Un silencio crucial se instaló en la enorme habitación mientras la chica se encontraba con la mirada perdida en algún punto de sus pensamientos.
—Lena —murmuró, y como si esas palabras la hubieran sacado de su trance, la chica se sobresaltó.
—Lena —repitió—. Por favor, dejame explicarte, no es necesario actuar de esta manera.
La chica titubeó unos instantes antes de perder la cabeza.
—Cállate, cállate traidor. No permitiré que seas feliz, nadie lo será, nadie, nadie —gritó como sumergida en una especie de mantra.
Segundos después todo cambió.
Primero un zumbido agudo quebró el silencio de hace unos segundos, posteriormente Lena rodó los ojos y cayó al suelo con un golpe seco.
Detrás de ella estaba un joven, no podía pasar de los 18 años, tenía la piel morena y un color de ojos tan oscuros como el alquitrán. Apuntaba fijamente al cuerpo inerte mientras se aseguraba que estuviera totalmente incosciente.
Sin titubear se dirigió hacia ellos.
Al estar frente a Tessa sacó una lanza fílosa de una de las bolsas de su chaqueta y cortó las cuerdas atadas a las muñecas y pies de la chica, en total silencio. Luego repitió el mismo procedimiento con los demás.
Todos fueron impulsandose con un saltó para caer sobre sus rodillas en la superficie.
Una vez ya todos fuera de las ataduras de la cuerda, con un gesto con la cabeza el chico les indicó que lo siguieran. Segundos después los cuatro chicos ya corrían tras él por un largo pasillo que terminaba en un recodo.
Todos iban en completo silencio hasta que Luker se atrevió a hablar.
—¿Ella está muerta? —balbuceó. Estaba seguro que no sentía ya nada por ella, pero ver en esa situación a una persona que, en su momento lo mantuvo de pie era desesperante.
—No te preocupes, estará bien —dicho esto se adelantó y dobló a la derecha haciendoles señas para que lo siguieran.
Luker no quería ilusionarse, no quería pensar que estaban a salvo y encontrarían ayuda, porque en cualquier momento todo podía dar un giro sin retorno.
Divisaron el final del largo túnel después de aproximadamente veinte minutos.
Luker por fin salió de su aturdimiento y decidió aclarar sus dudas.
—¿Quién eres tú y hacia dónde vamos?
—No hay preguntas hasta el final. Corran porque de eso depende su vida, ¡ahora!
—No —masculló Luker antes de que el chico pudiera dar un paso más .—No sabemos a donde nos llevas.
—No estoy aquí para convencer a nadie, quieres venir, bien —respondió apretando levemente los dientes.
Madhya se acercó a él, ya no quería estar en ese lugar, mucho menos tener que estar escapando siempre.
—Luker, vamos. No tenemos nada que perder —susurró a su oído. En ese momento no podía ser egoista.
Con una mirada inquisitiva apenas asintió con un leve gesto.
Todos salieron corriendo tras el chico. Afuera una fuerte tormenta estaba en su punto máximo, tendrían que darse prisa.
Corrieron a través de un pequeño claro. A su alrededor habían árboles raquíticos, secos hace quien sabe cuantos años. La escasa luz que iluminaba el lugar hacia más difícil la andada por la zona.
Arribaron un camión y su rescatador se montó en el asiento del conductor rápidamente con Luker en el asiento del copiloto. Los demás se acomodaron en los asientos traseros.
Una cortina de lluvia cubrió el vehículo y dificultaba la marcha.
Luker observaba por la ventanilla como caía el agua a raudales mientras una horda de preguntas divagaban por su cabeza.
No podía pensar que se apróximaba. Pensó por un momento que pasaría lo que tenía que pasar.Un sonido leve captó su atención, se dio cuenta que provenía de su estómago, hasta ese momento no había caído en cuenta que había pasado días sin comer, estaba famélico.
Madhya, por su parte, se sentía inquietante, sus preguntas no quedarían sin respuestas.
—¿Quieres decirnos ahora quién eres y a dónde nos llevas?
—Calma preciosa, eso se pregunta antes de subirte al carro de un desconocido. Pero descuida, están a salvo, es una larga historia.
Tessa decidió actuar de forma cautelosa.
—Cuéntanos un poco, por favor.
El chico se giró hacia ella y le sonrió, era una sonrisa cálida, Tessa optó por devolverle el gesto. Necesitaba información.
—Bueno, después de que uno de tus amigos salvara a Juliet uno de los nuestros la sacó de ese lugar, ella sabía que algo así sucedería así que ya estaba todo planeado. Juliet durante varios años estuvo aliada con Ghang, pero era para obtener información, ella creó un refugio, para ayudar a personas como ustedes. Estarán a salvo por un buen tiempo —concluyó con una sonrisa, parecía más agradable que desde un principio.
—Bueno pues... no sabía que respuesta esperaba, pero no es noticia que no me favorezca.
—Pues bien, ahora saben, no tienen nada que temer.
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La Esclava 9642.
Science FictionDurante varias decadas en La India fue muy practicada la esclavitud. Nunca nadie hizo algo para acabar con ella. Pero fue hasta 2040 en una de las ciudades más importantes de La India una jóven de 25 años llamada Madhya Singh decidió acabar con eso...