11.- Armas del gobierno.

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El chico se quedó inmóvil ante tan inesperada escena, ¿su padre vivo?, ¿como era eso posible?, él vio como estaba contra el suelo encima de un charco de sangre.
¿Él era el tal Ghang? No tenía ni la más mínima idea.

Tantos años huyendo sin saber que su padre estana vivo.

El hombre lo miró con ojos incrédulos.

-Luker, hijo, cuanto tiempo sin verte.- dijo el hombre mientras sonreía con ironía.

-Tú, tú estabas muerto, yo te ví.- respondió Luker arrastrando las palabras.

-Si yo igual te extrañé, hijo.- espetó, escupió la última palabra.

Madhya miraba todo con los ojos muy abiertos, ¿Ghang era el padre de Luker?, si así era ya no quedaba nada de ese padre del que Luker le había contado, él no se conmovería y mataría a quien se interpusiera a la muerte de ella, incluso si se trataba de su propio hijo.

No lo pensó más, giró sobre si misma y con una fuerte patada lanzó a Ghang al otro lado de la habitación, se impulsó y corrió hacia donde el hombre estaba tirado con un hilillo de sangre sobre el labio inferior y lo tomó de la camisa.

-A la familia no se le traiciona.- susurró a su oido.

-¿Qué pensarías si te dijera que un padre murió por la culpa de su hija que lo abandonó?.- preguntó el hombre con cierto tono de burla.

Madhya enfureció.

Luker sin esperar una respuesta por parte de Madhya corrió hacía ellos para intervenir en la pelea, pero Madhya lo empujó contra la pared.

-Tú no sabes nada.- gritó furiosa dirigiéndose al General.

-Tienes razón, no sé nada. Pero a la familia no se le abandona para escaparte con el primero que se te cruce enfrente.- respondió con ironía y la lanzó junto a Luker.

-Nos volveremos a ver Luker, búscame si quieres hablar con tu hermana.- bufó el hombre mientras se incorporaba y sacudía la tierra de su traje pulcro. -Madhya no es tu mejor opción, hijo.- se burló.

Sophia, estaba en peligro. En ese hombre ya no quedaba nada de lo que antes había sido su padre, ahora él sería capaz de matar a su propia familía si eso era necesario para alcanzar sus propósitos. Luker no permitiría eso.

Muy pronto pudo enfocar su vista para ver a través de la ventana, pudo ver como sus amigos estaban tirados contra el suelo, sometidos por soldados.

Un movimiento hizo que desviara la vista hacia su izquierda, ahí pudo ver como un grupo de soldados arrastraba a Sophia hacía una camioneta mientras ella forcejeaba y a Ghang delante de ellos. Se levantó sin titubear, ignorando las palabras de Madhya quien estaba a su lado.

Se dirigió a la puerta dejándose llevar por la rabía que ahora se había apoderado de él.
Sophia, su hermana estaba en peligro, y él no dudaría en ayudarla aun si eso costara su vida.

Su padre sabía de su condición y la usaría para su servicio, ese pensamiento hizo que todos sus sentidos aumentaran, el enojo empezó a apoderarse de él. Sintió como su sangre se helaba, todo su alrededor comenzaba a moverse violentamente, pero era algo que sólo él podía percibir, lo último que pudo ver era como Madhya lo tomaba por los brazos y lo dirigía hacía el interior de la cabaña.

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Hace mucho calor, el aire es muy denso, apenas puedo percibir el olor a humedad que inunda la habitación. Al cabo de unos minutos me estabilizo y me doy cuenta que el olor que percibo es de mi sangre, estoy cubierta de ella y encima de un charco de esta. Toda la habitación está impregnada de ese olor, tengo mucho miedo.

Alguien comienza a gritar, los gritos provienen de la habitación de a lado. Reconozco la voz de Rose, ella es la que está gritando, maldigo por lo bajo mientras grito que la dejen en paz. Esto es muy injusto. ¡Ella es sólo una niña!

No recuerdo muchas cosas sólo que la persona que me trajo aquí es llamado general Ghang. No lo conozco, no lo he visto, porque desde que los soldados nos sometieron a mí y a mis amigos me fueron vendados los ojos, sin embargo sentí una rara conexión con él cuando me hablo tomándome por las mejillas y diciendome quien era con un tono de superioridad.

Siento como si lo conociera de hace mucho, tal vez estoy alucinando ya que he perdido mucha sangre, no puedo usar mis habilidad, estoy muy débil. No sé que pasará conmigo.

Alguien abre la puerta de la celda, me remuevo incómoda, alejandome lo más posible del sujeto que se dirige hacía mí, trato de gritar pero de mi boca no sale nada.

Hay mucha oscuridad, sin embargo puedo ver como una sonrisa siniestra se extiende a lo largo de su rostro, y me deja ver sus grandes dientes blancos.

Acto seguido me toma por los brazos, sé que ahora la siguiente en gritar seré yo. Lo que Luker me advertía, de lo que huíamos, está ocurriendo. Seremos torturados, hechos papilla. ¡Seremos su maldito experimento!experimentados como si nos trataramos de conejillos de indias.

Seremos el arma del maldito gobierno para acabar con la humanidad.

La Esclava 9642.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora