16.- Juliet.

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La cabellera rubia de la mujer se ondeaba suavemente en el aire que entraba a través de la ventana del lugar.

Su rostro estaba marcado por algunas arrugas debido al paso del tiempo, tenía los pómulos muy remarcados, su nariz era pequeña y fina y su cabellera era de un rubio platinado que hacía resaltar con mayor profundidad sus ojos azules. En cierto modo era una mujer de facciones muy finas y elegantes.

—¡Gregor Mattwilson!— exclamó mientras cruzaba la puerta con una sonrisa en el rostro.

—Prefiero Ghang, lo sabes perfectamente —replicó el hombre con cierta molestia en su tono de voz.

—También es un gusto verte, y por cierto, cambiarte el nombre no cambiará lo que eres.

—El nombre no, la experiencia sí —hizo una seña invitándola a sentarse.

—El mundo es un callejón sin salida, y al parecer estás en la entrada aún —admitió la mujer mientras tomaba asiento

—¿A dónde quieres ir a parar con todo esto? —cuestionó.

—Como sabrás, somos aliados, si esa es la palabra. He justificado todo lo que se hace en este lugar y al igual he aportado. Hace unos días me han informado sobre el nuevo —se detuvo para buscar la palabra adecuada—. Proyecto —expresó con una mueca en el rostro—. No estoy de acuerdo con eso.

—Juliet...

—Mi no para este proyecto es un no rotundo.

—¿Qué quieres a cambio?, ¿qué necesitas? —replicó entre dientes.

—¿Yo de tí?, nada —hizo una pausa para tomar aire—. ¡Tus hijos están involucrados en esto Gregor!, ¿cómo puedes hacerles esto?

Esas cosas no son mis hijos, son unas armas —expresó cortante

—Pues creas o no, esas cosas son humanos y estoy segura que estarían dispuestos a hacer más cosas buenas que las que tú alguna vez hiciste.

La tensión comenzó a hacer acto de presencia en el lugar.

—Tienes razón, harían mejores cosas que salvarle la vida a sus hijos.

—¿Qué dices? —preguntó la mujer sin entender lo que acababa de decir.

—Como has oido, estuvieron apunto de morir y yo los salvé —exclamó con ira—. Hace unos años, cuando recién estaba comenzado la revuelta en Nepal, Ali —se interrumpió al darse cuenta de su error—. Conseguí un lugar para ellos con un grupo de refugiados, cuando las cosas se pusieran más tensas ellos escaparían a Afganistán, a un lugar donde había un grupo que estaba en contra del gobierno. Ahí estarían a salvo.

—¿Qué te llevó a odiarlos tanto? —preguntó la mujer con cautela al analizar las palabras de Ghang.

—Eramos una familia de bajos recursos, sólo alcanzó para un lugar para ellos, ella y yo teníamos planeado escapar en cuanto ellos lo hicieran, simplemente huir sin un rumbo pero con el objetivo de salvarnos después de haberlo hecho con ellos, o almenos haberlo intentado —hizo una pausa para deshacerse del nudo en la garganta que se había formulado—. Nos alcanzaron, nos capturaron y... —su voz se quebró antes de poder continuar—. La mataron, frente a mis ojos— terminó de hablar en un susurro con un hilillo de voz.

—¿La mataron?, ¿a quién te refieres? —preguntó Juliet con cautela.

—¿La mataron?, yo no dije nada de eso, escuchaste mal —se hizo el tonto al notar su error.

—Sí, tú lo dijiste, ¿quién es ella?, ¿a quién...?

—Juliet, ya has escuchado todo lo que tenía que decir, y ya he escuchado lo que tenías que decir. Si no piensas aliarte conmigo para esto creo que lo mejor sería retirarte —replicó interrumpiendola mientras se incorporaba de su asiento.

La Esclava 9642.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora