Capítulo 31 🐺

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Ari

Hay una cálida manta envuelta alrededor de mis hombros, Asher termina de vestirse en el bosque. El resto de los Karlsson acudieron a nuestra ayuda gracias a los aullidos. Todavía sigo en shock, asustada hasta la médula. Fue una de las experiencias más aterradoras que viví los últimos días.

Mi hermano resucitado quiso asesinarnos.

Él me observó como si fuera mierda bajo sus zapatos y un ser despreciable. Theo me odia. Regresó a la vida con el mero propósito de matarme. No me recuerda, está perdido en el abismo. No volverá a ser el mismo de antes.

Jamás.

Necesito asumir que esa criatura ya no es mi hermano.

Nunca lo será de nuevo.

Aiden y Josh examinan las huellas que quedaron en la carretera. Ashton mueve la motocicleta casi destrozada de su hermano. El miedo es una emoción que está matándome por dentro al igual que la culpa.

Asher estuvo a punto de morir. ¿Cómo podré vivir después de esto?

Mi barbilla tiembla mientras permanezco en la carrocería de la camioneta. Tengo miedo de hablar porque eso implicaría explicar lo que pasó. Mi mente perversa recuerda las palabras de Aria Karlsson.

«Matarás a mi hijo en el camino. No quiero eso para Asher»

Doloroso, pero cierto. Esto es lo que más odio del lazo que compartimos. Si muero tendrá el mismo destino. El sentimiento de protección es asfixiante. Mi lobito no puede seguir en peligro por culpa de mis batallas.

—Algunas cámaras fueron destrozadas en el bosque —informa el señor Aiden —. Hay vídeos dónde enseñan a Theo matando varios animales para alimentarse. Es una bestia salvaje, una criatura primitiva que actúa por instinto.

Axel hace una mueca de disgusto.

—Tiene hambre a pesar de todo.

Una horrible tristeza se arraiga profundamente en mi estómago. Esto es trágico, deprimente. Me duele imaginar a Theo en esa situación tan inhumana. Será cruel, pero lo prefiero muerto antes que soportar verlo convertido en un monstruo manipulable.

—Volvió a la vida como un zombi —habla mi padre —. Una parte de él sigue vivo, pero la otra muy muerto. Está sometido a quien lo trajo de regreso y dudo que entre en razón.

Veo a Asher acercarse a nosotros totalmente vestido. Su cabello está sucio por los rastros de sangre y su cuerpo tenso. Quiero meterlo en una caja fuerte para cuidarlo. No controlo este lado sobreprotector que siempre saldrá a relucir cuando se trata de mi compañero.

Su bienestar es mi prioridad.

—Matemos a Claudius y asunto arreglado —espeto, enojada —. Cacemos a su maldita madre y a su estúpida hija. Cualquier escoria que lo apoya debería estar muerto. No creo que sea tan complicado si trabajamos en equipo. Somos más fuertes que ellos.

El señor Aiden suspira.

—No así de simple —expone —. Tienen la habilidad de escabullirse muy fácilmente de nosotros como gusanos. Tampoco conocemos el paradero de Abigail, mucho menos su rostro.

Aparto la manta de mis hombros y observo a cada uno con las manos en puños. Siento tanto odio hacia esa desgraciada. He oído a muchos decir que es jodidamente poderosa y no le teme a nada. ¿Entonces por qué sigue escondiéndose como una rata?

—Yo me encargaré de que Audrey hable. Ella prometió contarme si curo su rostro.

Axel se burla.

—No confiaría en Audrey, pero no pierdes nada con intentarlo.

Dulce Perdición [En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora