Capítulo 4

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Esta es mi oportunidad.

Es lo primero que pienso cuando la veo salir por la puerta. Lo primero que hago es revisar mis piernas pero siguen dormidas y un segundo después veo los cables conectados a mi brazo que está totalmente descubierto. Que bien, seguro que Charlotte ya ha visto mis muñecas y sabe que soy una suicida, y lo peor de todo, que soy débil. A pesar de ver mis muñecas, no me han sujetado a la cama, lo que agradezco porque así podré quitarme todos los cables, que pensándolo bien seguro que sirven para inyectarme un sedante dejándome sin movimiento en las piernas.

Cuando me quito los cables, espero que mis brazos estén bien porque los necesitaré. Sin pensármelo me tiro de la cama para aterrizar dolorosamente en el suelo y aunque me he hecho daño en la columna no importa porque puedo escapar. Me arrastro llevando todo el peso de mi cuerpo en las manos y, aunque no soy muy fuerte, consigo moverme sin dificultad. Después de unos segundos, consigo llegar a la puerta por donde salió Charlotte hace menos de cinco minutos que para mí han sido horas.

Alzo la mano hasta atrapar la manilla y con esfuerzo la abro. Durante un segundo me permito sonreír victoriosamente ya que Charlotte no ha cerrado la puerta con llave porque no se esperaría que hiciera lo que acabo de hacer. Pero mi alegría no dura mucho ya que en el pasillo veo a mis dos "grandes amigos", Erik y Frank.

¿Cómo he podido ser tan idiota? Charlotte no me dejaría sola y menos con la puerta abierta. No tengo escapatoria así que cierro la puerta y vuelvo al lado de la cama lo más rápido posible.

Después de un minuto, la puerta se abre y aparece Charlotte que me mira en el suelo y antes de que diga algo me adelanto.

-Me he caído

Ella sonríe con su sonrisa siniestra y contesta

-Ya, claro. Has intentado escapar, pero tranquila no eres la única que lo ha intentado.

-¿Me vas a ayudar a levantar?

-No, te has arrancado el sedante del brazo así que en unos minutos te dejará de hacer efecto y te levantarás tú misma pero no intentes escapar otra vez- Charlotte empieza a reírse pero a mi no me hace ninguna gracia- cuando te levantes tendrás que venir conmigo.

-¿Para qué? 

-Para intentar convencerte para que te quedes, aunque sé que lo harás.

-No estés tan segura- por un momento pienso en lo que ha dicho y tardo un segundo en comprender- entonces, si no logras convencerme, ¿dejarás que me vaya?

-Claro que sí, yo no detengo a nadie, no como en un orfanato.

Después de unos minutos, como dijo Charlotte, empiezo a sentir las piernas y ella me saca de la habitación despacio. Mientras me guía por el pasillo me explica como van las cosas aquí, cada uno tiene su tarea; unos enseñan a utilizar armas, otros cocinan, pero todos cumplen una misma función que es la de entrenar para luchar. Esto me hace pensar en que tarea me pondrán si decido quedarme, aunque creo que eso no va a pasar.

Charlotte se para frente a una puerta que está medio abierta.

-Tienes que entrar sola, yo te espero aquí- aunque no me gusta su compañía, me gusta aún menos quedarme sola en este sitio y aunque tengo ganas de protestar, lo único que hago es asentir y abrir la puerta despacio ya que no sé que hay adentro pero no tengo miedo de lo que me pueda esperar detrás de la puerta.

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