Capítulo 22

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Mientras Raven y Colin salen del coche y saludan al hombre adulto que nos ha dado la bienvenida, yo me limito a ver a ambos lados y revisar los daños que los demás no han visto. A un lado, veo a Fin, casi en encima de mi, perdiendo sangre por la herida del brazo y apunto de desmayarse de dolor sin poder decir nada. Y al otro lado, veo a Axel que cuando levanta la cabeza veo un corte profundo en su cuello.

-Tenemos dos heridos, ¿no podéis ayudar?- digo desesperadamente desde el medio de las dos personas que están sangrando prácticamente encima de mi. Noto como mi chaqueta se empapa de sus sangres mientras Raven y Colin vienen rápidamente hacia nosotros.

-Tranquilos- dice el hombre- aquí hay gente que podrá ayudar a vuestros amigos.

El hombre, que parece que está al mando de todo, llama a dos chicos que se llevan a Fin y a Axel enseguida. 

-¿Estás bien?- me pregunta Colin en cuanto salgo del coche destrozado.

-Sí- veo que mira mi chaqueta empapada de sangre y noto su preocupación así que añado- no es mía, es de Fin.

Llegamos hasta donde sigue el hombre mirándonos.

-No sé quiénes sois ni quién os envía pero estoy eternamente agradecido. Esos tíos que habéis visto ahí fuera llevan demasiado tiempo vigilándonos.

-Lo sabemos, a nosotros nos han empezado a vigilar desde hace poco y no es muy agradable.- dice Raven al instante.

-Es bueno saber que no somos su único objetivo.- dice el hombre a la vez que ríe.- Por cierto me llamo Tom y soy el jefe de la Resistencia.

-Yo soy Colin y ellas son Raven y Alex, es un placer conocerle.

Justo en ese momento de presentaciones, se abre la puerta por donde entramos y aparecen los coches que salieron en nuestra ayuda. EL último coche no termina de llegar cuando un joven vestido como si fuera un soldado sale de su coche antes de que este frene.

-Señor, hemos derribado a todos. Somos libres.

-Estupendo.- veo como su sonrisa se hace más grande.- Entonces ya sabéis lo que pasa ahora. Evacuar a todos nos vamos de aquí lo antes posible.

-Si señor.- después de decir eso, el joven desaparece con todos los hombres que estaban en los coches a sus espaldas.

-¿Va a irse de aquí?- hago la pregunta que los tres nos estábamos haciendo.

-Claro que nos vamos, hemos estado aguantando aquí durante dos meses sin poder salir, muchos de los nuestros han muerto por no poder resistir a las racionalizaciones que hemos tenido que hacer. Tenemos que salir antes de que vuelvan y nos maten a los que seguimos en pie. Pero tranquilos, podréis venir con nosotros.

No puedo evitar comparar a Charlotte con Tom, son dos personas diferentes que lideran a personas enfadadas y con un motivo en común. Ellos lideran de diferente manera pero los dos consiguen que los demás sigamos a su lado. Pero hay una diferencia muy clara entre ellos, Charlotte nos da un motivo personal por el que luchar aunque no quieras porque sabe que es tu única opción mientras que Tom hace que quieras luchar, hace minutos o como mucho una hora que lo conozco y tengo la necesidad de luchar hasta morir por su causa no por la mía, es un líder nato.

-Puede que nosotros tengamos la solución.- digo y me fijo en como Tom inclina la cabeza para mirarme ya que es muy alto.- Podéis venir con nosotros, podemos ayudaros.

-Puede que tengas razón pero me habéis dicho que vuestro escondite ha sido encontrado. ¿Por qué deberíamos ir a otro lugar igual a este?

-Porque hay gente como la tuya que está en peligro. Necesitamos vuestra ayuda. Ya lo has visto, cuando estamos separados no podemos contra ellos pero unidos lograremos acabar con todos.

Con mis palabras intento ser como el, intento dar esperanza aunque no la haya e intento hacer que luche conmigo. Tom sonríe lo cual creo que es bueno.

-Está bien ayudaremos a vuestra gente pero después, ¿dónde iremos?

-A acabar con todo.


Tom nos hace de guía entre los largos pasillos y nos cuenta que antes ese lugar era un edificio en el que había varios pisos. Todo es diferente del lugar donde venimos, nuestra residencia era un hotel con diferentes pisos y con un patio que antes serviría para practicar deportes como fútbol o tenis y que ahora utilizábamos para entrenar. Sin embargo, en este lugar podían entrenar en un gran patio interior en el que estaban protegidos.

Pasamos por lo que dicen que es la enfermería que está en el tercer piso a una puerta a la derecha para ver a Axel y a Fin.

-No es muy práctico que la enfermería esté en la tercera planta, ¿y si la lesión se produce en la pierna? ¿Cómo podría subir las escaleras?- Pregunto mientras subimos las escaleras.

-Existen unos aparatos que sirven para subir y bajar, se llaman ascensores.- dice Tom riendo y me siento idiota por haber preguntado, pero Tom añade- me pareció que planta tres era la más práctica para poner la enfermería porque es la que está en medio.

Llegamos al tercer piso y entramos en la enfermería la cual no está vacía sino que parece que hay una reunión en ella.

-El primer mes encerrados no fue mal pero el siguiente fue de lo peor, la gente no tenía energías para nada y no podíamos aguantar más, hasta ahora.- nos explica.

Pasamos entre numerosas camas con gente sin energía que han perdido toda la esperanza que albergo en su corazón una vez cuando Tom apareció en sus vidas. No podía seguir mirando a toda esa gente desnutrida por el paso del tiempo pero no pude evitar ver a una de ellas, era una niña. Eso me enfadó, puedo comprender que Tom tuviera que reclutar al máximo de personas posibles pero no a una niña, no puede quitarle el derecho de vivir siendo tan pequeña, no puede quitarle su futuro. Mientras los demás seguían el camino y llegaban hasta donde estaban Axel y Fin, yo me quede petrificada al lado de aquella indefensa niña, pero no fui la única que dejo de andar.

-Se llama Sam- dice Tom y, cuando estoy a punto de recriminarle por lo insensible que es al traer aquí a una niña, el sigue hablando.- Sus padres murieron por culpa de Crouch y se quedó sola en el mundo con tan solo tres años. Decidí quedarme con ella porque sus padres eran grandes amigos, los conocí porque nos entrenamos juntos para ser soldados, y sentía que debía hacer algo. Ella creció creyendo que sus padres estaban en una larga misión, yo le dije que estaban en una guerra luchando como héroes pero no era así. Cinco años después, cuando tenía ocho, se enteró de toda la verdad y cayó en una terrible depresión. No consiguió salir; no comía, no dormía, no hablaba con nadie. Yo no sabía qué hacer, durante cinco años fue como una hija para mí pero no podía ayudarla si no me dejaba así que decidí crear La Resistencia para ayudar a otras personas rotas como ella y para acabar con el sufrimiento provocado por Crouch.

Por un momento me siento identificada con la pequeña niña ya que todos los síntomas que Tom ha numerado los he tenido. Me acerco un poco más y con mucho cuidado y miedo de hacerle daño muevo su pequeña muñeca hasta ver unos pequeños cortes-

-Sé que todo lo que hago no me ayudará a recuperarla- interviene Tom- y desde que llevamos encerrados esta aún peor y temo por su vida.

Pienso en lo que le puedo decir para consolar a una persona que está viendo como su ser más querido se está apagando poco a poco pero no tengo palabras que decir.

-No deberías haber visto eso.- dice Tom mientras aparta mi mano de la de la niña.- Seguro que a ella no le gustaría que viesen esa parte de ella.

-No tiene por qué avergonzarse. Casi todos tienen cicatrices. Muchas de ellas son peores que las suyas- y que las mías pienso- Pero la única diferencia es que las suyas son visibles y las de la mayoría no lo son.

La ResistenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora