorrito se acercó y apoyó sus patas delanteras en las rodillas de Jinyoung y con su hocico le señalo el cierre de su chaqueta así pidiéndole que se cubriera.

—¿Qué? ¿Esto? oh, no te preocupes, no tengo frío, ¿tú lo tienes?

Se bajó de sus rodillas y se sentó. La puerta trasera se abrió dejando ver a Mark y el zorrito salió corriendo lo más rápido posible.

—¿Qué hacías con él?— preguntó Mark. Jinyoung se puso de pie y lo miró.

—Alimentarlo, viene desde hace tres días, es muy lindo.

—No, no es lindo, no quiero que te acerques a él.

—Sólo es un animalito más del bosque, Mark. No me pasará nada.

Mark le abrazó la cintura por debajo de la chaqueta y juntó el cuerpo del morocho con el suyo brindándole más calor.

—Vamos adentro.

Jinyoung sonrió y caminó hacia la puerta, pero Mark se quedó allí, mirando hacia los árboles del bosque, pudo notar los ojos del zorro quien también lo veían.

—Mark...— le llamó su chico.

—Sí, vamos.

Yugyeom no era un zorro común, era un híbrido, los híbridos podían llegar a ser tiernos e indefensos pero para proteger lo que aman se vuelven unos salvajes, y este no era el caso del pequeño Yugy, él no quería ser un salvaje más, pero eso no lo alejaba de la caza de vampiros. Los híbridos no solían convertirse en humanos por razones obvias, no les apetecía ser comida para vampiro y siendo animales todo el tiempo, no llamaban la atención.

—Amor, ¿tú no tienes casa?— preguntó Jinyoung al castaño mientras que calentaba sus manos con la taza de té que había tomado de la cocina.

Mark levanto la mirada del sofá donde estaba acostado boca abajo y le frunció el ceño.

—¿No encontraste una mejor manera de correrme?

Jinyoung rio.

—Tonto.

Dejó su taza en la mesa y se recostó en el cuerpo de Mark.

—Ya es tarde, mejor ya no te vayas, quédate aquí.— besó su mejilla.

—Bebé, he andado más tarde por el bosque, a mí no me pasa nada.

—Perdón señor temido.— el morocho le sonrió. —Aún así quiero que te quedes.

—Si te falto el respeto es tu culpa.

El menor rio y besó la orilla de sus labios.

—Niños, me iré a dormir ya.— les avisó la abuela subiendo las escaleras con cuidado.

Los chicos se despidieron. Se sentaron en el sofá, Jinyoung a horcajadas sobre Mark.

—Amor, te quiero.— dijo el pelinegro con ternuta. Mark besó su naríz y le sonrió.

—Yo te amo.

—¿Sabes qué estuve pensando?

—No, ¿qué estuviste pensando?

—Que ya no necesitas amigos, me tienes a mí, puedes dejar de verte con Youngjae.— el castaño se echó a reír. Jinyoung tratando de prohibirle cosas por celos era tierno. —No entiendo la gracia.— fingió sonreír Jinyoung.

—Es mi amigo y por más que no lo soportes no dejaré de verlo, además ese chico sí es el que parece no tener casa, vive en la mía, mi alacena está llena de comida humana por él, desayuna, come y cena allí, además de que muchas veces duerme en mi casa. Es mi mejor amigo, no lo dejaría.

—Ah.— Jinyoung hizo una de sus típicas caras de pocos amigos.

—Hey, no te enfades, bebé.

—Es que me enoja, pero ya...— suspiró profundo y sonrió. —confío en ti. ¿Vamos a dormir?

—Vayamos.— el vampiro se puso de pie con el pelinegro aún en brazos, sin soltarlo camino hasta la habitación del menor y cuando llegaron a la cama, se arroparon, no sin antes darse una ducha y ponerse comodos.

A la mañana siguiente Jinyoung despertó por la ligera ráfaga de aire que entraba por el ventanal, abrió los ojos despacio y notó a Mark mirándole mientras su cabeza estaba apoyada en su mano.

—No me mires mientras duermo.— se cubrió con la sábana hasta la cabeza.

—¿Por qué? Eres hermoso en tu totalidad. Más precioso que cualquier otro.— Mark jaló lentamente la sábana para poder ver a su bello novio. —Dios mío, Jinyoung, eres lo más valioso en mi vida.

El morocho le miró a los ojos, Mark era increíble. Él deseaba ser uno más, uno de sangre vino para permanecer la vida entera a lado del castaño. No había nada más que deseara con tanta intensidad.
Mark comenzó a olfatear la necesidad de su novio, percibía su sangre caliente, más de lo normal, Jinyoung lo quería y Mark comenzaba a sentir una sed asfixiante, su lengua secándose y su paladar golpeando en sed, queriendo sentir la espesa y tibia sangre recorrer su boca. Sus colmillos comenzaron a asomarse y Jinyoung los notó sabiendo bien lo que estaba provocando, así que echó un poco su cabeza hacía atrás para darle permiso a Mark de hacer lo suyo y cuando este estuvo a punto de hacerlo, se detuvo al estar rozando aquella zona tan suave para morder.

Salió, huyendo de sus deseos, dejando a Jinyoung confundido y con ganas de querer sentir esos dos fascinantes colmillos penetrar. Se sintió triste sin saber por qué. Sentándose en la cama miró sus muñecas, sus venas se le veían verdes y rojizas, lo normal en un mortal y se preguntó por qué en ocasiones las había notado negras e incluso había soñado que era uno de los malos.

Algo andaba mal, algo le ocultaban, a alguien le tenía que preguntar y no sería a Bambam después de lo que pasó la última vez, entonces recordó al híbrido que alimantaba.

〖someone like you〗  ;m.j Donde viven las historias. Descúbrelo ahora